Crisis

El Gobierno descarta ya alcanzar los 37 millones de turistas

También se olvida del objetivo de lograr los 35.000 millones de ingresos por turismo al final de este año. En peligro, el 35% del PIB de Canarias

Turistas extranjeros llegan a la playa de El Postiguet de Alicante | Fuente: EFE/Morell
Turistas extranjeros llegan a la playa de El Postiguet de Alicante | Fuente: EFE/MorellMORELLEFE

Se esperaba que éste fuera el verano de la recuperación económica. Con una vacunación que sigue avanzando y con la entrada en vigor del pasaporte Covid, el sector turístico confiaba en que los meses de julio y agosto pudieran salvar la maltrecha economía. Pero el impacto de la quinta ola de contagios está haciendo que esas esperanzas empiecen a desvanecerse. El Ejecutivo nacional confiaba en que al cierre del año llegarían a España 37 millones de turistas extranjeros, menos de la mitad de los que vinieron en 2019, pero que teniendo en cuenta la situación mundial, podía tomarse como un buen indicador; sin embargo, los datos publicados de entradas de turistas internacionales reflejan que en los cinco primeros meses del año apenas han llegado a nuestro país 3,2 millones. Alcanzar 37 millones significaría, por tanto, que entre junio y diciembre tendrían que entrar una media de 5,3 millones de turistas mensuales, muy por encima de los 1,3 millones que vinieron en mayo.

Los meses centrales del verano podrían acelerar ese ritmo, pero tras las últimas advertencias por parte de los principales mercados emisores a sus nacionales, como el reciente caso de Alemania, ese balance a día de hoy, ya no se ve tan claro. Fuentes ministeriales explicaron a LA RAZÓN que las previsiones de llegada de visitantes «evidentemente no van a cumplirse con la actual situación». Tampoco las de ingresos. En el año 2019, España batió su récord de ingresos por turismo extranjero, que alcanzaron los 71.200 millones de euros, según los datos del Banco de España. En 2020, en pleno confinamiento, esa cifra cayó hasta los 16.000 millones, un 77,3% menos. En 2021, las cifras habían mejorado y el Gobierno esperaba que entre junio y septiembre llegaran entre 14,5 a 15,5 millones de turistas, el 40%» de las llegadas de 2019 pero el doble de las de 2020, y que terminara este año con la recuperación de «al menos» la mitad de los turistas de 2019. Nada de eso va a cumplirse ya con las restricciones de los grandes mercados emisores. La pérdida de ingresos se cifra en el 86% y no llegará a los 35.000 millones previstos por el Ministerio este año.

No «estigmatizar» a España

La incidencia de casos ha sido, incluso, portada en la prensa internacional. Pese a eso, el Gobierno y el sector turístico han pedido que no se estigmatice al país por el aumento de casos de coronavirus, sobre todo el generado entre los jóvenes, ya que aseguran que ese crecimiento se está produciendo también en el mismo sector de población en otros países. La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, sostenía hace apenas una semana que el aumento de la incidencia acumulada no es el único dato a tener en cuenta, ya que hay otros factores, como la presión hospitalaria, cuyos datos no están siendo de momento preocupantes en el país. Además, defiende que España sigue siendo un país seguro, en el que ya hay más de 20 millones de personas vacunadas frente a la Covid19.

La última actualización del mapa de colores que marca los niveles de riesgo por coronavirus por parte del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, y que sirve de base para revisar las recomendaciones de viaje dentro del zona común, tiñe de rojo a casi toda España. Además de nuestro país, están en rojo Portugal y Chipre. Los únicos destinos en riesgo extremo del conjunto de los 27.

Siguiendo con este análisis de datos, hay que destacar que el 42% de los casos de contagios en Europa en la última semana se han registrado, además, en España; no así el número de fallecimientos, que se concentran en Rumanía. Pero nuestro país es, además, el único de la UE con un índice de positividad superior al 4%. El resto de estados miembro aparecen en color verde, a excepción de Países Bajos y algunas regiones de Dinamarca o la capital belga, Bruselas. Nada de estos ayuda a recuperar el turismo.

