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Directora a velo descubierto

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Sea cual sea la trayectoria de «La bicicleta verde», su directora, Haifaa Al Mansour, ya ha hecho historia.

Sea cual sea la trayectoria de «La bicicleta verde», su directora, Haifaa Al Mansour, ya ha hecho historia. No sólo se ha convertido en la primera mujer de Arabia Saudí en realizar una película, también se trata del primer largometraje rodado íntegramente en este país. «Espero que inspire a otras mujeres, no para que sean cineastas, sino para que utilicen su potencial, no se rindan nunca y persigan sus sueños», explicó la realizadora. Su hito, su historia y lo que cuenta en la película son tres vértices de un mismo triángulo: la lucha de la niña protagonista, conseguir una bicicleta en un lugar en el que acaban de prohibir en los restaurantes contratar a mujeres como camareras es la metáfora para explicar lo que significa hacer cine en Arabia Saudí.

Retrato de la cotidianidad

«No tuve problemas para conseguir los permisos porque me ceñí a las normas que existen para la televisión, pero la primera dificultad surge cuando constatas que no existe infraestructura para hacer cine. El acceso a las localizaciones a veces se complicaba porque la gente no entiende cómo funciona. El problema es que no podemos perder ni un día de rodaje ya que los presupuestos no son altos y si hay tormentas de arena no se puede rodar», explica la directora, que también sufrió la discriminación común a todas las mujeres: «El segundo gran inconveniente es la segregación. Se supone que hombres y mujeres no pueden estar juntos en un lugar de trabajo. Así que yo tenía que estar en una furgoneta separada y hablar con los técnicos a través de un «walkie talkie». Fue duro y frustrante para mí como realizadora no estar en el set y dirigir a los actores. Pero ese desafío no me iba a detener», añade.

Su frustración no derivó en una película teñida de drama ni de reivindicación. En la línea de un nuevo cine hecho en Oriente Próximo («Nader y Simin, una separación», de Fahardi, o el cine de Nadine Labaki son algunos ejemplos), la tragedia ha dado paso al retrato de la cotidianidad: «No quería que la película fuera aterradora, ni sobre alguien al que han robado o violado. Deseaba contar una historia entretenida e inspiradora, que haga que las mujeres crean en sí mismas. También es importante mostrar que la gente tiene éxito y es capaz de hacer realidad sus sueños. Tampoco era mi intención basarla en mi experiencia, sino retratar un pedazo de cotidianidad y que el espectador saque las conclusiones por sí mismo. No me gusta la idea de ser una acusadora ni decir lo que está bien y lo que está mal. No me corresponde», asegura.

Sobre el impacto que ha tenido este largometraje en Arabia Saudí poco podemos saber: no se estrenará en salas porque el cine está prohibido en ese país. «Lo hará sólo en DVD y en televisión», responde, resignada, Al Mansour, que, a pesar de vivir en Bahrein, es conocedora de la situación en su país. «Está cambiando en cuanto a las mujeres. Participan más en política y socialmente ejercen mayores responsabilidades y poder, además de ser más respetadas. En todo caso, es un proceso muy lento porque Arabia Saudí es muy conservadora», termina la directora.