Inflación
El PIB desborda la previsión del Gobierno y crecerá más del 2,9%
Incluso si el crecimiento se reduce al 0,4% en los dos próximos trimestres, el avance interanual será del 2,95%. Ningún análisis vaticina un frenazo en seco de la economía española.
Incluso si el crecimiento se reduce al 0,4% en los dos próximos trimestres, el avance interanual será del 2,95%. Ningún análisis vaticina un frenazo en seco de la economía española.
Aunque en el Gobierno impera la prudencia, lo cierto es que la estimación oficial de crecimiento para este año proyectada por el Ministerio de Economía, 2,9%, es más que probable que se quede corta. Si en lo que resta de ejercicio el avance de la riqueza nacional se mantiene en el 0,8% intertrimestral que marcó en los periodos enero-marzo y abril-junio, la economía crecerá un 3,25% en términos interanuales. Incluso en el hipotético caso de que se produjese un brusco frenazo del crecimiento que lo redujera a la mitad del registrado en los dos primeros trimestres del año, el PIB se incrementaría un 2,95%, ligeramente por encima de la previsión hecha por el Gobierno.
Visto el buen desempeño que la economía española tuvo en la primera mitad del año, ningún pronóstico vaticina una desaceleración severa para lo que resta de ejercicio. De hecho, organismos como la agencia de calificación de riesgos S&P, Funcas o la OCDE revisaron en julio al alza sus previsiones de crecimiento para España en vista del inesperado brío que había demostrado en el arranque de año. La última en hacerlo ha sido esta misma semana el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha declarado que no ve «impacto negativo» sobre la economía española dada la incertidumbre política por la prolongada ausencia de un gobierno con plenas funciones y apuntó que «elevará» las previsiones de crecimiento para 2016, por encima del 2,6% anticipado en julio. El Fondo Monetario Internacional cree que la recuperación continúa apoyada en «reformas pasadas» y en «vientos de cola» que todavía se mantienen.
Circunstancias favorables
En los últimos años, España, que ha acometido reformas tan importantes como la financiera o la laboral, se ha beneficiado también de una combinación de bajos tipos de interés, depreciación del euro frente al dólar, caída de precios del petróleo y la flexibilidad de la Comisión Europea para suavizar la senda de la reducción del déficit público. La decisión del Banco Central Europeo (BCE) de reducir paulatinamente el precio oficial del dinero hasta dejarlo en el 0% el pasado mes de marzo ha rebajado la carga financiera tanto de familias y empresas como de la deuda pública. Particulares y compañías pagan menos intereses, lo que ha mejorado su renta en dos y tres puntos, respectivamente, en los dos últimos años.
El tipo de cambio también ha ayudado lo suyo. En septiembre de 2011, cada euro se cambiaba por 1,42 dólares. Ahora, la moneda única ha bajado hasta tal punto que el viernes se cambiaba a 1,11 billetes verdes. Tal desplome del euro ha sido providencial para impulsar las exportaciones españolas, que se han visto beneficiadas también por una ganancia de productividad motivada por los menores costes laborales. En el segundo trimestre del año, ante la ralentización del crecimiento del consumo interno, fue el sector exterior el que mantuvo el ritmo de crecimiento del PIB con una aportación positiva de 0,2 puntos al crecimiento, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). No obstante, el consumo sigue comportándose de forma muy positiva. El Gobierno ha bajado impuestos, lo que ha puesto más dinero en el bolsillo de los españoles, mientras que la reforma laboral ha contribuido a la mejora del empleo y, con ello, del gasto. Según la Unión Europea, ha permitido salvar unos 400.000 puestos de trabajo.
El petróleo lleva tiempo aportando pingües beneficios a la economía nacional. Su acusado desplome –ha bajado de los 125 dólares que marcó en 2012 a la franja de entre 40 y 50 dólares en la que se mueve en este momento– ha reducido drásticamente la factura energética de un país que importa el 99% del crudo que consume.
La flexibilidad de Bruselas con España y el déficit para no frenar el crecimiento y estos vientos de cola han permitido al Gobierno relajar la austeridad. Entre 2013 y 2015, las cuentas públicas han cerrado con 11 puntos más del déficit proyectado, liberando recursos destinados al consumo público.
Trimestre muy favorable
Junto a estos vientos de cola y la inercia de las reformas, para lo que resta de año, a favor de España juega también que el tercer trimestre, el comprendido entre julio y septiembre, abarca los meses de la temporada alta turística, tan decisiva para el PIB español y que este año está siendo extraordinaria. Exceltur, la patronal del sector, calcula que llegarán 74 millones de turistas, más que nunca, y que el PIB ligado a esta actividad aumentará un 4,4%. El año pasado, aportó 124.000 millones de euros a la riqueza nacional, el 11,4% del total.
A pesar de esta conjunción de factores positivos, el Ejecutivo prefiere seguir siendo prudente. Fuentes del mismo aseguran que no está sobre la mesa una revisión al alza del PIB para este año.
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