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Fútbol

El nuevo equipo italiano del bisnieto del Mussolini que genera polémica

Romano es una de las grandes sensaciones futbolísticas del país

Polémica en Italia tras el primer gol del bisnieto de Mussolini: " La grada corea su nombre entre saludos fascistas" .

En Italia, el fútbol rara vez es solo fútbol. Es identidad, política, historia… y, a veces, una herencia incómoda. Así se presenta Romano Floriani Mussolini, el joven futbolista que esta temporada jugará en la Serie A con el Cremonese, cedido por la Lazio. Tiene 22 años, corre la banda con solvencia, y carga sobre su espalda un apellido que resuena en cada rincón del país.

Romano es bisnieto de Benito Mussolini, una figura que divide a la sociedad italiana incluso casi 80 años después de su muerte. Pero él, al menos en lo que respecta al fútbol, intenta mirar solo hacia adelante. “No elegí nacer con este nombre, pero sí elegí dedicarme al deporte”, llegó a decir en una entrevista breve hace dos años, cuando debutó profesionalmente.

Hasta ahora, su carrera ha sido silenciosa pero constante. Tras formarse en la cantera de la Roma, cambió de acera y progresó en las categorías inferiores de la Lazio. Pasó luego por el Pescara y la Juve Stabia, donde acumuló minutos y experiencia en el barro de las divisiones bajas. Ahora, con la camiseta del Cremonese, se asoma a la élite del fútbol italiano por primera vez. Será su prueba de fuego.

Y es que, si bien los aficionados pueden emocionarse con su despliegue físico o su capacidad de recorrido por la banda, los titulares inevitablemente apuntan al mismo sitio: su árbol genealógico. ¿Es posible en Italia —o en cualquier parte— escapar de la historia cuando la llevas en el DNI? En el estadio, cada cruce de balón y cada gol parecen ir acompañados de un murmullo que no habla de táctica, sino de memoria.

No ayuda que algunos sectores ultras hayan querido convertir sus apariciones en tribuna ideológica. Tampoco que haya quienes, sin verle jugar un solo minuto, ya tengan una opinión formada sobre él. Aun así, Romano se mantiene al margen. No ha dado discursos, no ha buscado notoriedad. Solo juega.

La dirección deportiva del Cremonese, por su parte, ha apostado por él como una promesa en desarrollo. Lo ven como un futbolista versátil, capaz de adaptarse tanto al lateral como al centro del campo. Sin embargo, son conscientes de que lo que está en juego es más que rendimiento deportivo: es cómo manejar un apellido que genera titulares sin necesidad de que haya un balón de por medio.

En un país donde la política y el deporte a menudo caminan juntos —a veces demasiado juntos—, Romano Mussolini pisa el césped con una determinación que habla de futuro, aunque su nombre evoque el pasado. Y tal vez ese sea su mayor desafío: ser, por fin, juzgado solo por lo que haga con los pies.