
Economía
Ganar menos y pagar más impuestos
En España, en 2024 la media de los salarios reales, una vez descontada la inflación, era inferior a la de 2008, pero al mismos tiempo se tenían que pagar más impuestos sobre la renta

John Maynard Keynes (1883-1946), quizá el economista más influyente del siglo XX, idolatrado y referente sobre todo de cierta izquierda que apenas lo ha leído –mucho menos comprendido– escandalizaba y provocaba porque decía que «evitar los impuestos es el único esfuerzo intelectual que tiene recompensa».
Desiderio Romero-Jordán es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos y doctor en Ciencias Económicas por la Complutense de Madrid. Cuando se presenta a sí mismo indica que «mi ámbito de investigación está dirigido al análisis económico de los impuestos, incluyendo efectos agregados y microeconómicos».
El catedrático acaba de publicar en Cuadernos de Economía Española, revista editada por el pensadero económico –think tank– Funcas, que preside Isidro Fainé y dirige Carlos Ocaña, un breve y accesible estudio titulado «Aumento de la presión fiscal en los principales impuestos: IRPF en el punto de mira».
La tesis que defiende –y demuestra con datos públicos– es tan sencilla como contundente: «Los hogares (españoles) tienen en 2024 una renta real inferior a la que tenían en 2008. Sin embargo, en términos reales, pagan más IRPF que en 2008».
El economista no ha descubierto la pólvora ni tampoco el Mediterráneo, pero ha puesto letra y música a un asunto que los ciudadanos perciben, al que el Gobierno de Pedro Sánchez hace oídos sordos, sus socios parlamentarios de extrema izquierda, y la oposición de Alberto Núñez Feijóo no sabe cómo encarar, más allá de declaraciones de principios que se quedan ahí.
Los datos que aporta el profesor Romero-Jordán son contundentes. La renta media -los ingresos– por hogar en 2024 equivale al 95,7% de la que había en 2008, el momento final del «boom» inmobiliario y el instante en el que la Gran Recesión empezó a percibirse de forma real en España.
En otras palabras, dieciséis años después, los españoles ganan menos. Sin embargo, si en 2008 pagaban 100 en concepto de IRPF, en 2024 tienen que desembolsar 114,4 por ese mismo concepto.
La explicación, que puede resultar técnica para algunos, es la llamada «progresividad en frío», que no solo no es «progresista» sino retrógrada, injusta y tramposa. Consiste en no adaptar las tarifas de los impuestos a la inflación, que de esta manera, ejerce como el «impuesto más inmoral», como lo definía Rafael Termes (1918-2005), por mucho que fuera un histórico banquero de la Transición.
La «progresividad en frío» es una de las razones que explica que la recaudación de Hacienda aumente de forma permanente en los últimos años, como presume la «vice» María Jesús Montero y aplaude la también «vice» que, a pesar de estar en horas cada vez más bajas, insiste en que quiere más impuestos.
Todo es posible, como sugiere Romero-Jordán en su estudio por falta de percepción de los ciudadanos. «La subida de impuestos –escribe–, pese al importante incremento de la presión fiscal, no ocupa las primeras posiciones en los barómetros del CIS», que preside el inefable José Félix Tezanos.
«Probablemente –añade el economista– porque la presión fiscal es un concepto complejo, cuya dimensión no es directamente observable por los contribuyentes. Incluso en los impuestos, como el IRPF, con los que los contribuyentes están más familiarizados».
La presión fiscal en el IRPF, según el estudio del cátedro se mantuvo estable entre el 6 y el 7% del PIB entre 2018 y 2019, el primer ejercicio completo de gobierno de Sánchez, tras la defenestración de Mariano Rajoy con una moción de censura.
A partir de ese año, aumentó hasta el 7-8% entre 2020 y 2022 , para alcanzar el 8% en 2023 y el 8,1% en 2024. También el tipo medio de IRPF pasó del 12.7% en 2019 hasta el 14.4% en 2024 y todo indica que volverá a subir en 2025.
Hay varias explicaciones. El número de asalariados pasó de 19,78 a 21,7 millones entre 2019 y 2024 y los salarios monetarios crecieron un 15,9% en el mismo periodo.
Sin embargo, la inflación, también en ese intervalo, aumentó un 18,2%. En roman paladino, la subida de los precios se comió las mejoras salariales. Además, sueldos algo mayores, al tributar en porcentaje, ven cómo su factura con Hacienda también crece más.
Conclusión, una forma de, en realidad, ganar menos y pagar más impuestos, algo que el Gobierno aprovecha ante la falta de atención en unos casos y de conocimiento en otros de los contribuyentes. No es nada nuevo, está muy estudiado hace mucho tiempo. «A través de un proceso continuado de inflación los gobiernos pueden confiscar –secreta y disimuladamente– una parte importante de la riqueza de los ciudadanos. Un proceso que lleva al empobrecimiento de la mayoría», escribía ya en el lejano 1919 el mismo Maynard Keynes.
✕
Accede a tu cuenta para comentar