Economía
Paul Polman: «No cumplir con la Agenda 2030 supondría un sufrimiento insoportable»
El coautor del libro Net Positive explica que «las empresas que adopten un modelo orientado a un propósito sobrevivirán»
Paul Polman y Andrew Winston presentaron la semana pasada en Madrid su libro Net Positive, cómo las empresas prosperan dando más de lo que reciben. Una llamada de atención a los líderes empresariales, donde los autores exponen cómo construir empresas netamente positivas que se beneficien de solucionar los problemas del mundo, en lugar de crearlos. Paul fue miembro del Grupo de Alto Nivel de la Secretaría General de la ONU que elaboró los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Trabaja con compañías a nivel mundial y en toda la industria para avanzar en la Agenda de Desarrollo 2030.
¿Alcanzaremos los ODS en 2030?
No tenemos tiempo para ser pesimistas. Sabemos, citando al secretario general de la ONU, que estamos “tremendamente desencaminados”, y lo dijo incluso antes de que Rusia atacara a Ucrania. La tendencia no es nuestra aliada. Pero no tenemos otra opción que encarrilarnos. El fracaso no es una opción. Renunciar significaría un sufrimiento insoportable para miles de millones de personas, ya sea por el hambre, la pobreza, la enfermedad, el atropello de sus libertades básicas o la destrucción de sus hogares y de nuestro planeta. Y, para las empresas, los ODS ofrecen el mejor y único camino hacia el éxito a largo plazo. Ya estamos viendo que las empresas que adoptan un modelo de negocio orientado a un propósito y con múltiples partes interesadas están mucho mejor preparadas para sobrevivir y prosperar en nuestro mundo volátil.
Los seres humanos siempre fracasan y triunfan en paralelo; retrocedemos y avanzamos al mismo tiempo. La apatía, el egoísmo y la avaricia están por todas partes, ya sean las empresas energéticas que intentan sacar provecho de la guerra de Putin, las naciones ricas que acaparan las vacunas COVID o las políticas de Estados Unidos que ahora hacen retroceder los derechos reproductivos de las mujeres. Pero también las fuerzas progresistas. Las compañías pioneras que adoptan nuevas tecnologías para proteger la biodiversidad y eliminar realmente el carbono del aire. Los empleados de a pie, muchos de ellos jóvenes, que denuncian el greenwashing corporativo y exigen a sus directores generales que adopten una postura respecto a las grandes cuestiones sociales, algo que muchos de mi generación nunca pensaron en hacer. Los gobiernos que, hasta ahora, han mostrado un nivel de unidad contra Moscú y de solidaridad con Ucrania que muchos no creían posible. Sí, será difícil reunir a las fuerzas progresistas en alianzas significativas, y en el tiempo que tenemos disponible. Pero ¿qué otra opción tenemos? Siempre es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad.
De los 17 ODS, ¿cuál tendrá peor desempeño?
Es una pregunta muy difícil de responder, pero creo que nuestros problemas más candentes hacen referencia a los Objetivos 10 y 13, la desigualdad y la acción climática. El calentamiento global es exponencial y existencial: cuanto más empeore, más rápido irá, y lo que está en juego para la humanidad no podría ser mayor. Se prevé que el aumento de la temperatura global supere ampliamente los 1,5 grados con respecto a los niveles preindustriales; de hecho, está muy por encima de los 3 grados. Acabamos de ver concentraciones de dióxido de carbono un 50% superiores a las de la era preindustrial, alcanzando niveles que no se veían en la Tierra desde hace unos cuatro millones de años. Y el cambio climático y la desigualdad se alimentan mutuamente. Los pobres ya están soportando la peor parte de los fenómenos meteorológicos extremos y severos. Hay pequeños estados insulares que se están ahogando literalmente. Y la desigualdad hace que sea aún más difícil hacer frente a la emergencia climática. Sólo este año, 250 millones de personas más corren el riesgo de caer en la pobreza extrema debido al COVID, el aumento de los precios de los alimentos y el coste de la energía. Las sociedades desiguales y divididas, en las que millones de personas se sienten abandonadas, en las que se culpa a la globalización y a los llamados valores liberales, en las que la confianza en la autoridad está en su punto más bajo, estas sociedades no están bien posicionadas para avanzar con la velocidad y la unidad que se necesitará de todas las naciones a medida que adoptamos la nueva economía baja en carbono. Para que la humanidad empiece a vivir dentro de los límites de nuestro planeta es necesario un cambio profundo, que requiere que cambiemos nuestra forma de trabajar, de producir y consumir, de viajar, de comer, de vivir. La equidad, la inclusión y la justicia son los valores que se necesitarán para ayudar a nuestras sociedades a mantenerse unidas mientras experimentamos esta transformación.
