Espectáculo
Pablo Carreño se inventa un golpe que no se había visto en tenis... desde la pista del rival (vídeo)
El gijonés se sacó de encima un partido muy complicado ante el neerlandés Tallon Griekspoor (6-3, 6-7 [6/8], 7-6 [7/3], 3-6 y 6-4)
Pablo Carreño tenía uno de esos partidos trampa que a veces se dan en las primeras ronda de los Grand Slams. El neerlandés Tallon Griekspoor es el número 62 de la ATP, pero el curso pasado encadenó una racha de 26 triunfos consecutivos para conquistar cinco Challerger de forma consecutiva (Murcia, Nápoles 1, Nápoles 2, Tenerife y Bratislava). No perdía desde septiembre. En Melbourne iba a ser rival de Rafa Nadal y no jugó el duelo por unas molestias. Carreño sabía que no tendría una jornada fácil y necesitó 4 horas y 10 minutos para superar a la siguiente ronda. En todo ese rato le dio tiempo a inventarse uno de los puntos, por lo menos, del torneo. Y es que no se había visto en una pista de tenis. Dominaba Griekspoor y lo tenía fácil: iba a cerrar el punto con un remate que ejecutó mal y la pelota pegó en la cinta, pero pasó y cogió un efecto tan raro que retrocedió. El español corrió con fe y se vio obligado a golpear a la pelota ya metido en el otro lado de la pista, el de su rival, como si se tratara un partido de pádel cuando salen por la puerta. Lo hizo por el lateral, claro, porque en caso de tocar la red le hubieran dado el punto por perdido.
Griekspoor se quedó apoyado en la red un rato. No se lo podía creer porque además con esa genialidad logró el gijonés ponerse break arriba y 5-3 en el tercer set, aunque para llevárselo todavía tendría que jugar el tie break. Carreño, que disputó una buena ATP Cup, cediendo sólo en la final ante el talentoso Shapovalov, accede a la tercera ronda del US Open por sexta vez consecutiva. No falla desde 2017, y en 2018 y 2019 se plantó en los octavos de final. Su rival será el joven estadounidense Sebastian Korda, de 21 años, hijo del clásico Petr Korda, jugador checo de finales del siglo pasado que llegó a ser número dos del mundo, campeón del Open de Australia (1998) y finalista en Roland Garros (1992). Sebastian es uno de los nuevos talentos del circuito, campeón en las pistas de Melbourne, pero en la modalidad júnior, en 1998. Se ha forjado en la mítica academia de Nick Bollettieri y también tuvo un encuentro de segunda ronda durísimo ante el francés Corentin Moutet, al que superó por 3-6, 6-4, 6-7 (2/7), 7-5, 7-6 (8/6) en 4 horas y 47 minutos.
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