Empresas
El contraataque de Álvarez-Pallete
El presidente de Telefónica mueve ficha y se adelanta a la competencia con un «encendido» de 5G que espera llegar a tres de cada cuatro españoles en 2020
La retirada de César Alierta como máximo responsable de Telefónica en 2016 abrió las puertas de la Presidencia a su delfín y por entonces CEO de la compañía, José María Álvarez-Pallete. Fue propuesto por el propio Alierta, quien aseguró que lo consideraba el directivo más preparado para afrontar con éxito los retos que imponía la revolución digital. Y es que la Telefónica de 2020 poco, o nada, tiene que ver con la de hace apenas una década, y mucho menos con aquella Compañía Nacional Telefónica nacida hace ya casi un siglo.
«Es imposible adivinar el futuro, pero estoy convencido de que la mejor manera de predecirlo es crearlo. Y el futuro de Telefónica empezamos a escribirlo hoy». De esta forma se dirigía el pasado mes de noviembre Álvarez-Pallete a los grupos de interés de la empresa. A través de una carta, en la que presentaba un nuevo plan de acción de Telefónica, reconocía que el modelo que tantos éxitos había dado a la compañía estaba agotado.
Enviaba así un mensaje a inversores y accionistas en el que les dejaba claro que Telefónica buscaba liderar la «cuarta revolución industrial» en España y en Europa, algo intrínsecamente unido al despliegue del 5G.
Aunque estaba previsto que Telefónica moviera ficha en este sentido (ninguna operadora puede perder este tren), y más después de los pasos dados por la competencia, sí que ha resultado sorprendente por la celeridad en hacerlo (esta misma semana) y también por su amplia cobertura (espera alcanzar el 75% de la población española antes de que concluya el año).
Un nuevo paso al frente del máximo responsable de la compañía que tiene varias lecturas, pero que sin duda le reafirma al frente de la operadora, pese a la complicada coyuntura a la que se enfrenta, más allá incluso de hipotéticas críticas de algunos accionistas y de los rumores –inevitables en la actual tensión de los mercados– sobre una posible adquisición por parte de alguna rival a expensas de su actual capitalización (17.800 millones de euros).
El coronavirus ha torpedeado la estrategia de Álvarez-Pallete en plena línea de flotación, pero paradójicamente ha fortalecido su liderazgo. La compañía ha destinado importantes recursos de forma desinteresada durante lo peor de la pandemia; y con un uso de la red disparado, ésta respondió ofertando más megas sin subir precio. La fibra óptica española, en su mayor parte de Telefónica, supera a la suma de las de Reino Unido, Alemania, Francia e Italia.
El anuncio del «encendido» 5G por parte de Telefónica cobra ahora más sentido que nunca, ya que muestra su «músculo» en un momento como el actual, en el que la digitalización cobra todo el protagonismo, puesto que la crisis sanitaria está acelerando el uso de las redes de telecomunicaciones y el teletrabajo.
«La presentación del 5G a ''bombo y platillo'' tiene mucho de estrategia empresarial.Es una forma de sacar pecho frente a la competencia, demostrando que Telefónica continúa siendo el operador de referencia, y el abanderado en España en el despliegue de tecnologías de la Información y Comunicación. Pero también es un paso absolutamente necesario», explica Miguel Ángel del Barrio, profesor de IEB.
Sin embargo, pese a que el lanzamiento del 5G es una noticia muy positiva para la compañía, también requerirá importantes inversiones, empezando por el elevado coste de las licencias del uso del espectro radioeléctrico necesarias para el desarrollo de las futuras redes móviles 5G, un verdadero «maná» para las maltrechas arcas públicas de no pocos Estados, incluido España. «Desde la aparición del móvil y la banda ancha no salía nada tan revolucionario como esta tecnología. Pero lo que hemos visto hasta ahora para tomar como referencia es la subasta de frecuencias que se hizo en Alemania, que supuso una inversión enorme por parte de las operadoras, e imagino que en el resto de países también serán costosas porque los Estados necesitan ingresos, y más con la COVID. Ha empezado el despliegue, pero hasta 2021-2022 no creemos que se extienda y comercialice de forma generalizada. No solo depende de las operadoras, las infraestructuras no están listas y falta que otras compañías, especialmente de terminales, empiecen a desarrollar productos con tecnología 5G», opina Iván San Félix, analista de Renta 4.
Aunque la crisis ha servido para demostrar el carácter de «utilities» que tienen las comunicaciones en la vida de las personas, lo cierto es que, por el momento, no se está traduciendo en resultados. El aumento salvaje de la competencia ha mermado su facturación y su rentabilidad, a lo que se une un elevado endeudamiento que, en el caso de Telefónica, se sitúa en el 349,26% de los fondos propios. Pese a lo abultado de la cifra, la dirección ya ha tomado varias decisiones en los últimos tiempos encaminadas a reducir la deuda que están dando resultado.
El hecho de que la nueva tecnología sea la base sobre la que se va sustentar la sociedad del futuro (sus aplicaciones en la vida diaria serán innumerables. Por ejemplo, es esencial para el despegue del coche autónomo o la Smart City), coloca a Telefónica en un nuevo punto de partida, compatible con la estrategia de creación de valor en el medio y largo plazo que el presidente de Telefónica ha defendido desde que asumió la Presidencia del grupo. «Álvarez-Pallete dispone, por un lado, de una oportunidad de oro para liderar el cambio tecnológico en Europa y, por otro, de tratar de generar confianza en la comunidad inversora, que lleva penalizando a las acciones desde 2015», expone Sergio Ávila, analista de IG.
Apoyos
Pese a esa fotografía, y a los posibles intereses políticos y empresariales que puedan ir en su contra, el apoyo a la gestión del presidente va en aumento entre los analistas. «Telefónica está castigada porque está en un sector deflacionista por naturaleza, tiene que ofrecer un gran servicio y sin cobrar mucho más. También se encuentra en un entorno muy competitivo, y está muy afectada por la depreciación enorme de las divisas en Suramérica, lo que genera dudas y temores entre los inversores. Pero, pese a la deuda, mantiene el dividendo porque genera caja y siempre ha querido ser generosa con los accionistas. Pallete lo está haciendo bien, pese a que se ha encontrado con reveses añadidos como la COVID, que ha llegado cuando estaba a punto de vender el negocio en Latinoamérica», destaca San Félix.
El «golpe de timón» dado desde la dirección puede suponer un revulsivo para el mercado. «Ahora, por lo menos,Telefónica tiene una estrategia muy clara: ir a por las nuevas tecnologías, centrándose en los países en los que se es rentable y abandonando los que no lo son para reducir deuda. Buena parte de los peros de Telefónica están en la herencia recibida. Tampoco la coyuntura le ha acompañado, y es normal que los grandes accionistas no estén contentos con la caída de la acción, pero creo que hay un consenso generalizado de que la dirección lo está haciendo bien», explica Joaquín Robles, analista de XTB.
El mayor accionista de Telefónica es BBVA, con el 6,96%; seguido de CaixaBank, con el 5,01%, y BlackRock, con el 3,77%. Su nerviosismo es lógico por la caída de la acción, pero también es cierto que los beneficios que Telefónica sigue aportando cada año a sus cuentas de resultados no son «peccata minuta» (Telefónica ha mantenido su dividendo en 0,4 euros por acción). Frente a las presiones, el presidente ha contraatacado hábilmente moviendo ficha. El 5G puede significar un «trampolín» desde el que pueda impulsar su «nueva Telefónica».
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