¿Cuáles son las áreas más urgentes para una acción acelerada?
Si quiere elegir un objetivo de nuevo, yo diría que el 17, el Objetivo de la Alianza Mundial, es donde tenemos que dar el mayor salto hacia adelante. Ahora estamos en la fase en la que ninguno de nuestros retos, ya sea restaurar la naturaleza o arreglar el sistema alimentario, puede lograrse sin nuevas colaboraciones radicales entre las diferentes partes de nuestras sociedades.
Este punto constituye el núcleo del movimiento Net Positive que estamos construyendo. La Covid subrayó cómo las líneas tradicionales se han difuminado: organismos públicos y actores privados; gobiernos nacionales e instituciones multilaterales; economías desarrolladas y en desarrollo; todos son necesarios para acabar con esta pandemia. Lo mismo ocurre con el cambio climático: sólo los gobiernos pueden establecer las leyes y reglamentos necesarios para poner fin a nuestra dependencia de los combustibles fósiles, por ejemplo, eliminando los miles de millones de subvenciones a los combustibles fósiles; o apoyando y reciclando a las comunidades que dependen de estas industrias para su subsistencia, de modo que tengamos una transición justa; o regulando el abandono de los comportamientos contaminantes, incluyendo, por ejemplo, la reciente prohibición de los coches de combustión en Europa a partir de 2035. Pero solo las empresas pueden aportar el ingenio y el capital necesarios para ampliar las nuevas soluciones ecológicas e inclusivas. Los inversores y los propietarios de activos deben financiar esta ambición. Y nosotros, los ciudadanos de a pie, los empleados y los consumidores, tenemos que tomar buenas decisiones y pedir cuentas a nuestros dirigentes. La colaboración, la asociación y la acción colectiva deben convertirse en nuestros principios rectores. En un mundo caracterizado -con demasiada frecuencia- por el interés propio y el proteccionismo, esto requiere un importante reajuste en la forma de abordar nuestros grandes dilemas.
Como miembro del grupo de alto nivel de la secretaría general de la ONU que elaboró los ODS, ¿cómo fueron las negociaciones para describir cada meta que define la hoja de ruta de la Agenda 2030?
Ban-Ki Moon, el entonces secretario general de la ONU, me invitó a la comisión como una de las 27 personas que aportaban diversas experiencias y puntos de vista para desarrollar los Objetivos. Recuerdo que entré y pensé: “Vaya, estos son jefes de Estado y personalidades muy relevantes”, la gente que se ve en la televisión todos los días. Me impresionaron. Y, sí, hubo uno o dos que me miraron como diciendo: ‘aquí vienen las grandes empresas, el problema ha llegado’. Pero reunión tras reunión, trabajamos y trabajamos, y nunca he aprendido tanto en mi vida. Y lo que es más importante, desaprendí mucho. Nos empujaron y desafiaron a mirar cada tema desde todas las perspectivas y circunstancias. Y como resultado, los Objetivos son un proyecto para el mundo, y para el futuro, y una prueba de la mayor ambición que podemos establecer cuando colaboramos y nos unimos. En el fondo el mensaje principal de los Objetivos es “que nadie se quede atrás”, y que es totalmente posible.
Acaba de publicar el libro Net positive y en él dice que son las empresas las que pueden activar el cambio hacia un futuro mejor. ¿Qué papel juegan en la consecución de los ODS?
