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Quique Setién, técnico del Betis: No todos quieren al gurú

Criticado por buena parte del beticismo, el entrenador tiene a la plantilla encantada

Quique Setién, técnico del Betis
Quique Setién, técnico del Betislarazon

Criticado por buena parte del beticismo, el entrenador tiene a la plantilla encantada.

Todos los indicadores deportivos están en verde desde que Quique Setién aterrizó en el Real Betis. Llegaba, en el verano de 2017, a un club embarrado de mediocridad y no sólo lo metió en competición europea cinco años después, sino que lo hizo desarrollando un estilo atractivo y desacomplejado, gracias al cual veteranos como Guardado o Joaquín corrían como juveniles y noveles como Fabián –traspasado al Nápoles por 35 millones–, Júnior o Loren eclosionaban con fulgor. En año y medio, el Betis de Setién ha sido sexto, vuelve a estar sexto y continúa con vida en la Copa y en la Liga Europa. ¿Quién dice que el cántabro es un esteta que desatiende por los resultados?

Por el camino, además, se entretuvo en dejar varias actuaciones para la historia, como los triunfos en el Bernabéu, el Camp Nou o San Siro y esa manita histórica que le endosó en el Sánchez Pizjuán a un Sevilla que era hegemónico en la ciudad, pero ante el que Setién está invicto: dos triunfos y un empate en tres derbis. Sin embargo, esta noche a las 20:40, cuando la megafonía del Villamarín recite las alineaciones, la mayoría de los 50.000 béticos presentes silbará al pronunciarse el nombre de su entrenador.

De Quique Setién, experto ajedrecista, se dice en las entrañas de Heliópolis que es «tan inteligente como terco». Según un trabajador con varios trienios en el Betis, el cántabro «es un técnico brillante, cuya principal virtud es su capacidad para hacer que los futbolistas crean en su estilo. A la mayoría del plantel, lo tiene en el bolsillo». Sin embargo, también a la grada le pide adhesión inquebrantable a su idea y no deja pasar una oportunidad para quejarse de que a un gran sector del beticismo «sólo le importen los resultados». Así se lo hizo ver en el pasado septiembre, en pleno partido frente al Athletic Club, cuando se giró hacia la tribuna para espetar: «¿Qué coj... queréis? Idos a tomar por cu...».

Las altas instancias del club ya le han dado varios avisos para que atempere sus formas o, al menos, se corte al mostrar su desapego al Betis. «Le he dicho a Bartra que algo estará haciendo mal para que estar aquí y no en un club más grande», declaró poco después. Esta misma semana, se deshizo en elogios hacia la afición del Huesca –su verdugo el sábado pasado– por «haber animado a un equipo con ocho puntos. Es más fácil alcanzar los objetivos cuando todo el mundo rema en la misma dirección». Había 7.000 personas en El Alcoraz, cuando un entrenamiento a puerta abierta del Betis concita a más del triple...

El Betis funciona, de momento, por la buena combinación de dos caracteres radicalmente opuestos como Setién y el estratega en los despachos, Lorenzo Serra Ferrer, un personaje blindado por el entorno del club que acapara los méritos del éxito y, cuando las cosas se tuercen, repele las críticas porque éstas siempre van directas al banquillo. El Real Betis ha encontrado, además de a un entrenador competente, a un perfecto cabeza de turco.