Opinión

El sector cárnico en España

Si la alimentación de todos hubiera estado deslocalizada en países terceros, en pandemia habría habido un problema crítico de falta de provisiones

Vacas del ganadero Jorge Izquierdo en la Dehesa de Navalvillar, Colmenar Viejo (Madrid)
Vacas del ganadero Jorge Izquierdo en la Dehesa de Navalvillar, Colmenar Viejo (Madrid)©Gonzalo Pérez MataLa Razón

Por mucho que se haya dicho en múltiples foros, no hay que olvidar que el desarrollo del ser humano como de nuestra civilización (y las que nos han antecedido) ha estado marcado por el gran salto de pasar de ser tribus nómadas cazadoras y recolectoras al desarrollo de la agricultura y la ganadería. El aseguramiento de la comida y el incremento en la calidad de estas ha sido un factor clave en el desarrollo humano y últimamente, con el apoyo científico de cara tanto a la mejora de la calidad, como la mejora de la sanidad ha hecho que los productos de origen animal sean una pieza fundamental, que no la única, de la dieta mediterránea. Con todo ello, en la actualidad, España es el país con la mayor esperanza de vida del mundo con 82,8 años y por encima de países que se presuponen «más avanzados» que España como Francia (82,4 años), Suecia (82,4 años), Suiza (81,4 años), Reino Unido (81,2 años) entre otros.

La ganadería, seguridad alimentaria y economía circular

La seguridad alimentaria es imprescindible. «Seguridad», esa hermosa palabra de nuestro castellano que no solo nos indica que algo es seguro, es decir inocuo, si no que, además, y en este caso lo más importante, hay que referirse a seguridad como estar seguro de que va a haber alimento. Es reseñable como hace poco más de un año, por la pandemia, miles de agricultores y ganaderos trabajaron diariamente (con miedo y responsabilidad) para producir alimentos y abastecer a las ciudades. Si la alimentación de todos hubiera estado deslocalizada en países terceros hubiera habido un problema crítico de falta de provisiones. Tenemos que estar orgullosos del sistema alimentario español y de todos los que lo componen: agricultores, ganaderos, cooperativas, industrias cárnicas, servicios de logística y transporte y establecimientos de venta al público. La fortaleza de la cadena de abastecimiento de España es que parte de miles de familias arraigadas en el medio rural y cualquier problema en uno de ellos es compensado por los demás y no dependemos de una o dos megafactorías de producción de alimentos sintéticos en manos de algún magnate de la informática.

Hoy en día la ganadería es una de las pocas actividades del ser humano que tienen un componente regenerativo frente a otras actividades que son puramente extractivas. En este caso, la ganadería valoriza subproductos de la industria alimentaria para reutilizarlos como alimentación animal, que de otra forma deberían ser destruidos, contribuye al reciclado de gran cantidad de biomasa tales como hierba, paja, salvado que son incomestibles para el ser humano y que sin ganadería serían una carga medioambiental. Además, cierra el ciclo ecológico mediante el aporte de nutrientes y materia orgánica al suelo. La obtención de cultivos vegetales está limitada por la capacidad del suelo de aportar nutrientes a la planta y esos nutrientes tienen que ser repuestos para no agotar los suelos gracias al abonado orgánico. El conocimiento escrupuloso del poder fertilizante del estiércol junto con la cuantificación de las necesidades de los cultivos hace de la combinación de estos la herramienta más efectiva para poder dar de comer a las plantas sin caer en el problema de la sobre fertilización que puede ser muy dañina tanto para el medio como para las aguas subterráneas.

La minimización del impacto en el medio ambiente es una premisa del sector de tal forma que, por ejemplo, el sector porcino ha reducido un 14,8% los gases de efecto invernadero por unidad de producción y, analizando el histórico de producción de amoniaco, se han mantenido las mismas emisiones que hace 30 años duplicando la producción de alimentos.

La base de la España rural

La agricultura y principalmente la ganadería son claves para el desarrollo del medio rural. Generar economía rural, con empresas y trabajadores que coticen en los pueblos, es vital para su mantenimiento. La ganadería y las granjas están generando economía rural en el mismo localidad donde están instauradas bien directamente mediante impuestos o bien indirectamente por la movilización de otras profesiones necesarias para que la ganadería se desarrolle: agricultura y materias primas, construcción y reparación de edificios, instalaciones y su mantenimiento tanto a nivel de fontanería como de electricidad, transporte y servicios de logística, fábrica de pienso y sobre todo el sustento del siguiente eslabón: la industria cárnica de España.

La ganadería da sentido a la utilización y cuidado de los terrenos agrícolas. El abandono del medio rural daría como resultado el crecimiento de malas hierbas o arbustos que ya son un riesgo para los incendios y lo que ellos suponen tanto a la generación de CO2 como al calentamiento global.

Trato animal y relevo generacional

La profesión ganadera junto con la veterinaria comparte la vocación por el cuidado de los animales de granja. España y el conjunto de la UE son referentes mundiales en bienestar animal gracias a los más exigentes requisitos de producción que garantizan la protección de todos los animales. Además, como sector proactivo, mejora conforme se van implementando los avances tecnológicos y científicos. Avances vinculados tanto a sanidad animal (prevención de enfermedades gracias a las vacunas) como a la aplicación de tecnologías de aprovechamiento de recursos y control ambiental en granjas para conseguir el mejor confort térmico de los animales.

El progreso en la ganadería y el no abandono del medio rural pasan por profesionales cualificados y formados. El relevo generacional que asegura la viabilidad de la granja y la posibilidad de amortizar las inversiones pasa por disponer de granjas dimensionadas, que no son ni grandes ni macro, sino granjas que garanticen una viabilidad económica gracias a un correcto dimensionamiento y que permitan el lujo de poder compartir puesto de trabajo lo que conlleva a poder descansar, tener días libres y vacaciones. Desde el punto de vista del consumidor, la existencia de nuevas generaciones es un aspecto crítico que va a garantizar la producción de alimentos. Hoy en día puede ser un aspecto no considerado como importante, pero en un mundo globalizado la pérdida de competitividad y desaparición de la producción de alimentos en España nos pondría en riesgo de depender de países terceros para abastecernos de bienes de primera necesidad.

El sector ganadero-cárnico está muy orgulloso del trabajo que se realiza, no solo de saber que hace las cosas bien, si no que además de poderlo demostrar gracias al cumplimiento de las más exigentes normativas mundiales. Gracias a ello, el consumidor tiene a su disposición toda la información necesaria para poder elegir el producto cárnico que cumpla y satisfaga todos sus requisitos: calidad, sabor, salubridad, seguridad, protección de los animales, protección del medio y generación de economía en la España rural.