Si los ODS son el proyecto de la nueva economía, el sector privado mundial es el músculo que puede, junto con el gobierno, convertir el plan en realidad. Si queremos hacer la transición con rapidez y a gran escala, industrias enteras deben cambiar.
Objetivo 2: Hambre cero: imposible sin el sector de la alimentación y la agricultura. Objetivo 11: Ciudades sostenibles: imposible sin la construcción sostenible. Objetivo 5: Igualdad de género: imposible a menos que las grandes compañías de bienes de consumo y moda, por ejemplo, se aseguren de que las mujeres y las niñas de las que dependen sus productos, a lo largo de sus cadenas de suministro están siendo empoderadas, como hicimos en Unilever.
La acción ambiciosa de las compañías está ligada a cada uno de los objetivos, y en conjunto equivale a una renovación del capitalismo que pone la economía al servicio de las personas y del planeta. Escribimos Net Positive para mostrar cómo -no sólo por qué, sino cómo- construir compañías que vayan en esta dirección, prosperando al solucionar los problemas del mundo, no creándolos. Las compañías Net Positive asumen la responsabilidad de todos sus impactos y operan en beneficio de la sociedad a largo plazo. Sirven a todas sus partes interesadas, incluidos los trabajadores, los clientes, los proveedores y también las próximas generaciones y el propio planeta, beneficiando así también a sus accionistas. Las compañías Net Positive se asocian con otras en los grandes retos sistémicos que ninguno de nosotros puede abordar solo. Al hacerlo, dan rienda suelta a la innovación, crean confianza, atraen a los mejores y ayudan a construir un entorno que es mejor para las compañías en general. Lo decimos en la portada del libro: Las compañías Net Positive prosperan dando más de lo que reciben.
En su opinión, ¿están haciendo lo suficiente para alcanzar los ODS? ¿En qué áreas están siendo más activas?
Las compañías no están haciendo lo suficiente. Pero se están moviendo, y es este impulso el que crea una oportunidad, si lo podemos acelerar - de ahí lo de Net Positive. En cuanto al clima, más de 2.000 compañías, que representan 38 billones de dólares, han firmado objetivos basados en la ciencia para reducir sus emisiones. Cada vez son más los que hablan de la biodiversidad y de la necesidad de las llamadas soluciones basadas en la naturaleza. Y, lo que es más importante, cada vez son más los financieros que empiezan a despertar. Por ejemplo, después de que el Tribunal Supremo de EE. UU. revocara hace unas semanas el derecho constitucional de las mujeres a abortar, varias empresas de la lista Fortune 500 se han comprometido a cubrir los gastos de viaje para abortar de las empleadas que deseen abortar fuera del estado, a pesar de que esto enfurezca a parte del partido republicano. Hemos visto el mismo tipo de activismo en temas como los derechos LGBT, el Acuerdo de París y la pena de muerte, lo que no creo que hubiera sido posible hace tan solo unos años. No creo que en ninguno de estos temas las acciones corporativas estén todavía a la altura de lo que necesitamos, y todavía hay una brecha demasiado grande entre el decir y el hacer. Todo el mundo tiene que dirigir un negocio con éxito, pero estos líderes vienen ahora a la mesa preguntando: ¿cuál es nuestro lugar en el sistema?, y ¿cómo podemos ayudar a impulsar las transformaciones más grandes que nuestra economía necesita? Tienen que ser capaces de mirar a los ojos a sus inversores, y a sus hijos y nietos. Esto es algo que podemos aprovechar para impulsar un cambio más rápido y grande. Si conseguimos que suficientes líderes impulsen puntos de inflexión en sus sectores y den a los gobiernos la confianza necesaria para ser audaces, entonces podremos avanzar de verdad.
¿Qué oportunidades ofrecen los ODS a las empresas?
La Business & Sustainable Development Commission (BSDC, Comisión de Comercio y Desarrollo Sostenible) calculó que las compañías pueden desbloquear 12 billones de dólares en oportunidades de mercado para 2030 y crear 380 millones de puestos de trabajo integrando los Objetivos de Desarrollo Sostenible en sus estrategias empresariales. Para las compañías dispuestas a adoptar la visión Net Positive, es la oportunidad de negocio de toda una generación.
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