Caída del turismo
Caída del turismoJosé Luis Montoro

Este verano de la ansiada recuperación postpandemia empieza a recordar al que se viviera el año pasado, cuando se inició la desescalada tras el confinamiento. Desplazamientos masivos, reuniones que superan las normas establecidas y que impiden cumplir con el distanciamiento social pueden poner en riesgo a la principal economía del país. La aparición de nuevas cepas y la alta capacidad de contagio de las mismas pueden salpicar a los gobiernos y a los touroperadores, tan vulnerables como el ánimo del sector, que vuelve a sentir como un jarro de agua fría estos nuevos indicadores.

El drama de Canarias

Para las regiones más dependientes del turismo, el parón que va a provocar la quinta ola puede ser la puntilla definitiva a su ya de por sí depauperada economía interna. Este es el caso de Canarias, cuya economía tiene una dependencia fundamental del turismo. Supone el 35% del PIB –y otro 20% se considera relacionado de forma indirecta–, y en cuanto a empleo directo e indirecto ese porcentaje supera incluso el 40%. «Transversalmente es mucho mayor, esta crisis nos ha enseñado que el turismo en las islas incide en más del 90% de los empleos de una u otra manera», explica el economista y experto en Turismo, Antonio Garzón.

En lo que los expertos no tienen duda es que no es una crisis de demanda si el destino es seguro, algo que se ha torcido en las últimas semanas. Para Canarias que los principales mercados de emisión de turismo hayan cerrado sus puertas a la salida de visitantes supone un golpe a la línea de flotación del PIB isleño. Queda claro es que, aunque se ha diversificado el mercado turístico a raíz de la pandemia, el británico o el alemán no puede sustituirse por ningún otro. «El británico supone un 37% del total del turismo extranjeros que llegan a Canarias, lo que se traduce en cinco millones de turistas de ese país, con un impacto económico para el archipiélago de 5.500 millones de euros» señala David Morales, presidente de SKAL Turismo Gran Canaria.

Preocupa sobremanera que la mayoría de países europeos emisores de turistas para las islas hayan dejado a Canarias fuera de su lista de destinos seguros. Si ya la reapertura del sector solo alcanzaba al 70% de su capacidad, y con una ocupación hotelera del 50% este verano, con las nuevas restricciones esas cifras van a desplomarse, con la consiguiente pérdidas de empleos.

La inquietud en el sector turístico, hasta ahora latente, empieza a ser una preocupante sensación de que se avecina un nuevo desastre económico, del que las patronales advierten será más difícil recuperarse. Pese a ello, siguen ofreciendo alternativas. Una vez más han vuelto a exigir al Ejecutivo regional que la vacunación se extienda de inmediato a los trabajadores del sector, algo que Grecia, principal competidor de las islas, lo implementó desde hace tiempo. «Es una herramienta de marketing que España no ha aprovechado, solo hace falta ver lo que supuso la decisión de vacunar a la Selección española. Plantear algo así en España resulta complicado», subraya Garzón, también gerente de Nutrihotel. Lo que hasta el momento sigue diferenciando a Canarias del resto de España es su temporada de invierno, el periodo donde realmente se la juega. «Convenía que fuera un verano sin incidencia, porque el periodo estival iba a ser un periodo de transición, con el objetivo de afianzarnos como destino seguro de cara a la temporada de invierno». la actual situación ha trastocado todas las previsiones.

Las reservas, de momento, se han vuelto a centrar en el turista local. El que nuevamente sacará a flote la maltrecha economía turística mientras el resto espera la oportunidad para visitar las islas. Si se reconduce la situación epidemiológica y de contagios ante de que finalice el mes de julio, los mercados podrían activarse de nuevo y quedar en buena posición para afrontar la temporada de invierno y olvidar el mal sabor de boca al inicio del verano.