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Talibanes climáticos

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto
La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes MarotoVíctor LerenaEFE

Aunque no tengamos ahora el precio de la luz en primera página, el recibo eléctrico sigue desbocado, con pocas esperanzas de que baje. Y con la creciente amenaza de una tarifa del gas impensable este invierno. En tal escenario, contar con fuentes alternativas al gas y las renovables supone una garantía de suministro de electricidad a precios razonables. Francia tiene resuelto el problema dada su red nuclear. Polonia también, pues no ha desmantelado el carbón. Alemania sí ha cerrado sus centrales térmicas, pero no las ha dinamitado como en España, sino que están en stand-bye, con capacidad de que funcionen en 10 días. Aquí nos hemos quedado sin colchón, y cuando las renovables empiecen a producir menos por las condiciones climatológicas, estaremos a expensas de un precio del gas disparado.

¿Por qué sin colchón? Porque la capacidad nuclear de España es mínima y porque el pasado año nuestro gobierno de talibanes climáticos decidió volar con dinamita nada menos que 7 centrales de carbón, construidas por Franco, que de haberlas dejado en stand-bye podrían contribuir hoy a la generación de los megavatios que necesitamos para impedir que el precio de la luz se desboque. Eso sin contar con que gobiernos socialistas tomaron decisiones que penalizan el recibo eléctrico, como la clausura de las nucleares nonatas de Valdecaballeros, Santillán y Lemóniz, en 1985, y el posterior desmantelamiento de Zorita y Garoña. La energía renovable es estupenda, pero dado su problemática, lo lógico es tener siempre un buen colchón con la nuclear y el carbón, por si las cosas se ponen feas, como ahora.

La energía renovable es estupenda, pero dado su problemática, lo lógico es tener siempre un buen colchón con la nuclear y el carbón, por si las cosas se ponen feas, como ahora.