Javier Sanz, CEO de Ninety Nine (centro), junto a Jorge Andrés Lamas, inversor de la plataforma, y Covadonga Gómez, coordinadora de RR HH, todos millennials, posan en el corazón financiero de España, el Palacio de la Bolsa

¿En qué invierten los millennials?

Los nacidos entre 1980 y 1993, herederos de una de las mayores crisis financieras de la historia, prefieren la Bolsa, las compañías de carácter tecnológico y disruptivo, preferiblemente americanas, que tengan en cuenta aspectos como el cuidado del planeta e impacten positivamente en la sociedad

Se define como millennial aquella generación de personas nacida entre 1980 y 1993. Llegaron al mundo cuando despuntaban la globalización y las nuevas tecnologías. Se trata de un grupo digital, hiperconectado y con importantes valores sociales y éticos, que les hace muy diferentes del resto de generaciones previas.

Se caracterizan, además, por tener una buena cultura financiera, quizá mucho mejor que la de sus padres, y por haber optado por cambiar su actitud hacia el dinero. Así, han pasado de la cartilla de ahorros que, tradicionalmente, abrían sus progenitores en el banco, a buscar sus propias alternativas para sacar partido al dinero. Y es que los millennials invierten, y mucho, y, al contrario de lo que se pueda pensar, lo hacen no buscando tanto el «pelotazo» como inversiones estables que les generen beneficios a largo plazo.

Muy preocupados por el futuro, se hacen preguntas como ¿percibiré una pensión pública cuando me jubile? o ¿es seguro tener mi dinero en el banco? Unas cuestiones que no son baladíes si se tiene en cuenta que son herederos de una de las mayores crisis financieras de la historia. Es, pues, una generación que es plenamente consciente de la importancia de la inversión para la planificación financiera de su futuro.

¿Cómo y en qué invierten los millennials? Fundamentalmente, se inclinan por la renta variable. Por su edad y el tiempo que les queda para la jubilación, tienden a priorizar la rentabilidad frente a la estabilidad que proporcionan activos como la renta fija. Además de buscar rendimientos, están muy conectados con la información en búsqueda constante de oportunidades y trasladan a su inversión sus hábitos de consumo, apostando por las marcas que más les gustan. Además, sus inversiones miran más allá, y tienen en cuenta la preocupación por el planeta y el impacto que sus decisiones tienen en la sociedad.

Oportunidad vs incertidumbre

Álvaro Vidal, responsable del Bróker Naranja de ING, explica que el año pasado, la situación provocada por la pandemia impulsó a muchos jóvenes a invertir en bolsa. Considera que la situación de encierro y la facilidad de acceso a la información de esta generación fue un escenario favorable para ello y, donde otros vieron incertidumbre, el público joven identificó una oportunidad, sobre todo en el mercado americano. De hecho, en 2020, el número de inversores jóvenes que operaron en bolsa americana fue casi dos veces superior al registrado en 2019. «Este grupo de edad está creando tendencia y tomando las riendas de la bolsa, decantándose por empresas que se asemejan a sus gustos e intereses», indica Vidal.

En cuanto a las compañías, son las empresas tecnológicas las que centran su interés. Así, Tesla, Apple y Nvidia fueron sus favoritas a la hora de adquirir acciones en el último trimestre del año, según revela el «II Informe de Inversión Millennial», que analiza el periodo comprendido entre octubre y diciembre, elaborado por la plataforma de inversión online Ninety Nine.

Millennnials
MillennnialsAntonio Cruz

Los millennials son muy activos y son grandes consumidores de información financiera y empresarial. Prueba de ello, es que Ninety Nine identifica en su último análisis un cambio de tendencia en comparación con el periodo inmediatamente anterior (mayo-septiembre). Y es que si bien sigue persistiendo el interés por los grandes monstruos corporativos (las compañías encabezadas por Elon Musk y Tim Cook, respectivamente, continúan copando los primeros puestos del ranking de inversión de los menores de 40 años), su interés se ha ido desplazando paulatinamente hacia otras empresas de menores dimensiones, pero que, por su carácter disruptivo e innovador, las hace muy atractivas por las oportunidades que presentan.

Así, empresas más tradicionales, como Microsoft o Amazon, se están viendo desplazadas en los ranking de inversión de los millennials por otras como el proveedor de circuitos integrados Nvidia, la compañía especializada en análisis genómico y diagnóstico genético Bionano Genomics, la empresa china especializada en el desarrollo de vehículos eléctricos e inteligentes NIO, el fabricante de drones AgEagle Aerial Systems, o la compañía canadiense productora y distribuidora de cannabis para uso adulto y terapéutico Sundial Growers.

