Cargando...

Pekín

«No me obsesiona el número uno»

Rafa se mostró contento cuando finalizó el encuentro con el italiano Fognini, al que venció en tres sets larazon

Rafa Nadal volverá a ser número uno del mundo. Es más, cuando usted lea estas líneas puede que ya lo sea, porque la pasada madrugada se enfrentó con el checo Berdych en las semifinales de Pekín y en caso de triunfo recuperará la corona mundial de forma virtual –el lunes sería real–, suceda lo que suceda en la final. En caso negativo, el ascenso a la cima se producirá en el próximo torneo o en el siguiente. Es cuestión de tiempo. Ese «título», el de ser oficialmente el mejor, no es un objetivo en sí, es una consecuencia de lo que sí es verdaderamente un objetivo: ganar partidos y sumar torneos. «Mejor el dos que el tres o el uno que el dos, pero no es una obsesión y nunca lo ha sido. No cambio mi calendario pensando en ello. Intento hacerlo lo mejor posible día a día», repetía ayer el manacorense después de vencer su duelo número 64 del curso, el vigésimo sexto consecutivo en pista dura, superficie sobre la que no ha perdido en 2013. Y ayer quizá fue el día que más cerca estuvo de hacerlo, ante el italiano Fognini (2-6, 6-4 y 6-1).

Todo empezó con un mal gesto en los primeros juegos y con una caída en la que se golpeó la maldita articulación izquierda, la que le obligó a estar ocho meses parado y que de vez en cuando le da problemas, aunque haya aprendido a convivir con el dolor. «Cuando pasa algo en la rodilla es complicado mentalmente porque la memoria está fresca y no puedes concentrarte», comentó el español a Efe. Algo así le sucedió en Wimbledon contra Darcis y Rafa cayó en primera ronda. El miedo se instala en la cabeza y le limita. Ayer no llegó a tanto. El manacorense cedió el primer set y perdía 4-1 en el segundo. Fognini, pupilo de José Perlas, tuvo incluso una pelota para colocarse 5-1 y saque –también había tenido dos para llegar al 4-0–, pero Rafa sacó el instinto de supervivencia de siempre en los momentos claves para remontar. Fognini falló una derecha, Nadal ganó su saque e hizo «break» al siguiente juego y ya fue imparable. «Creo que no será nada», dijo Rafa respecto a su rodilla. El hielo y los masajes fueron sus compañeros después del choque para poder afrontar sin problemas el siguiente reto. «Ya estoy acostumbrado», concluyó Nadal, el próximo número uno.