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José Antonio Reyes circulaba a más de 220 km/h

El futbolista José Antonio Reyes, fallecido el sábado en un accidente de tráfico en el que también murió su primo, circulaba a más de 220 kilómetros por hora, según ha podido confirmar la Guardia Civil de Tráfico.

El futbolista José Antonio Reyes, fallecido el sábado en un accidente de tráfico en el que también murió su primo, circulaba a más de 220 kilómetros por hora, según ha podido confirmar la Guardia Civil de Tráfico.

Así lo han indicado a Efe fuentes del instituto armado, que han señalado que no se puede saber, al menos de momento, la velocidad exacta a la que viajaban, pero sí que era superior a 220 km/hora en un tramo que está limitado a 120.

«El de Reyes es un caso muy visible, pero llevamos 411 muertos en carreteras este año», ha asegurado esta mañana el director general de Tráfico en funciones, Pere Navarro. «Y detrás de este caso claro que está la velocidad, pero se está acabando de hacer la investigación para tener todos los detalles», concretó el director general de Tráfico en funciones antes de participar en la presentación del libro «La movilidad al trabajo: un reto pendiente», de Manel Ferri. «Salida de vía, vuelta e incendio es un problema de velocidad y en seguridad vial la alta velocidad es lo que mata», continuó. A propósito de las velocidades que se han publicado (237 km/h) a las que podía ir el vehículo del futbolista, que falleció junto con un familiar, Navarro afirma que «vale la pena asegurarse, ya que es mejor hacerlo bien que hacerlo rápido». Pide tiempo para la Guardia Civil, pero afirma que la investigación «no es tan complicada».

«Reyes era un gran deportista, pero es evidente que como conductor... Uno puede comprar un coche cinco estrellas, con medidas de seguridad, pero las pruebas se hacen a 63 kilómetros por hora y si vas a alta velocidad y te estrellas no te va a servir de nada», continuó.

La reflexión de Pere Navarro fue más allá: «Comprar un coche que puede ir a más de 200 solo te puede llevar a la cárcel». «Llevamos 50 años culpando al conductor de los accidentes de tráfico porque a veces corre, bebe o se distrae, y a lo mejor si hubiésemos diseñado un sistema pensando que el conductor a veces bebe, corre o se distrae, habríamos evitado muchos accidentes», concluyó.