Tu economia

“Las redes son una herramienta excepcional de relación y conocimiento del cliente. Es impensable no aprovecharlas”

Entrevista a Amalia Blanco, directora general adjunta de Bankia

Amalia Blanco
Amalia BlancoDani Guerenu

– ¿Qué hace una auditora como directora de Comunicación?

– Estudie ICADE E3 (Derecho y Económicas) y empecé en Arthur Andersen, en auditoría del sector financiero. Fiché por el Banco Santander: 10 años en Auditoria Interna y como «controller» de banca de inversión. ¡Me pillaron todas la «due dilligence» habidas y por haber! Cuando fui madre, me reincorporé a mi puesto a las tres semanas y dos después estaba subida a un avión. En 1999, el Santander se fusiona con el Central Hispano, y salgo. Estaba agotada, había sido muy duro, mucha responsabilidad y viajes. Me digo: «No vuelvo a trabajar por cuenta ajena», y mientras pensaba qué hacer, me apunté a cocina, a baile de salón, y hasta me estuve preparando para hacer el Camino de Santiago, aunque no lo hice, porque me fichó Hidrocantábrico. Después, Ferrovial me ofreció llevar la relación con los inversores y les dije que no, hasta que Rafael del Pino me dijo: «¿Y si te doy también la Comunicación?». ¡Eso sÍ me pareció interesante! Algo nuevo. Y, llevando ambas cosas, descubrí que a mi lo que de verdad me gusta es la comunicación.

– Será por eso que usted es una directora de Comunicación diferente. Brilla en las redes sociales, muestra parte de su vida, opina abiertamente, apoya al Atlético de Madrid y cuestiona lo que haga falta, pero, además, es empresaria. ¿Cómo ha conseguido que una gran compañía, un banco, se lo permita?

– En 2004, mi hermano emprendió y me involucró como accionista. Montamos Notro Films, una distribuidora de películas, y en 2006 facturábamos 20 millones de euros. Dejé Ferrovial y en 2007, nos compraron y nos integramos en Vertice 360 con un compromiso de permanencia y no competencia de tres años. Cumplido el plazo, montamos A Contracorriente Films y, en ello estaba, cuando me llamó Jose Ignacio Goirigolzarri.

– ¿Y qué le dijo?

– Pues algo muy importante: «Valora si donde estás es dónde más puedes contribuir y aportar a este país». Me vine a Bankia con la condición de seguir con mi propia empresa, de la que soy socia y presidenta. Hoy, soy una convencida de que es interesante para cualquier compañía que sus trabajadores tengan otras actividades y experiencias. Es solo una cuestión de tiempos y de imagen. Lo que hay que tener claro es quién te paga. A mí, Bankia.

– ¿Cree que las empresas comprenderán pronto ese punto?

– Tocar varios palos a lo largo de tu vida profesional es reflejo de una actitud ante la vida y garantía de que eres una persona interesante. Personalmente, me gusta rodearme de equipos que tengan esta cualidad.

– ¿Y lo de las redes? Es usted toda una estrella en Twitter.

– Sin duda, es mi favorita, hay gente absolutamente brillante en ella, capaz de rozar la genialidad en 140 caracteres. En Facebook, no estoy, Instagram, lo uso poco, y Linkedin... me gusta, pero no tengo tiempo de leerme muchas reflexiones sesudas. Ya estaba en redes antes de llegar a Bankia. Opino educadamente y con naturalidad. Si pensase que eso perjudica a mi banco, no lo haría, pero creo que aporta valor y animo a otros a usarlas porque son una herramienta excepcional de relación y conocimiento del cliente. Que un banco tenga esta herramienta hoy a mano y no la use sería absurdo.

– ¿No temen, como otras compañías, que se les vaya de las manos?

– Las redes solo requieren de sentido común. El tono se aprende y animamos a nuestros empleados a que estén, aunque solo sea para escuchar, ver tendencias o qué se está opinando. Las redes rejuvenecen a Bankia, generan confianza y dan una imagen actualizada de la compañía.