Recuperación

Venezuela, camino del milagro económico

Deja atrás una de las peores hiperinflaciones de la historia con un PIB que crecerá un 6% este año y un 6,5% el que viene y una política activa para que vuelvan las petroleras y la inversión extranjera

La vicepresidenta ejecutiva de Venezuela y ministra de Economía, Delcy Rodríguez, en una comparecencia en el Palacio de Miraflores
La vicepresidenta ejecutiva de Venezuela y ministra de Economía, Delcy Rodríguez, en una comparecencia en el Palacio de MirafloresFEDERICO PARRAAFP

Venezuela ha salido oficialmente de la quiebra hiperinflacionaria. Buena parte de ese éxito es atribuible a la gestión de su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, convertida en el eslabón más pragmático del Gobierno de Nicolás Maduro y también el más omnipresente, hasta el punto de convertirse en el ariete del Palacio de Miraflores en el exterior. Tanto para plantar cara en La Haya en el objetivo de recuperar 159.500 kilómetros cuadrados del territorio de la «Guayana Esequiba», al oeste de dicho río y que representan el 70% del territorio actual de Guyana, y las correspondientes reservas de petróleo en alta mar, como para acelerar el regreso de Venezuela a la Comunidad Andina (CAN) tras 16 años de ausencia, una decisión muy celebrada por los empresarios venezolanos. Pero sobre todo para darle una vuelta de tuerca por completo a la econmía venezolana, acelerando la producción petrolera, presionando para lograr el regreso de las compañías internacionales a la exportación del Marey, el crudo caribeño que mana en todas partes en un país adicto al petróleo, y abriendo de nuevo el comercio tras rebajar de una vez el férreo control cambiario del bolívar, la deprimida divisa venezolana.

Movimientos todos ellos hechos con sigilo, rapidez y pericia para conseguir lo que hasta hace poco parecía imposible: poner otra vez a Venezuela en el mapa económico global. ¿Cómo se ha obrado ese milagro? Con una conjunción de medidas que han logrado dejar atrás escenas de desabastecimiento y penuria. Aunque quede aún mucho trabajo por hacer.

En 2016, el crudo OPEP –en cuya canasta está el barril de Marey– tocó suelo en 40,76 dólares y comenzó la época de la «hiperinflación», que trajo más de un lustro de penurias. En 2017, la inflación anual alcanzó el 862,6%, según el Banco Central de Venezuela. En 2018, cerró con una tasa de 130.060% y provocó el éxodo de miles de venezolanos, muchos de ellos rumbo a España. Desde entonces, con los precios del barril en los 64 dólares de 2019 y los 41,47 dólares de 2020, la economía venezolana no hizo más que deteriorarse. De hecho, en 2020 la inflación anual fue 2.968,8% y, según el mismo BCV, 2021 cerró con el 686,4%.

A la caída de precios se unieron las duras sanciones de Estados Unidos que llevaron a la espantada inversionista. Venezuela llegó a producir 3,2 millones de barriles diarios en 1997 y los 20 años siguientes se mantuvo por encima de los 2 millones hasta su hundimiento. Para enero de 2019, Venezuela extraía apenas unos 1.106.000 barriles diarios, lo que indicaba una reducción de la producción en dos tercios durante 20 años, según los datos de la OPEP.

Washington dio la puntilla al ampliar las sanciones en 2019 y 2020 al principal producto de comercio venezolano y la producción de crudo sufrió un retroceso récord que la llevó hasta cotas de 1934 (con un suelo de 392.000 bpd en julio de 2019), registrando una extracción de apenas 434.000 barriles al día en noviembre de 2020, afectada no solo por las sanciones sino por la caída de la demanda a consecuencia de la pandemia de Covid-19.

La industria petrolera venezolana, el monocultivo del país, se desmoronó por completo, afectando a toda la economía.

«De despeñarse a remontar»

Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania, la crisis energética derivada y el alza de los precios petroleros están cambiando muchos paradigmas. Venezuela vuelve a ingresar recursos financieros después de casi ocho años de caída libre y eso se deja notar. De hecho, el pasado miércoles Maduro afirmó que Venezuela ha ganado en lo que va de año unos 3.500 millones de dólares por la exportación de petróleo. «No llega al 10% de lo que era el ingreso petrolero normal del país, por el que durante 100 años tuvimos un ingreso creciente», subrayó Maduro, pero es un punto de inflexión frente a los apenas 700 millones que se ingresaban.

