Economía

El éxito económico y Cantinflas

El Gobierno, ante los problemas para aprobar los Presupuestos, presentará en Bruselas el gasto consolidado de todas las Administraciones Públicas, más de tres veces superior al techo de gasto

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los DiputadosAlejandro Martínez VélezEuropa Press

Mario Moreno (1911-1993), más conocido como Cantinflas, fue un actor y comediante mexicano de quien Charles Chaplin (1889-1977) llegaría a decir que era «el mejor cómico vivo». Coprotagonista con David Niven (1910-1983) de «La vuelta al mundo en 80 días», también participó en otras decenas de películas e incluso obtuvo un Globo de Oro. El humor de Cantinflas era, con frecuencia, disparatado, con guiños surrealistas, pero también con reflexiones enjundiosas. «Estamos peor –dijo–, pero estamos mejor. Porque antes estábamos bien, pero era mentira. No como ahora, que estamos mal, pero es verdad».

Pedro Sánchez y su Gobierno tienen muchos problemas y, ¿quién lo iba a decir?, se aferran a la economía como tabla de salvación. José María Aznar, en sus tiempos de Gobierno, acuñó aquello de «España va bien», salido de la factoría del desaparecido gurú Pedro Arriola. En su momento, fue tan criticado como caricaturizado. Bastantes años después, el inquilino de la Moncloa, quizá inspirado por sus nuevos gurús, que capitanea Diego Rubio, insiste en que «la economía española va como un cohete» y claro, el PP de Feijóo, que no entra demasiado en los debates económicos, también se cachondea.

El Instituto Nacional de Estadística (INE), presidido por Elena Manzanera, ha revisado –es algo habitual– los datos de PIB de los últimos años, y España ha crecido más, aunque claro, los nuevos datos son hasta un 30% mejores que los anteriores. Nada que objetar, pero es llamativo. Coincide con la revisión de las previsiones de crecimiento de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) del PIB para 2024, que la organización estima en un 2,8%, el cuádruple de la media de la zona euro, en donde ahora el gran problema es la locomotora alemana, que parece gripada, más allá también de los problemas políticos que tiene el canciller Olaf Scholz que, de alguna manera, tienen cosas en común con los de su colega y correligionario español.

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, a falta de unos Presupuestos que María Jesús Montero no logra alumbrar, ha elaborado un cuadro macro optimista, que presentará en Bruselas dentro de unas semanas. Es una décima menos optimista que la OCDE para este año, pero algo más para 2025, porque calcula que el PIB crecerá un 2,4%. La OCDE también reclama disciplina y Presupuestos, pero Sánchez está dispuesto a esperar que los congresos de ERC y de Junts, en los que Junqueras y Rovira por una parte, y Puigdemont, por otra, despejen el futuro de sus partidos.

En la Moncloa, no obstante, ya tienen el argumentario y los planes por si al final tampoco se aprueban las cuentas del Estado este año. El techo de gasto de la Administración General del Estado (AGE), que no llegaría a los 200.000 millones de euros, es menos de la tercera parte del gasto consolidado de todas las Administraciones Públicas (AA.PP.), donde están incluidas corporaciones locales, comunidades autónomas y Seguridad Social, y que al final de 2024 rondará la cantidad, difícil de imaginar, de unos 700.000 millones de euros.

Los Presupuestos son muy importantes, pero lo que el Gobierno tiene que presentar ante la Comisión Europea que preside Ursula von der Leyen son las cuentas consolidadas de todas las AA.PP. y esas, aunque sería conveniente, no exigen que el techo de gasto o los Presupuestos estén aprobados. Todo bastante alambicado, es cierto, pero es también la vía de escape del Gobierno que, sin embargo, por estética y por imagen política, dentro y fuera de España, desea alumbrar unos Presupuestos con los que, entonces sí, culminaría la legislatura.

La España que va «como un cohete», y que en teoría también crecerá más que los otros grandes de la zona euro (Alemania, Francia e Italia) los próximos años, también es el país con más paro, algo que no cambiará, aunque baje algo el porcentaje de desempleados. Y hay más sombras en ese panorama idílico para el Gobierno.

La semana pasada el INE también ha publicado la Encuesta de Estructura Salarial 2022 –no hay datos más recientes– con resultados preocupantes, que poner más que algo de sordina al optimismo gubernamental. El INE constata que el salario medio en España es de 29.948 euros brutos anuales, pero el salario «más frecuente», el que percibe mayor número de trabajadores, es de 14.586 euros brutos anuales, que son casi 3.500 euros menos que el del periodo 2018-2021, y ahí no hay revisión estadística que valga. Hay una explicación, las subidas del Salario Mínimo (SMI), tan impulsadas y celebradas por Yolanda Díaz, han logrado equiparar a la baja los sueldos de millones de trabajadores. «Estamos peor, pero estamos mejor», ya lo decía Cantinflas.