Finanzas
Hace ya más de una década, en 2009, se lanzaba de la mano de la tecnología Blockchain (cadena de bloques), la primera moneda digital de historia, que permitía la negociación directa entre dos partes sin los controles y limitaciones que imponía el dinero Fiat (fiduciario) de los bancos centrales. Era el nacimiento del bitcoin, una divisa que surgía como respuesta ante la crisis económica y financiera de entonces con la vocación de ser un medio de pago electrónico que no necesitara de intermediarios financieros.
Lo que comenzó siendo un instrumento para realizar operaciones solo apta para profesionales, con el paso de los años, se ha ido popularizando y extendiendo, hasta el punto que, a día de hoy, existen más de 7.000 monedas virtuales en todo el mundo y su número no deja de crecer.
Solo en nuestro país, 4 millones de españoles invierten en estas cibermonedas, según un reciente estudio de ING. De esta forma, España se sitúa en en el «top 3» de inversores europeos, solo por detrás de Turquía y Rumanía. Se espera que el mercado de las criptomonedas siga creciendo, ya que, según el mismo estudio, un 32% de los españoles espera invertir en las criptomonedas y un 38% opina que es el futuro de los pagos.
Ante esta realidad, cada vez son más las plataformas que permiten enviar, recibir o comprar distintos tipos de criptomonedas, y también es creciente el número de empresas que autorizan efectuar pagos con ellas.
Bitnovo es precisamente una de esas compañías que ha venido a «democratizar» el uso de las monedas digitales, tanto que ya es posible incluso adquirirlas en el supermercado. Así, a lista de la compra, podemos añadir tarjetas canjeables por criptomonedas. Desde 25 euros, se pueden obtener en las principales cadenas de grandes almacenes, y supermercados, como Fnac, Worten, Game o Eroski, pero también pequeños establecimientos.
El procedimiento es muy sencillo. Una vez adquirido el cupón, se descarga el código adjunto en la aplicación o en la página web de Bitnovo. Las criptomonedas compradas van directamente a una billetera (wallet) del usuario, sin que Bitnovo ejerza ninguna labor de custodia. A partir de ahí, el cliente puede convertir su adquisición en cualquiera de la 20 criptomonedas disponibles, pudiendo elegir entre reservar la cantidad adquirida, venderlas o bien utilizarlas como medio de pago.
También estos cupones se pueden conseguir en cualquiera de los 13 cajero bitcoin que Bitnovo tiene repartidos por distintas ciudades españolas. En concreto, en Madrid, dispone de dos, uno en Crypto Plaza (el espacio de coworking donde tienen su sede distintas empresas del sector), y otro en el Centro Comercial ABC Serrano. Los mismos actúan como una máquina de «vending», es decir, se ingresa efectivo por el valor deseado en criptomonedas, con lo que se obtiene el código para, posteriormente, descargarlo.
Los cajeros bitcoin se están convirtiendo gradualmente en uno de los medios más populares para comprar criptomonedas. Desde la apertura del primer ATM del mundo, en Vancouver en 2013, el mercado se ha expandido significativamente y ha habido una ola de instalaciones de los mismos en el mundo.
A principios de 2016, solo había unos 500 cajeros automáticos, pero su cantidad ha aumentado en un 90%, hasta más de 8.000 a junio de 2020, de los que 1.700 se instalaron en los primeros seis meses del año pasado. En España, existen 110 cajeros, situándose principalmente en las grandes ciudades: 22 en Barcelona, 15 en Madrid, 13 en Málaga y 11 en Palma de Mallorca. Aunque pueden parecer pocos, su número es elevado si se comparan con otras naciones europeas. Y es que nuestro país ocupa el quinto lugar del ranking mundial por número de cajeros bitcoin.
El Business Controller director de Bitnovo, Javier Castro-Acuña, considera que el fenómeno de las criptomonedas es imparable . «En el mundo, este mercado ya supera el trillón de dólares (casi un billón de euros), acaparando el bitcoin el 60% de la capitalización. El interés es cada vez mayor y no solo de inversores particulares, sino también de institucionales», destaca.
