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Ampliación del Canal de Panamá

El Estado no debe pagar

La Razón
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- ¿Cuál es el origen de esta situación de tensión entre Sacyr y el canal?

– Esta situación procede de una costumbre de la obra pública española que se llamaba el «reformado», por la cual cuando una compañía iba a un concurso procuraba ofertar la licitación justo al coste o incluso un poco menos, esperando que a lo largo del proyecto habría una nueva negociación. En ese nuevo proceso ya no había competencia y era donde las constructoras obtenían los beneficios. Trasladar esta costumbre al extranjero es más complicado, sobre todo porque hay compañías de otros países que no están acostumbradas a ese proceso y lo pueden considerar un engaño. No sabemos si ha ocurrido esto en el Canal de Panamá o efectivamente tiene razón el consorcio liderado por Sacyr; si es una falta profesional o una pillería profesional.

- ¿Debería intervenir el Gobierno monetariamente?

– De ninguna manera. El Estado no debería acabar solventado el problema de una empresa privada, sobre todo los españoles. Y el miedo de que suceda está ahí.

- ¿Llegarán las obras a paralizarse o habrá acuerdo?

–Lo lógico es que haya acuerdo de ambas partes. Pero en todo caso, no es un buen antecedente para las constructoras españolas que están buscando negocio en el extranjero.

- ¿Cuál es la solución ideal para el conflicto?

– Las dos partes empezarán las negociaciones por los extremos. Panamá no quiere pagar y Sacyr, que le aporten 1.200 millones de euros; la cifra final estará entre ambas. Por otro lado, lo que tiene que aprender Sacyr es que la seriedad es una garantía de futuro.

- ¿No debería haber mejores estudios sobre el precio final en una obra?

– Muchas veces ocurre en los concursos que lo barato resulta caro. En los concursos siempre hay lo que se llama «la baja temeraria», que uno de los ofertantes a sabiendas ofrezca un precio inferior al coste pensando precisamente en la negociacion de después. Cuando existen bajas temerarias los decisores públicos pueden excluir esa oferta, pero es complicado que ocurra porque hay que demostrarlo.

- ¿Cómo queda la imagen de Sacyr tras este suceso?

–Bastante dañada; al menos, tendrían que haber sido más discretos. Ahora, cuando se presente a un concurso no va a ser lo mismo. En todo caso, lo que tiene que aprender es que las costumbres de España no son trasladables automáticamente a otros países.

Profesor del IESE

*Profesor del IESE