Roland Garros
Ave fénix Djokovic: pasa de ser tratado en la rodilla derecha a otra resurrección milagrosa para ganar a Cerundolo y meterse en cuartos de Roland Garros
El serbio fue tratado por el fisio en varias ocasiones y llegó a ir dos sets a uno y break abajo en el cuarto set, pero remontó para imponerse por 6-1, 5-7, 3-6, 7-5 y 6-3
Novak Djokovic lo volvió a hacer. El número uno sacó adelante un partido en el que hubo un momento en el que parecía que estaba perdido, tocado y casi hundido. Fran Cerundolo se relamía cuando ganaba dos sets a uno y tenía un break de ventaja en el cuarto, pero entonces tembló un poco y el serbio se vino arriba, recuperó la rotura y pegó un grito porque el encuentro estaba ya donde él quería. Se lo terminó llevando por 6-1, 5-7, 3-6, 7-5 y 6-3 en cuatro horas y 39 minutos.
Antes de ese berrido de Nole, que todo el mundo estaba esperando, habían pasado muchas cosas. Después, también, pero vayamos por partes. El comienzo del encuentro parecía sencillo para el favorito. Tras salvar dos pelotas de break, el serbio imponía su talento en los intercambios y sumó el primer parcial sin demasiados apuros. Entonces llegó la desgracia. En un resto, Djokovic se quejó de la rodilla derecha. Se la tocaba, cojeaba. Estaba como encasquillada. Perdió el juego que le ponía 2-1 abajo en ese segundo parcial, sin breaks, y pidió el tiempo médico antes de intentar como colocarse la articulación él mismo. Le dieron un masaje bastante fuerte y las muestras de dolor del tenista serbio eran claras.
El partido se reanudó y Novak pareció limitado, pero aguantaba. En cada descanso volvía el fisio. La zona, por cierto, la tenía vendada cuando llegó a las instalaciones de Roland Garros por la mañana. Hay que recordar también que su duelo contra Lorenzo Musetti acabó a las 3:07 de la madrugada del sábado al domingo, y no se acostó hasta las seis esa misma noche, aunque ha tenido un día de descanso. Cerundolo no rentabilizaba sus oportunidades en ese primer instante: doce bolas de break desaprovechó, hasta que por fin consiguió la rotura para igualar el partido. Tampoco es fácil gestionar esas situaciones para el que está sano, y menos cuando enfrente hay una leyenda de su deporte.
El juego psicológico de Djokovic
Nole parecía ya algo más suelto y no le trataban en los parones, pero seguía sin ser él, además, molesto con todo. Se enfadó con el sol, con el público, con su banquillo... Se fue al suelo varias veces, e insistió en su queja, que no es nueva, de que las pistas están peligrosas. Su partido estaba lleno de altibajos porque después de que parecía que hubiera superado los problemas, de nuevo corría con dificultad y cuando perdía un punto lo exteriorizaba demasiado. Es absurdo pensar que con 6-1 en el primer set parara a propósito durante diez minutos y se cortara el ritmo si no tenía daño de verdad, pero después sabe utilizar todo lo que tiene como nadie. Las miradas al suelo, el andar cansado, los gestos de estirar la rodilla... Se encarga de que el contrario lo vea para que piense o para que sienta que ya lo tiene.
Cerundolo no se inmutó en un primer momento y volaba. Tiraba buenas dejadas, derechas ganadoras, aguantaba el intercambio de reveses... Novak empezó a seleccionar a por qué pelotas iba y a por cuales no, para medir sus fuerzas o tal vez también por ese juego psicológico. Cuando estaba contra las cuerdas con 4-3 en el cuarto, llegó su rotura. Ahí sí se encogió un poco el argentino. El ganador de 24 Grand Slams recuperó terreno, equilibró el choque y comenzó con rotura el quinto y definitivo set.
En ese momento, Cerundolo se soltó de nuevo. Ya no tenía demasiado que perder y el encuentro ofreció un quinto set de poder a poder. Recuperó el break Fran y se vieron puntos de muchísimo nivel, con Nole ya sin demasiados problemas de movilidad y persiguiendo todas las pelotas. El arreón definitivo llegó en un momento inesperado. Era un juego cómodo del «albiceleste», 40-0, tres oportunidades para el 4-4, pero el serbio ya estaba en modo máquina, sin fallar una pelota que no tocaba, y logró tomar la ventaja que después confirmó con su saque. El último punto lo paró él. Pensaba que la bola era fuera, y lo era.
Es fiel a su cita con los cuartos, como en los últimos once Grand Slams que ha disputado.
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