Tecnología, mejor

Por sectores, el tecnológico continúa siendo el rey indiscutible y el que más inversiones concentra. La encuesta realizada por Ninety Nine arroja que un 37,2% de los millennials se decanta por depositar su dinero en empresas relacionadas con este sector; seguidas por el de la automoción, con el 11,96%; energía, con el 5,58%, y comercio, con el 4,40%.

Javier Sanz, CEO de Ninety Nine, expone que el componente de innovación es importante para los jóvenes, pero también tienen en cuenta la evolución del mercado y de los sectores. «En los últimos meses, hemos identificado una inclinación por empresas en función de las condiciones y el contexto económico. El aumento de los precios de la energía de finales de 2020 desvió la atención hacia empresas como FuelCell Energy o Plug Power. También el auge del comercio electrónico ha acentuado el interés en compañías como Alibaba», indica Sanz.

El sector biotecnológico también ha sido muy demandado, al igual que el financiero, aunque inclinándose siempre por compañías con un acentuado carácter tecnológico, como Visa, Ideanomics y Paypal.

«Esta generación es particularmente activa en el uso de la tecnología financiera y en manejar sus propias finanzas. Están muy al día de todo lo que les rodea, por lo que no es de extrañar que en el último trimestre hayan apostado por sectores como el tecnológico, el farmacéutico o el automovilístico, centrándose en las nuevas formas de movilidad eléctrica», agrega.

Compañías de todos los días

El propio CEO de Ninety Nine es un millennial. Hace cuatro años, con tan solo 25, decidió fundar esta plataforma de inversión, cuya intención, según sus propias palabras, es mejorar la relación de las personas con el dinero, y cuyo principio fundamental para hacerlo es la transparencia. El proyecto surgió de una preocupación personal. Y es que pese a haber estudiado Finanzas en instituciones tan prestigiosas como Cunef o Harvard, Sanz se encontró con muchas dificultades a la hora de realizar sus primeras inversiones. «Cuando comencé, no sabía ni por dónde empezar por todos los requisitos previos necesarios», recuerda. Asimismo, sus amigos le trasladaron su interés por invertir en compañías como Netflix, Apple o Spotify, empresas que utilizaban todos los días, pero que no eran accesibles para ellos. De ahí surgió la idea. Pero no ha sido fácil. «El camino ha sido extremadamente duro porque somos una sociedad de valores (actualmente, la mayor de España por número de clientes), y tenemos una regulación prácticamente como la de un banco. Pese a que yo soy la cara visible del proyecto y soy millennial, detrás hay un equipo muy sénior», asegura.

«Generación Z»

Aunque su base de usuarios está formada fundamentalmente por inversores jóvenes, poco a poco están incorporando a otros perfiles de más edad, pero también otros más jóvenes, como la conocida como «Generación Z» (nacidos entre 1995 y 2000). Y es que en Ninety Nine se pueden realizar inversiones desde un mínimo de cinco euros.

En cuanto a por qué invierte, los motivos para Sanz son varios. «Supongo que cada persona tiene un motivo para invertir. Yo, como millennial, invierto pensando en mi futuro, en cosas como si va a haber pensiones públicas cuando me jubile o en si es seguro tener el dinero en el banco. Pero hay otros motivos, como querer comprar una vivienda o irse de viaje», apostilla.

La millennial es una generación que sabe lo que hace y que ha hecho de la necesidad virtud, encontrando en la incertidumbre oportunidad. A día de hoy, se puede decir que son los nuevos reyes de la inversión.

En primera persona

Borja Menéndez. 32 años

«La incertidumbre en torno a las pensiones es uno de los aspectos que me han llevado a invertir»

Las inversiones de este ingeniero en Investigación Operativa se centran en compañías de tecnología, como Sony o Nokia, porque es el sector que mejor conoce, y en farma/biotecnología,como BioNano Genomics o VBI Vaccines, por el momento que estamos viviendo.

Decidió empezar a invertir porque quería generar dinero de otra forma además de con su trabajo. «También tengo en cuenta que, por cómo ha funcionado tradicionalmente la economía, año tras año perdemos poder adquisitivo y es bueno disponer de alguna herramienta que te permita sobreponerte a ello», destaca.

Su plan de inversión es destinar alrededor del 20-25% de ingresos mes a mes durante este año, pero asegura que, a medida que vaya conociendo y cogiendo confianza con el funcionamiento del mercado, seguramente amplíe ese porcentaje.

Aunque lleva muy poco tiempo invirtiendo, y tiene pocas referencias en ese sentido, cree que no lo he hecho tan mal porque «en el conjunto de mi cartera de Ninety Nine llevo más de un 12% de rentabilidad, más que algunos fondos de inversión a los que tengo echado el ojo».