La primera transacción en criptomoneda reconocida fue la compra de dos pizzas en Papa Johns. Se pagaron 10.000 bitcoin, que equivalían a 30 dólares. Fue el inicio de una gran ola, a la que, recientemente, también se ha sumado Tesla. La compañía fundada por Elon Musk ha anunciado su intención de aceptar bitcoin a la hora de realizar el pago de sus vehículos. Pero la lista de empresas que aceptan pagos en bitcoin cada vez es mayor.
Destinia, por ejemplo, permite el pago en criptomonedas desde 2014, lo que la convirtió en la primera agencia de viajes del mundo en aceptar este medio para abonar la compras. Su managing director, Ricardo Fernández, hace un balance muy positivo de estos siete años, ya que se ha evidenciado que las criptomonedas encajan perfectamente con su apuesta por la diversidad. “El hecho de que nuestros clientes puedan pagar en bitcoin nos ha permitido llegar a un nicho de mercado que de otra manera no hubiésemos podido. Tenemos clientes muy fieles a los que les encanta viajar y utilizan siempre sus criptomonedas. Desde el día siguiente a activar esta opción, empezamos a recibir peticiones de clientes de países que nunca habían reservado con nosotros. Pronto, se corrió la voz entre la comunidad bitcoin y fuimos adquiriendo nuevos clientes poco a poco. Creemos que nos ha abierto muchas fronteras», afirma Fernández. En los últimos tres años, el 38% de los usuarios de Destinia que ha pagado con una criptomoneda, han repetido. Además, actualmente, el 2% aproximadamente de su facturación procede de operaciones con criptomonedas, superando a otros métodos de pago como Amazon Pay o Bizum.
«Realmente hemos encontrado muchas más ventajas que inconvenientes. La única desventaja que quizá hayamos detectado fue al principio, cuando lo integramos, porque tenía una reputación muy mala, ya que coincidió con algunas noticias que lo cuestionaban mucho, pero la sociedad ha evolucionado bastante en este sentido y se ha visto que el bitcoin es una moneda más y no tiene implicaciones negativas», añade
Cuando estalló a crisis del coronavirus, en marzo de 2020, el bitcoin tenía un valor que rondaba los 6.000 dólares. Hoy en día, ya supera los 50.000. En un año, la moneda digital se ha revalorizado exponencialmente, un boom alimentado, sin duda, por la aceleración de las transformación digital impuesta por la pandemia.
Antes este interés por las criptomonedas, organismos como el Banco de España o la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se ha apresurado a advertir sobre los riesgos de invertir en ellas debido a su elevada volatilidad y a su falta de transparencia, ya que no cuentan con el respaldo de un banco central ni están cubiertas por mecanismos como el fondo de Garantía de Depósitos.
Los expertos apuntan a que lo importante es que no se escuchen cantos de sirena. «Hay que informarse y conocer todo bien antes de entrar. Las criptomonedas son una conjunción de tecnologías (sistemas distribuidos, estructuras de datos, protocolos criptográficos y algoritmos de consenso) combinadas con teoría económica y sistemas de incentivos que, cuanto más comprendes, más quieres saber, profundizar y disfrutar de la caída en esa madriguera de conocimiento. No son un tema sencillo que se pueda comprender y asimilar en un curso de unas horas o unos días. Mi recomendación es la de no invertir en algo que no se comprende», explica Castro-Acuña.
El sector pide regulación
Ante esta realidad, el sector pide que las criptomonedas tengan una regulación en nuestro país cuanto antes, y advierte de que España va muy retrasada en cuanto a legislación con respecto a otros países. A su juicio, un mercado regulado mejoría la competencia y atraería a grandes inversores.
«En el bitcoin y otras criptomonedas va a continuar habiendo volatilidad, pero como la hay en otros activos, como la Bolsa. Las criptomonedas continuarán aumentado su valor, ya que se trata de un dinero descentralizado y no manipulable, no expuesto a los vaivenes de la inflación y en el que los inversores no pierden poder adquisitivo. Si antes estar en bitcoin era visto como un peligro, parece que el riesgo ahora es quedarse fuera, porque aquí, a diferencia del euro o el dólar, sí sabemos que existe una emisión limitada y programada», insiste en Business Controller director de Bitnovo.