¿Significa eso que el país caribeño ha salido de la hiperinflación? Para Maduro, es un hecho. «Es un triunfo de la política económica bolivariana». Para los economistas independientes venezolanos «se ha pasado de ser un avión que caía en barrena y que estaba a punto de estrellarse, a lograr remontar el vuelo». Hoy, según los últimos datos de Pdvsa remitidos a la OPEP, la producción petrolera aumentó 51.000 barriles diarios en octubre, con lo que llegó a 717.000 barriles por día, un 7,6% más que los 666.000 de septiembre.

Venezuela sigue lejos de la meta de volver a producir 2 millones de barriles diarios a finales de 2022, para lo que necesita incrementar su bombeo de crudo en un 178% en menos de dos meses, pero se trata de un cambio en la tendencia de caída libre de la mayor y casi única fuente de entrada ingente de divisas del país.

Los ingresos petroleros de Venezuela pasarán de los 5.714 millones de dólares en 2020 a los 16.200 millones este año, un incremento del 183%, siempre que las exportaciones cierren a un promedio de 830.000 barriles diarios, un objetivo al alcance de Pdvsa, según análisis independientes.

La mejoría del mercado petrolero tiene una traducción directa en el ciclo hiperinflacionario, que parece haber quedado atrás. Venezuela registró una inflación de 6,2% en octubre, lo que supone 22,5 puntos menos en comparación con septiembre, cuando el crecimiento de precios en el país llegó a 28,7%, la tasa más alta de 2022, según el BCV. Con el dato de octubre, Venezuela acumula una inflación del 119,4% este año.

Las cifras de Venezuela suponen una mejoría notable incluso frente a las proyecciones del FMI de abril, cuando el organismo pronosticaba una inflación del 500% a cierre de este año. Para 2023, pese a las incertidumbres, el FMI pronostica que los precios crecerán al 150% en el país caribeño.

Crecimiento sostenido

También el PIB remontará con fuerza. Venezuela cerrará este año con un crecimiento previsto por el FMI del 6%, mucho mayor que el pronóstico de abril, que vaticinaba un avance del 1,5% para 2022 y mucho mayor que el dato de 2021, cuando la economía se mantuvo plana con un avance de apenas el 0,5%.

Para 2023, en un contexto global de estancamiento, Venezuela mantendrá un alza robusta del 6,5%, según las mismas predicciones. La economía venezolana, tras tres reconversiones del vapuleado bolívar desde 2008 (dos desde el inicio de la hiperinflación) y la eliminación de 14 ceros, parece abandonar la UCI, después de haber dejado atrás también el férreo control cambiario y aceptar lo inevitable, la dolarización de su economía. El dólar se utiliza ya en casi dos tercios de las transacciones, según Ecoanalítica, lo que ha abierto el mercado a las importaciones y aliviar la carestía de productos.

Rodríguez, que además de vicepresidenta Ejecutiva es ministra de Economía y Finanzas, comanda este giro al que se suma una agresiva política de captación de financiación y de apertura al exterior con el anuncio, entre otras decisiones, de ofrecer en el mercado de valores acciones de las empresas mixtas donde Pdvsa, cuya área internacional dirigió tres años, tiene capital mayoritario.

La UE presiona a EE UU para trabajar otra vez en Venezuela

Pocos dudan de que Rodríguez está también alentando los movimientos de la UE, que se plantea solicitar a Estados Unidos más exenciones para que empresas europeas puedan exportar petróleo desde Venezuela sin infringir las sanciones que Washington mantiene aún. La UE no aplica sanciones contra el petróleo venezolano pero sí Estados Unidos, aunque este país «está dando exenciones a algunas empresas, incluidas dos firmas europeas (Eni y Repsol)», según fuentes comunitarias. La Unión Europea pretende que estas exenciones concedidas por Washington sean mayores y más significativas, y no solo vinculadas a la necesidad de petróleo de la Unión sino también para financiar actividades humanitarias y sociales en Venezuela. Según el «Wall Street Journal», el Gobierno estadounidense se estaría preparando para reducir las sanciones para permitir que Chevron reanude el bombeo de petróleo allí.

Esto allanaría el camino para una posible reapertura de los mercados de EE UU y Europa a las exportaciones de petróleo de Venezuela. Según el diario, a cambio del alivio de las sanciones, Maduro debería reanudar las conversaciones suspendidas durante mucho tiempo con la oposición del país para discutir las condiciones necesarias para que el resultado de las elecciones presidenciales de 2024 sea reconocido por EE UU y la UE.