Define su experiencia como muy buena. «Espero que siga así», añade. Y es que reconoce que está probando un poco de todo, desde gestión pasiva indexada hasta inversión con un bróker, pasando por algún fondo de inversión que le llamaba la atención.

Menéndez invierte de forma totalmente independiente. Su único «asesor» es un algoritmo de optimización de carteras de inversión que le ayuda a elegir cuántas acciones tiene que comprar de las empresas seleccionadas teniendo en cuenta su presupuesto y el valor de las acciones.

Define su perfil inversor como «arriesgado». «Casi el 100% de mi cartera total de inversiones es renta variable. Todavía me quedan muchos años por delante y creo que la mejor manera de aprovecharlos, financieramente hablando, es invirtiendo en bolsa».

De momento, no se ha planteado otra cosa que no sea reinvertir los beneficios, bien porque mantiene las posiciones que le parecen atractivas, o bien porque ha vendido esas posiciones no tan buenas para comprar otras.

Planificar se futuro es fundamental para él. «La incertidumbre en torno a la sostenibilidad del sistema de pensiones es uno de los aspectos que me han llevado a invertir. Tengo claro es que cada año que pasa perdemos poder adquisitivo y que la jubilación no la tenemos ni mucho menos garantizada».

Claudia Manchón. 25 años

«Nunca invertiría en empresas que me supongan un conflicto moral»

Especialista en «Quality Assurance», invierte en acciones de empresas del sector tecnológico, financiero y gran consumo. Prefiere invertir en compañías que le gustan y que considera de su día a día. «Nunca invertiría en empresas o sectores que me supusieran un conflicto moral. Y bueno, obviamente, también trato de adaptar la inversión al momento y a las oportunidades de los diferentes sectores. Últimamente he invertido en Johnson & Johnson, Workhorse Group Inc, y Sundial Growers. Inc», relata.

El año pasado decidió invertir parte de sus ahorros en un fondo de inversión (con un riesgo moderado). El primer consejo que le dieron antes de invertir fue «no lo mires cada día, piensa que los resultados los verás a largo plazo». «Evidentemente, lo miraba cada día, hasta que me di cuenta de que no tenía sentido», confiesa. Así que pensó que si lo que le apetecía era estar pendiente y tener un impacto directo en la rentabilidad de su inversión, tenía que decantarse por la bolsa.

Destina aproximadamente el 15% de sus ingresos a inversión, de la que, hasta el momento, está obteniendo rendimientos. «Aunque es un tema de gestión de expectativa, empecé invirtiendo muy poco y dando ese dinero por perdido. No quería que me quitase el sueño», afirma. Define su experiencia de inversión como «una curva de aprendizaje infinita». «Siempre tienes algo que leer, que te lleva a otra cosa y a otra… Cada día aprendes independientemente de que en tu inversión ganes o pierdas, y esto te permite ajustar tu posición con el objetivo de hacerla más rentable», asevera.

Se ve a sí misma como una inversora moderada, que siempre trata de calibrar la inversión de forma que pueda apalancarse en activos seguros y menos rentables a la vez que busca más rentabilidad en otros sectores y empresas que conllevan más riesgo.

De momento, continúa invirtiendo los rendimientos que va obteniendo. Para ella es importante planificar el futuro, aunque, a su juicio, este año nos ha enseñado a todos que más que planificar, lo importante es saber adaptarse en todos los aspectos de la viday, a nivel financiero, saber identificar las oportunidades en los buenos y en los malos momentos. «¡Muy fácil decirlo, no tanto ponerlo en práctica!», apostilla.

«Creo que el abanico de posibilidades que tenemos ahora los millennials es mucho más grande que el de nuestros padres hace no tantos años: nuevos puestos de trabajo, nuevas aptitudes y posibilidad de especializarse en aspectos muy concretos, movilidad a nivel internacional... pero las condiciones son peores y no es fácil», finaliza.

Gamestop y AMC y la cultura del centro comercial
En las últimas semanas, hemos asistido a una compra masiva de acciones de compañías impulsada, por primera vez en la historia, por una legión de inversores jóvenes con una estrategia común. A juicio de Álvaro Vidal, la táctica, más que en valores fundamentales o técnicos, parecía basarse en la pura nostalgia de la infancia en el centro comercial. AMC Entertaiment, una cadena de cines, y GameStop, una compañía de venta de videojuegos, vivieron sus mejores momentos a principio de siglo cuando todavía no habían irrumpido con fuerza los servicios digitales y de streaming, y la cultura del centro comercial estaba en su apogeo. Esta añoranza parecía estar también detrás de las compras masivas de Blackberry y Nokia, precursores de la telefonía móvil.