Finanzas
Si hiciésemos una encuesta entre la población en general con la pregunta «¿qué es el tether?», probablemente, las repuestas serían de lo más variopinto. Desde un gas noble, hasta un ave exótica, pasando por una nueva red social o el nombre de una sonda espacial. Sin embargo, el Tether no es nada de eso. Se trata, ni más ni menos, de una criptomoneda, que pertenece al grupo de las «stablescoin», es decir aquellas ciberdivisas estables, cuyo valor de mercado está correlacionado al 100% con un activo o un grupo de activos que no varían ni fluctúan de manera significativa. En el caso del tether (USDT), su valor está ligado al dólar, lo que significa que un tether equivale a un billete verde. Por cada dólar depositado se emite una criptomoneda con un valor de mercado equivalente. Además del Tether, a día de hoy, existen doce criptomonedas estables que se puedan considerar relevantes (con más de 100 millones de dólares de capitalización) y todas ellas vinculadas al dólar. «Se podría decir que este tipo de criptomoneda es la representación digital de un dólar. Si se quiere volver a convertir la criptomoneda en dinero, se devuelve, el sistema la destruye, y se recibe de nuevo el billete depositado anteriormente. Es un sistema 100% estable en cuanto a precio y bastante seguro», afirma Javier Castro-Acuña, Business Controller, director de Bitnovo. Otra de sus ventajas, según Alberto Fernández, profesor del programa de especialización en Blockchain e Innovación digital del IEB, es que permite la consolidación de ganancias de operaciones con criptomedas a monedas «fiat» (dinero fiduciario) en un tiempo récord. La protección de exposición a periodos bajistas sin tener que salir del mundo blockchain y sin pasar por un banco tradicional son, a juicio de Fernández, otras de sus bondades.
Entonces, se podría concluir que el tether es la criptomoneda perfecta, ya que cuenta con todos los beneficios del blockchain –inmutabilidad, transparencia, costes, velocidad–, pero eliminando el componente más negativo de las criptomonedas, que es la elevada volatilidad, por lo que es un activo que no se va a depreciar en el tiempo.
Sin embargo, no es todo positivo. Como todo en la vida, el tether también tiene sus inconvenientes. Castro-Acuña considera que no está exento de riesgos, ya que al tratarse de un sistema centralizado (todo lo contrario al bitcoin, que no depende de ninguna entidad), es necesario dejar los depósitos en un tercero de confianza, con los riesgos que conlleva, como pueden ser el robo o la realización de continuas auditorías para comprobar que los fondos realmente están guardados a modo de reserva, no se destinan a otro uso y no se está emitiendo más de lo respaldado. Además, al basarse en dinero «fiat», tiene que ceñirse a su regulación, restricciones y largos tiempos de transferencias. El hecho de que necesite unas reservas que la respalden ha provocado que, desde su nacimiento, haya planeado sobre la misma la sospecha de fraude y de que pudiera estar emitiendo sin su correlación monetaria.
El principal uso que se le da al tether es para el intercambio de criptomonedas en las diferentes casas de cambio, donde es empleado en muchas de ellas como el par más habitual para comprar y vender. Prueba de ello es que actualmente es la segunda moneda más empleada para transaccionar en el mundo cripto, por detrás de bitcoin, y por encima del ether, pese a tener una capitalización de mercado seis veces inferior e, incluso, en algunos momentos ha sido la primera por encima de bitcoin. «Cuando creen que el mercado va a bajar, los inversores cambian sus criptomonedas volátiles como bitcoin o ether por estos dólares digitales, que emplearán para recomprar los primeros cuando consideren que tienen un precio adecuado», explica Castro-Acuña. Además, al ser muy fácil de comprar y de vender, se utiliza muy a menudo como una forma rápida de salir del mercado de criptomonedas. «El tether ha estado siempre muy relacionado con la actividad de trading de criptomonedas como un sustituto del dólar. Se puede transferir fácilmente entre personas o entre ’'exchanges’' en lugar a través de los bancos y, además, no hay ningún coste si el intercambio es entre carteras propias de USDT», explica Salvador Casquero, fundador de 2gether.