Baloncesto
La obra maestra de Laso
La plantilla apunta de forma unánime al técnico como la clave de la Décima. Él insiste en que es un «tío normal». En cinco días, los «playoffs» de la Liga Endesa
La plantilla apunta de forma unánime al técnico como la clave de la Décima. Él insiste en que es un «tío normal». En cinco días, los «playoffs» de la Liga Endesa.
Pablo Laso (13-10-1967, Vitoria) presume de ser un «tío normal». Un «tío normal» que cuatro días antes de la semifinal de la Euroliga estaba buscando cómo convencer a su mujer para asistir a un concierto de Love of Lesbian en Rivas Vaciamadrid. Un «tío normal» que confiesa que el baloncesto es su vida y llega a su casa a las tres de la mañana después de ganar en Murcia y al día siguiente se ve los cinco partidos que hay de la Liga Endesa y remata el día libre con el primer choque entre los Celtics y los Cavaliers de la final del Este. Ese «tío normal» es el que ha convertido al Real Madrid en los últimos 7 años en un equipo que ha ganado más que en los 25 años anteriores. La «era Laso» se tasa en 14 títulos (2 Euroligas, 3 Ligas ACB, 5 Copas del Rey, 3 Supercopas de España y 1 Copa Intercontinental) y 20 finales jugadas de 28 posibles. Ese equipo antes de que llegara Laso acumulaba cuatro campañas sin levantar un trofeo, seis años sin lograr la Liga, 16 sin ganar la Copa de Europa, 19 sin ganar la Copa del Rey...
Laso, con permiso de Doncic, es el triunfador del título logrado en Belgrado. Además de los números lo dicen sus jugadores y varios ex que pasaron por el equipo y que no eran los que más minutos disponían. «Laso es el más importante de todos. Él nos entiende bien, es el entrenador perfecto para el Madrid», dice Llull. Nocioni, que fuera MVP en el anterior título de la Euroliga, apunta en la misma dirección: «Laso es fundamental. En el Madrid se habla de jugadores que vienen y van, pero el entrenador es capaz de meterles en su rol». Uno de los héroes de la final, Thompkins, asegura que no ha conocido un entrenador que cuide tanto a sus jugadores. Lo dice con fundamento: tuvo el permiso del técnico para pasar varias semanas en Estados Unidos por una enfermedad de su madre. Cuando volvió se convirtió en titular por las bajas, ganó toneladas de confianza y en la final ante el Fenerbahçe fue decisivo con acciones que hace algunos meses ni se le pasaban por la cabeza. Ahora cuando se refiere al equipo habla de «la familia». Otros como Draper o Darden, que estuvieron antes en el equipo como complementos, hablan de él como uno de los mejores entrenadores que han tenido.
Más que un entrenador
Este año ha sido más que un entrenador y ha sufrido como nunca. «Uno de mis hijos se ha puesto a llorar porque sabe todo lo que sufre su padre», contó en la celebración. Con 12 de 17 jugadores que han pasado por el quirófano o la enfermería no ha tenido al equipo al completo, salvo Kuzmic, hasta hace ocho días. Esa gestión de los recursos humanos ha sido fundamental en el desenlace de la Final Four. En diciembre hubo partidos en los que contó hasta siete bajas –«había más gente en la sala de recuperación que en la pista entrenándose»– y eso le obligó a inventarse un quinteto formado por Campazzo, Causeur, Taylor, Thompkins y Tavares. Los cuatro últimos, dos llegados este año y los otros dos, tipos a los que siempre se miró desde fuera con sospechas, fueron determinantes en la final.
Laso, que tiene contrato hasta 2020, no siempre vivió momentos tan felices en el banquillo blanco. Desde el principio hubo un sector de la afición que cuestionó su llegada. Su presentación incluso fue precipitada porque se temió una manifestación en el Bernabéu. En julio de 2014 tuvo pie y medio fuera, pero los responsables de la sección lograron frenar su salida y «sólo» echaron a sus ayudantes. Ahora, después de 15 meses sin un título, ya había quien empezaba a cuestionar su futuro. Su segunda Euroliga, la Décima del club, acallará a los críticos y a los que cuestionaban que el grupo tenía pendiente una gran victoria lejos del abrigo de su cancha. Ya la tienen.
El otro MVP
El técnico comentó en LA RAZÓN antes de viajar a Belgrado: «Veo a los chicos muy concentrados para una gran cita». El regreso de Llull, las horas previas al segundo partido ante el Panathinaikos en Atenas, la emotiva charla en el vestuario después de eliminar a los griegos –«a partir de ahora sólo nos pueden pasar cosas buenas»–, el uso en la final de una rotación de 12 jugadores en la que el que menos juega está en pista casi un cuarto entero... La obra maestra de Laso, el otro MVP de la «Final Four».
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