El penúltimo golpe de Dumoulin

El francés Alexis Gougeard (Ag2r) ha ganado la decimonovena etapa de la Vuelta, en la que el holandés Tom Dumoulin (Giant) reforzó el liderato con otros tres segundos de ventaja sobre el italiano Fabio Aru.

Fabio Aru se cayó en los primeros kilómetros de la etapa. Nada grave, pero suficiente para tener que solicitar la asistencia de los médicos. Dumoulin evitó la caída y sólo tuvo que cambiar de bicicleta. Era sólo un síntoma de lo que esperaba al final. Porque la batalla se plantea siempre desde el punto de vista del perseguidor. Tres segundos separan al holandés de Aru. Un suspiro que el italiano se tiene que esforzar en recortar.

Dumoulin se hace el planteamiento contrario. Tiene que buscar el terreno para distanciar más al ganador. Y lo encontró en el tramo de adoquín que conduce a la muralla de Ávila. La etapa estaba perdida, hacía ya varios minutos que Gougeard, el francés del Ag2R, había levantado los brazos en la meta. La pelea era por la general, por el rojo de Madrid. Y en el grupo de los favoritos sólo atacaba Valverde. Lo intentó dos veces en la subida a la Paramera, el último puerto antes de llegar a meta. Y, como no le dejaron marcharse, lo intentó una tercera. Ahora sí. Sabía Valverde que era un ataque condenado a morir. No tenía ya posibilidades de ganar la etapa y las opciones en la general son lejanas. «Si yo a por la general ya no voy», reconoce. «Pero cuando no tienes nada que perder lo intentas y lo vuelves a intentar», añade.

Su intento murió en los adoquines. Dumoulin había puesto a sus compañeros del Giant a tirar. Degenkolb, para el que el holandés no ha tenido problemas en trabajar para prepararle el esprint, le llevó de la mano. El trabajo ya era del líder, mucho más potente que sus rivales, más capaz en el infernal terreno que dirige hacia la muralla. Dumoulin se fue y sólo le siguió Dani Moreno. El maillot rojo, que después de la contrarreloj de Burgos reconocía que no sabía nada de los puertos que le esperaban hasta Madrid, sabía que ese terreno era bueno para él. Lo había estudiado. «Pensábamos atacar y lo he hecho», dice. Era un ataque para ganar tiempo, no para mostrar su fuerza ante los rivales. «No necesito demostrar nada», asegura el jersey rojo.

Y en el ataque dobló la ventaja que le sacaba a Aru. Tres segundos más. «Ha sido un buen día», reconoce. Con esos segundos, Dumoulin gana dos batallas, la del tiempo y la mental, aunque la segunda no le preocupa. «Sólo estoy centrado en ganar segundos», asegura. Y a eso se dedica. El líder de la carrera ha sabido manejar la presión hasta el momento como si fuera un veterano. «Siempre hay estrés, están siendo días duros y todo el mundo me ataca, pero me siento bien. No noto las piernas cansadas», advierte.

La Vuelta volverá a Galicia

«Galicia es uno de los territorios que más nos ha dado por la riqueza del recorrido, el cariño del público y por las posibilidades de construir una historia», explica Javier Guillén, el director general de Unipublic y de la Vuelta. La carrera regresará a Galicia el próximo año, con salida desde un balneario de la provincia de Orense. «Queremos promocionar el termalismo», explica el presidente de la Diputación de Orense, Manuel Baltar. La carrera saldrá desde Orense y pisará las cuatro provincias gallegas. «En Galicia hemos hecho muchas cosas y quedan muchas por hacer», dice Guillén. Se trata de hacer visible el litoral gallego y también el interior. «La primera etapa discurrirá toda por asfalto», bromea el director de la carrera después de los incidentes de la salida en Marbella. Aunque se mantendrá la innovación en la plataforma de salida y en la llegada.