Opinión

Paja en ojo ajeno y viga en el propio

Hasta 24 organismos internacionales, instituciones y servicios de estudios, por ahora, dudan de las previsiones de crecimiento del PIB del Gobierno para el próximo ejercicio

María Jesús Montero, ministra de Hacienda, recibe los aplausos de su bancada tras la aprobación de los Presupuestos
María Jesús Montero, ministra de Hacienda, recibe los aplausos de su bancada tras la aprobación de los PresupuestosAlberto R. RoldánLa Razón

Mahatma Gandhi (1869-1948), el apóstol del siglo XX de la paz y la concordia, que también tuvo sus luces y sombras y alguna extravagancia, decía que «un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él». Hay ocasiones, sin embargo, en las que casi todos creen una cosa y unos pocos, un Gobierno, por ejemplo, lo contrario. El Gobierno de Pedro Sánchez consiguió el jueves, a falta del trámite –prescindible– del Senado, aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2023. La ministra de Hacienda, la volcánica María Jesús Montero, tuvo otro minuto de gloria –aplausos incluidos– gracias a unas cuentas que lo más probable es que ni tan siquiera ella se las crea.

Los Presupuestos han sido elaborados y aprobados con una previsión de crecimiento de la Economía del 2,1% del PIB próximo año, porcentaje ya rebajado desde las proyecciones iniciales. Pues bien, hasta 24 instituciones independientes –cada una con sus sesgos y matices, alguna también pro Gobierno– prevén un crecimiento muy inferior. La lista puede ser tediosa, pero es larga y también ilustrativa. Analistas Financieros Internacionales (AFI), BBVA Research, Caixabank Research, Centro de Estudios de Economía de Madrid, Centro de Predicción Económica, CEOE, Equipo Económico, EthiFinance Ratings, Funcas, Instituto Complutense de Análisis Económico (ICAE-UCM), Instituto de Estudios Económicos (IEE), Intermoney, Mapfre Economics, Oxford Economics, Repsol, Santander, Metyis, Universidad Loyola Andalucía, Fedea, Banco de España, Comisión Europea, OCDE, Fondo Monetario Internacional (FMI) y Goldman Sachs, entre otras instituciones, no se creen, con más o menos énfasis, las previsiones del Gobierno. Todavía más, lo que se llama el «consenso» de los analistas, que no es más que la media de todas las previsiones, estima que la economía española crecerá el próximo año alrededor de un 1%, es decir, la mitad de lo que calcula el equipo gubernamental, pero quizá lo más llamativo es que no existe nadie –ni los más optimistas– que se acerque a las previsiones del Gobierno.

La «vice» primera, Nadia Calviño, presume, no obstante –quizá ese es su trabajo– de que la economía española es la que más crecerá en 2023, aunque calla que España, a diferencia del resto de países de la Unión Europea, todavía no ha recuperado el PIB –renta de las familias incluida en términos reales– de antes de la pandemia. Achille Damiano Ambrogio Ratti (1857-1939), más conocido como Pío XI, ya lo explicaba en su encíclica «Quadragesimo Anno», de 1931: «Todos los errores tienen una parte de verdad». Voltaire (1694-1778) era todavía más claro, porque defendía, sin complejos, en su «Diccionario Filosófico» que «no existe ningún error universal que no provenga del abuso de alguna verdad». Pedro Sánchez, y en términos políticos postmodernos es complicado reprochárselo, se agarra a un mínimo de certeza para construir un relato que le resulte favorable y que, incluso, convenza a los menos advertidos de la sociedad, a quienes también intenta contentar con ayudas y subsidios de todo tipo.

La unanimidad de las previsiones ante los cálculos del Gobierno, que todavía no ha corregido, recuerda al refrán popular de «ver la paja en el ojo ajeno y no detectar la viga en el propio». El escritor y pensador británico John Ruskin (1819-1900), que tanto influyó en Gandhi, cuenta en el capítulo IV de sus «Modern Painters» que «en el fondo de todos los errores está siempre la soberbia y el orgullo», algo que también afecta a algunos gobiernos porque temen las consecuencias de reconocer una metedura de pata.

Pedro Sánchez aplica a la política –y también a la economía– la filosofía porteño/callejera del Cholo Simeone del partido a partido, combinada con la jugada de rugby de la patada hacia adelante. Su penúltimo objetivo, ya superado, era aprobar los Presupuestos Generales del Estado que le dejan el camino expedito para continuar en la Moncloa durante unos meses, incluso un año o más. El que las cuentas, si están aprobadas, cuadren más o menos es un asunto secundario que, en tiempos de incertidumbre, como también reconocen todos los expertos, incluido el Banco Central Europeo (BCE), de Christine Lagarde y Luis de Guindos, incluso el tiempo puede arreglar, aunque también empeorar, pero cada cosa –defienden en la Moncloa– a su tiempo. El crecimiento de la economía en 2023 todavía es un futurible y, en cualquier caso, el Gobierno confía en que todo el mundo crea en un error –es la tiranía del relato–aunque eso no haga que se convierta en una verdad, como percibió y advirtió el mismo Mahatma Gandhi.

Premio de Economía Rey Juan Carlos, el Nobel económico iberoamericano

Agustín Carstens, mexicano y director general del BIS (Banco Internacional de Pagos), ha sido galardonado con el premio de Economía Rey Juan Carlos, instituido por la Fundación José Celma Prieto, que concede el Banco de España, y que está considerado como el Nobel económico iberoamericano. Carstens, que también presidió el Comité Asesor de políticas del FMI de 2015 a 2017, está considerado como uno de los economistas más influyentes en Iberoamérica en los últimos 30 años.

La importancia del «doctor cobre» y su relación con las recesiones

Algunos expertos llaman al cobre «doctor Cobre» porque, en teoría, su precio suele anticipar el futuro de la economía, aunque no siempre. El precio del cobre, que a mediados de año había caído un 24%, se ha recuperado desde entonces. Eso descartaría una recesión inminente. Sin embargo, el analista Juan Ignacio Crespo apunta que los planes para cumplir los objetivos climáticos de 2050 exigirían extraer tanto cobre como en toda la historia, lo que justificaría que su precio se recupere.