Unión Europea

La UE recurre a la ingeniería financiera para su Pacto Verde de 1 billón de euros

Una 25% del presupuesto europeo se reorientará para financiar políticas ecológicas

Contaminación en Madrid
Capa de contaminación sobre la ciudad de Madrid vista desde GetafeJuan Carlos HidalgoEFE

El Ejecutivo comunitario acaba de desvelar su propuesta de financiación del Pacto Verde Europeo con el objetivo de movilizar un billón de euros en la próxima década. Ante la delicada situación de las negociaciones sobre el nuevo marco financiero europeo plurianual 2021-2027, la Comisión aspira a alcanzar esta imponente cifra gracias en parte a la contribución del sector privado y la cofinanciación de los Estados. También propone modificar el régimen de ayudas de Estado para las inversiones verdes y contar con el poderoso instrumento del Banco Europeo de Inversiones como palanca. El propósito con este iniciativa reside en que la práctica totalidad de las políticas europeas estén teñidas de verde en lo que supone una transformación radical de la economía europea. La presidenta del Ejecutivo comunitario ha bautizado su Pacto Verde como el momento del “hombre en la luna” y fuentes diplomáticas comparan esta iniciativa con la creación del mercado único.

El propósito es alcanzar cero emisiones contaminantes en el año 2050 y que el club comunitario se convierta en adalid global en la lucha contra el calentamiento global ante las reticencias de EE UU y China. Según este texto, una cuarta parte del presupuesto comunitario se dedicará a políticas verdes, lo que incluirá también a la Agricultura y los fondos de cohesión que reciben las regiones europeas. Esta cantidad podrá alcanzar el medio billón de euros gracias a la contribución de los Estados europeos con sus propios presupuestos nacionales.

En esta propuesta, también adquiere principal protagonismo el programa Invest EU, el sustituto del antes denominado Plan Juncker, en alusión al anterior presidente del ejecutivo comunitario. La filosofía de este plan, aún con nombre distinto, sigue siendo la misma: convencer al sector privado de la necesidad de invertir gracias a la garantía del dinero europeo. A través de esta sofisticada ingeniería financiera, Bruselas aspira a movilizar 280.000 millones de euros, más de la cuarta parte de todo el montante pero sólo habrá un 40% de dinero contante y sonante en forma de aval del presupuesto comunitario. Ya el plan Juncker sufrió constantes críticas por recurrir a la ingeniería financiera y fue calificado como el “cuento de la lechera” en numerosas ocasiones, pero sus relativos buenos resultados hacen que el ejecutivo comunitario quiera redoblar la apuesta. Se espera que el 30% de esta partida se dedique a los proyectos de transición ecológica que pueden provocar mayor aversión al riesgo por parte del sector privado.

Como última pata, la puesta en marcha de un fondo de transición por valor de 143.000 millones de euros que sirva para paliar los efectos de este nuevo modelo económico en aquellas regiones con una alta dependencia al carbón, entre las que se encuentran las de los países del Este y algunas regiones alemanas. En la última cumbre europea, fue imposible llegar a un acuerdo sobre el objetivo de neutralidad climática ante el veto por parte de Polonia. Las cancillerías europeas volverán a plantear este debate en el mes de junio, cuando ya se haya producido una acuerdo sobre el nuevo marco financiero y las cuentas estén más claras.