Real Madrid

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No tan secundarios

Las lesiones y la confianza de Zidane han dado protagonismo a la clase media del Madrid.

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Las lesiones y la confianza de Zidane han dado protagonismo a la clase media del Madrid.

Si se lesionan Ramos y Pepe, pues juega Nacho, que también aparece si hay que dar descanso a Marcelo, Danilo se despista o Coentrao no está disponible. Si el que va a estar una temporada fuera es Gareth Bale, Lucas Vázquez sube su nivel de importancia y se convierte en la pieza ideal para cambiar el sistema y jugar con cuatro centrocampistas. Lo mismo sucede si un partido está atascado y hacen falta llegada por bandas y desborde. Cuando Benzema está de baja o vuelve, pero no tiene nivel físico para jugar 90 minutos, entonces es el turno de Morata. Y si Casemiro recibe un fuerte golpe en la espinilla y le diagnostican una fisura que requiere mucho tiempo de recuperación, Zidane apunta con su índice a Kovacic, que gana en confianza y acaba por ser el mejor centrocampista en varios partidos.

Son secundarios, pero no tanto por culpa de las circunstancias, de la confianza que tiene en ellos Zidane y del buen trabajo que hacen en silencio esperando una oportunidad. No son las grandes estrellas ni titulares indiscutibles, pero también contribuyen a que Zizou esté encantado con la plantilla que tiene y han puesto de su parte para que la racha de partidos sin perder ya esté en 37 encuentros. Son chicos para todo que dan la razón al técnico cuando asegura que todos serán importantes, quizá decisivos, en algún momento del curso. Morata ya suma 9 goles, que han servido, por ejemplo, para sumar los tres puntos ante el Athletic y el Sporting de Portugal o para desatascar el partido del Deportivo. No tiene la condición de indiscutible de Cristiano, Benzema, Bale, Modric o Ramos, pero no es un elemento decorativo, como sucede, por ejemplo, con algunos futbolistas del Barcelona, en los que Luis Enrique ni siquiera piensa para dar la vuelta a choques que se complican. En el Real Madrid, el propio Morata o Lucas son un recurso que muchas veces acaba siendo la mejor solución.

Un buen ejemplo es Kovacic, un chico joven (22 años), con espíritu ofensivo, pero que va aprendiendo a jugar un poco más atrás. Sin Casemiro, fue poniéndose galones hasta el punto de que se llegó a dejar de extrañar el equilibrio que otorga al equipo el brasileño. Con su regreso, el croata ha vuelto a jugar menos, aunque con Zidane sabe que volverá a tener su cuota de responsabilidad más adelante. «Cuento con todos», repite el entrenador, que es lo que le dijo a Isco y a James cuando les sobrevolaron rumores de traspaso. El malagueño pasó una mala etapa, se recuperó y ha dejado actuaciones como la del derbi en el Vicente Calderón. Tanto él como el colombiano están más arriba que los secundarios en la jerarquía de la plantilla, aunque la ley es la misma para todos. Con trabajo, hay premio. Si no, que se lo pregunten a Mariano.