Carlos Medina y Borja Roibas, profesores del área financiera en el MBA de IMF Institución Académica, creen que la popularidad de las criptomonedas ha comenzado a crecer exponencialmente a raíz de sus constantes incrementos de valor, convirtiéndose además en una herramienta de especulación que ya utilizan numerosos traders y entidades financieras.
A su juicio, los usos que se le están dando a las criptomonedas son bastante reducidos respecto a la potencialidad que éstas tienen, como consecuencia del desconocimiento y desconfianza de los posibles nuevos usuarios. Por ello, aún queda lejos la utilización masiva, siendo necesario un largo periodo de adaptación del consumidor como ocurrió con las compras online y con la banca digital. No obstante, sí que destacan algunas aplicaciones actuales. «Hoy, ya es una realidad el poder convertir criptomonedas en ciertos cajeros en moneda corriente o comprar con criptomonedas en algunas tiendas, fundamentalmente del sector lujo. Un ejemplo actual que resume su utilidad es que podemos comprar criptomonedas en España, ir de viaje a México y transformarlas en moneda local sin necesidad de utilización de intermediarios financieros ni comisiones. Actualmente, el bitcoin ya es considerado por muchos como ese sustituto del oro como reserva digital. Si continúa su adopción, como todo parece indicar, además de reserva de valor, terminará convirtiéndose en un medio de pago habitual», comentan.
Cómo tributan
A pesar de su popularidad en España, todavía no existe una regulación específica sobre cómo declarar las inversiones en criptomonedas. El Gobierno ha aprobado un Proyecto de Ley de Medidas de Prevención y Lucha Contra el Fraude Fiscal que, por el momento, se ha quedado encallado en el Congreso, que establece normas contra las prácticas de elusión fiscal, incluyendo la obligación de información sobre criptomonedas a Hacienda. Aunque no hay una legislación tributaria específica para las ellas, sí que hay algunas obligaciones fiscales que se deben tener en cuenta. TaxScouts, startup que simplifica la presentación de impuestos, ha identificado las claves a tener en cuenta en relación con las criptomonedas.
Así, indican que la compra de criptomonedas no implica la obligación de declararlas en la renta. Solo se debe hacer cuando se venden, por lo que, si no se realiza ningún movimiento con las divisas adquiridas, no hay que tributar, ya que no hay ganancias ni pérdidas.
Las operaciones con criptomonedas se deben incluir en la «casilla 389» de la declaración. En la campaña de este año, que arranca el próximo 7 de abril, se declaran las ganancias o pérdidas obtenidas por la venta de criptomonedas del 1 de enero al 31 de diciembre de 2020, por lo que desde TaxScouts recomiendan tener un listado de las operaciones realizadas con monedas digitales para saber cuál es el importe a declarar. Deben ir en el apartado «otras ganancias patrimoniales a integrar en la base imponible del ahorro».
Las pérdidas en la venta de criptomonedas podrán compensarse hasta el 25%. Si la desinversión supone una pérdida, éstas se compensan con las ganancias derivadas de otras transmisiones y, si el resultado global es de pérdida, podrá compensarse hasta el 25% con las ganancias de los rendimientos del capital (si no hubiera ganancias no se podría compensar).
El minado de criptomonedasimplica darse de alta como autónomo. Minar criptomonedas es aportar la potencia de procesamiento del ordenador, ayudando a realizar cálculos y verificando las transacciones de monedas digitales. Al tratarse de una actividad económica que se asimila a cualquier otro trabajo por cuenta ajena, aunque sea pagado en criptomonedas, es obligatorio darse de alta en ese régimen y cumplir con las obligaciones que se aplican a este tipo de trabajadores. Se recomienda presentar el modelo 720 en el caso de que su valor (o la suma de criptomonedas con fondos o valores depositados en entidades financieras situadas en el extranjero) supere los 50.000 euros.
El bitcoin ha abierto así la puerta a un nuevo universo en el mundo de los intercambios, en el cada comunidad podrá tener sus propias divisas digitales. El tiempo dirá si entrarán en competencia directa con el dinero fiduciario.