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Pedro Viñas, presidente de BigMat: «Los fondos europeos no están llegando y es ahora cuando más falta hacen»

La empresa es ya la segunda de España por facturación en el sector de materiales de construcción y bricolaje

Pedro Viñas
Pedro ViñasLa RazónLa Razón

El tono pausado, reflexivo, gallego, pleno de iniciativa de Pedro Viñas ha llevado a la empresa que preside, BigMat, a dar un salto cualitativo en su expansión. Ha convertido una central de compras de construcción en una plataforma cooperativa multiservicios que factura ya casi 1.300 millones de euros, siendo ya la segunda empresa por facturación en España en el sector del bricolaje y los materiales de construcción, después de Leroy Merlin.

¿Cuál es el secreto del éxito, si es que hay uno?

El secreto es nuestra identificación e involucración con una marca y con una filosofía de trabajo y de negocio. No se trataba de crear una cooperativa por sí, sino que se adquiere un compromiso de participar de forma asociativa y remar todos en la misma dirección.

La incorporación de La Plataforma y Divendi les ha dado un salto cualitativo. ¿Cuál es la meta?

Estamos mutando. Éramos una simple central de compras, luego ampliamos a servicios y ahora, con la incorporación de estas plataformas logísticas, somos capaces de lograr un negocio muy vertical, con más capacidad de negocio, llegar a segmentos de población en los que antes teníamos poca implantación, como Madrid o Barcelona, y reorientarnos claramente hacia la venta.

Y crecer.

Hasta ahora nuestro crecimiento era solo orgánico, limitado a la incoproración de nuevos socios, que nos proporcionaba un crecimiento estructural. Pero ahora, con las plataformas, tenemos un crecimiento mucho más vertical, pero siempre pensando en que nuestros socios también crezcan. Nunca dejamos a nadie atrás.

¿No es un riesgo crecer demasiado rápido en una situación de incertidumbre económica?

Estamos ansiosos por seguir creciendo y que nos surjan más oportunidades. Los pasos que damos en nuestro crecimiento son muy sólidos, no damos pasos en falso. No es crecer por crecer. Nuestro único límite es el que nos da nuestro propio negocio.

¿Tienen pensado ampliar horizontes en el mercado internacional, además de Portugal?

Estamos limitados a la estrategia internacional del grupo. Nuestro crecimiento internacional lo limitamos a la península ibérica.

¿No han sondeado Hispanoamérica como mercado potencial? Su estructura empresarial parece muy favorable para su modelo de negocio.

Es un mercado bastante peculiar y complicado y, de momento, es una posibilidad que está ahí, pero no vamos a dar el paso. También ha habido posibilidades en Marruecos, pero no se ha profundizado. Aunque en cualquier momento se puede reactivar nuestra estrategia a corto o medio plazo.

¿Puede decirse que a BigMat le ha venido bien la pandemia?

El efecto ha sido muy positivo para todo el sector. Las cifras de negocio han ido creciendo mucho. Al principio, el grado de incertidumbre era enorme, pero al final todo se ha potenciado.

¿No les afectan los cuellos de botella o el despegue de los precios de las materias primas?

Por supuesto, pero gracias a nuestra capacidad logística y a nuestra previsión nuestros socios no se vieron muy afectados. Ahora, con el alza de precios estamos actuando como unos reguladores, para poder mantener nuestra competitividad.

¿Y la inflación?

No cabe duda de que nos influye pero, de momento, nuestro mercado tiene capacidad para absorber esa inflación. El sector no lo está notando en la demanda.

¿Temen la llegada de la recesión que se prevé?

Es cierto que de cara al año que viene se prevé un reajuste del mercado, pero ahí entra en juego Bigmat, para ejercer de gestor y que nuestros socios no lo noten.

¿Teme que las últimas decisiones del Gobierno, como el aumento de la presión fiscal o los nuevos impuestos, sean perjudiciales para la economía?

Demasiado intervencionismo económico nunca es bueno. Es verdad que es necesaria una regulación, evidentemente no estamos en contra de eso, pero la presión va cada vez a más y eso no es bueno. En vez de ser tan intervencionista, el Gobierno debería limitarse a poner los mecanismos necesarios para que la economía funcione.

El impuesto a las grandes fortunas, a la banca, a las energéticas... ¿Cree que esto ahuyenta la inversión?

Cualquier intervencionismo tiene un coste, ya sea en pérdida de inversión o en otros factores, pero al sector de la construcción no creo que le vaya a afectar, por nuestra tipología de negocio.

¿Teme que se aprueben también medidas que afecten a otras empresas con beneficios?

No lo sé, pero no creo que vaya a producirse en nuestro sector.

¿Qué habría que hacer?

Yo siempre soy partidario de flexibilizar los mecanismos para que la economía avance. Que los empresarios creen empresas y los trabajadores trabajen. Lo que hay que hacer es establecer las mejores condiciones posibles.

¿Ahora no existen?

Hay un problema de exceso de burocratización. Nos penaliza mucho que llegues a un organismo y que una autorización, un permiso, un trámite se retrase uno o dos años y tenga paralizado un negocio. No puede ser que quieras hacer cosas y no puedas hacerlas. Las Administraciones deben facilitar las gestiones con rapidez, lo contrario es un lastre para todos.

¿Han hablado con las Administraciones?

Por supuesto, pero parece que su único afán es engrosar su burocracia en vez de facilitar el trabajo.

¿Qué esperan del Plan de Recuperación? ¿Han notado la llegada de los fondos europeos?

Aún no hemos visto su efecto y esperemos que no lleguen tarde, mal o nunca. Llegar tendrán que llegar, pero las Administraciones tienen sus tiempos. El problema es que ahora, que es cuando más falta hacen, no están llegando.

¿Qué le pide al Gobierno?

Que deje trabajar a los trabajadores y crear empresas a los empresarios. Que no ponga limitaciones más allá de las que se deben tener.