Banca

El Gobierno presiona al FROB para que vote en contra de la subida de sueldos de los directivos de CaixaBank

Ha buscado que no apoye el incremento mientras esté abierto el ERE y dure la pandemia, y para salvaguardar la imagen del Gobierno. La abstención sería la otra opción, como ya votó en el Consejo de Administración su representante

Logo de Caixabank en la sede de la calle Pintor Sorolla, en Valencia
Logo de Caixabank en la sede de la calle Pintor Sorolla, en ValenciaRober Solsona

La primera junta de accionistas de la nueva CaixaBank –una vez consumada su fusión con Bankia– se celebra hoy en plena polémica por la negociación del ERE con los sindicatos y por las remuneraciones y el reparto de bonus entre los altos directivos de la banca, criticados con insistencia por Gobierno y sindicatos, dada la actual situación de crisis y por los procesos de reestructuración en marcha en la práctica totalidad de la gran banca española, que puede costar casi 19.000 empleos este año, incluidas 8.300 bajas de CaixaBank.

Precisamente, uno de los puntos importantes del día será la aprobación de los nuevos sueldos de la cúpula del banco con sede en Valencia, cuyo segundo accionista –tras Criteria– es el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), entidad de titularidad pública que posee el 16,1% del accionariado a través de Bankia.

Fuentes gubernamentales han confirmado a LA RAZÓN que desde el Ministerio de Asuntos Económicos, que dirige Nadia Calviño y del que depende el FROB, se ha presionado a su representante en la Junta, Teresa Santero, para que emita un voto negativo al incremento salarial de los altos directivos. En principio, el Fondo se habría decantado por la abstención, pero la presión política pudo cambiar ayer el rumbo final de su decisión, tras la reunión de la Comisión Rectora del FROB. Lo único que parece claro es que, en ningún caso, votará a favor de una subida tras la abstención que fijó en el pasado Consejo de Administración de la entidad bancaria.

Fuentes financieras explicaron a este diario que Santero podría haber cedido a la presión ejercida desde Economía y votar hoy en contra porque, en realidad, su decisión no es decisiva y así el Gobierno puede «quedar bien ante la opinión pública».

Desde hace dos semanas, el Gobierno ha mostrado su disconformidad con la gran banca ante los expedientes de empleo abiertos y a los incrementos salariales aprobados por sus juntas de accionistas. La ministra Calviño tachó como «inaceptables» los sueldos y bonus de los banqueros, porque considera que «no se corresponden con la situación económica del país». Sus quejas fueron secundadas por el resto de ministros del área económica, como la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; la portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; o el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. También lo hizo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que expresó su disconformidad hace escasos días en la cumbre de la UE de Oporto, cuando dijo ante el resto de jefes de Estado y de Gobierno asistentes que era difícil de sostener que haya directivos que «ganen más de seis cifras» mientras sus empresas plantean miles de despidos.

El Gobierno no posee margen de maniobra para intentar contener estas remuneraciones, ya que no tiene suficiente peso –pese a ser el segundo accionista– y, además, los bancos son de titularidad privada y deciden las cantidades a percibir por sus directivos a través de sus Consejos de Administración y sus juntas generales, como ya ha hecho CaixaBank y realiza el resto de grandes sociedades del Ibex 35, cuyos directivos perciben sueldos en su mayoría superiores. Como defendió Gonzalo Gortázar, consejero delejado de CaixaBank, durante la presentación de los resultados del primer trimestre –en la línea mostrada las últimas semanas con el resto de consejeros la gran banca–, los sueldos de los altos directivos bancarios son «los más regulados» del mundo, con reglas establecidas por el BCE. Gortázar recordó que la propuesta retributiva se trató en el Consejo, que «es el ámbito para abordar estas materias conforme establece la regulación europea» y tras el análisis e informe de la Comisión de Remuneración. No obstante, recordó que los accionistas pueden aprobar o denegar la propuesta en Junta.

Según marca el orden del día, la propuesta presentada fija una remuneración máxima de 2,92 millones de euros como retribución anual para el conjunto del Consejo, la entrega de un paquete de acciones dentro del plan de incentivos vinculado al Plan Estratégico 2019-2021 para los consejeros ejecutivos, el equipo directivo y empleados clave, además de ampliar de 90 a 130 el número de beneficiarios, dada la nueva estructura organizativa adoptada tras la fusión de Bankia. Hay que recordar que el sueldo del presidente y del CEO de CaixaBank está un 40% por debajo de la media de las empresas del Ibex.