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Guerra comercial

Hipotecas y gasolina más baratas a la vista por los aranceles

Los gravámenes de Trump hunden el precio del petróleo y llevan al euríbor a su mayor caída de los últimos seis meses y a niveles mínimos desde 2022

Hombre echando gasolina en una gasolinera Jesús G. FeriaLa Razón

Una guerra comercial no es buena a largo plazo para la economía. Pero entre los efectos colaterales de la iniciada por Donald Trump con sus aranceles hay un par de ellos que, al menos a corto plazo, van a beneficiar al bolsillo del ciudadano de a pie: la rebaja del precio de los carburantes y el abaratamiento de las cuotas mensuales de las hipotecas variables.

El temor a una desaceleración de la economía -que cada vez más analistas temen que pueda llegar incluso a convertirse en una recesión- ha tumbado el precio del petróleo. La cotización del barril de crudo Brent, el de referencia en Europa se ha hundido por debajo de los 62 dólares desde los casi 75 en que estaba justo antes de que Trump diese a conocer su batería de aranceles en el que denominó "Día de la Liberación". El banco estadounidense Goldman Sachs ha pronosticado que los precios del petróleo podrían caer incluso por debajo de 40 dólares por barril a finales del próximo año si la guerra comercial aboca al mundo a una recesión y los productores de la OPEP+ revierten los recortes existentes en la extracción de crudo.

No obstante, el escenario base con el que trabaja el banco es que el "oro negro" baje hasta los 62 dólares este diciembre y a los 55 dólares al cierre de 2026, también por debajo de los precios actuales.

Pese a que tanto la gasolina como el gasóleo cotizan en su propio mercado y que, por lo tanto, su precio no está determinado exclusivamente por el del petróleo, también es cierto que las oscilaciones de la materia prima de la que se extraen influye en su coste, si bien hay otros factores como los impuestos o la logística que también contribuyen a conformarlo.

En cualquier caso, la traslación de la caída del precio del petróleo al de los carburantes nunca es ni inmediata ni rápida. Como explicó en su momento la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en un informe, el precio de la gasolina y el gasóleo suele oscilar con una dinámica que resumió en que sube rápidamente, como un cohete, cuando lo hace el petróleo; pero, sin embargo, retrocede de forma mucho más lenta cuando baja, como una pluma. Además, la bajada del crudo no se suele trasladar por completo al precio de los carburantes. Durante el primer confinamiento por el coronavirus, el crudo se desplomó un 60%. Sin embargo, los combustibles solo retrocedieron el 17%, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea.

De momento, de hecho, los carburantes han vuelto a subir esta semana, si bien se trata de una alza casi descontada por coincidir con el inicio de la Semana Santa, un periodo de gran movilidad por carretera. En concreto, el precio medio del litro de diésel se ha encarecido un 0,069% esta semana con respecto a la anterior, para situarse en los 1,440 euros, su primer alza en seis semanas, según el Boletín Petrolero de la UE. Por su parte, el precio medio del litro de gasolina ha vuelto a encarecerse con un repunte del 0,39% con respecto a la pasada, para elevarse a los 1,517 euros.

Hipotecas

En el caso de las hipotecas, el temor a la ralentización de la actividad y a que los precios se desboquen por los aranceles y que todo ello obligue al Banco Central Europeo (BCE) a recortar los tipos de interés más de lo esperado -antes de los aranceles, se descontaban dos bajadas para este año- está presionando al euríbor a la baja.

El indicador al que están referenciados la mayoría de los préstamos hipotecarios en España cotiza ahora mismo en media mensual en el 2,21%, su nivel más bajo de los últimos dieciséis meses. En términos anuales, además, está 1,494 puntos por debajo del nivel que marcaba hace un año, lo que, de cerrar así el mes, abarataría de forma sensible las cuotas hipotecarias.

Con esta media provisional del euríbor, una hipoteca de 150.000 euros a 25 años con un diferencial del 1% y revisión semestral pasaría de pagar 891,39 euros a pagar 8577,2 euros, lo que supone una variación mensual de -33,7 euros. En el caso de que la revisión sea anual, pasaría de pagar 976,13 euros a pagar 857,72 euros, lo que supondría una variación mensual de -118,4 euros o, lo que es lo mismo, 1.416 euros al año.

Los analistas no descartan que el BCE haga más recortes de tipos de los previstos para hacer frente a posibles daños por los aranceles

Los analistas de Ebury consideran que en el escenario de incertidumbre actual y con las opciones de recesión al alza, el recorte de tipos de interés por parte del BCE en abril «es ahora más probable», y prevén que si se llega a producir, el euríbor podría disfrutar de nuevas bajadas este mes.

«La incertidumbre asociada a los aranceles ha incrementado significativamente los riesgos a la baja para la economía en 2025, que el banco central probablemente contrarrestará con un nuevo recorte de 25 puntos básicos del tipo de depósito. No pueden descartarse nuevas bajadas de tipos a corto plazo, aunque el margen de maniobra es limitado, sobre todo por el paquete fiscal alemán», explica en el mismo sentido que Ebury Ulrike Kastens, economista senior de DWS.

Deutsche Bank Research también considera que es probable que el BCE recorte los tipos con más decisión de lo previsto. Según un reciente análisis de su economista jefe, Robin Winkler, las exportaciones chinas, bloqueadas en EE UU por los nuevos aranceles, se redirigirán a Europa, aumentando la competencia de precios para los fabricantes europeos. En su opinión, es probable que este exceso de importaciones tenga un efecto desinflacionista, presionando a la baja los precios en la eurozona, lo que significa que tanto la política monetaria como la fiscal tendrían que dar señales claras para contrarrestar esta dinámica.

Los economistas de Berenberg Bank siguen esperando sólo un nuevo recorte de tipos de 0,25 puntos porcentuales en el segundo trimestre, pero no descartan más para hacer frente a los posibles daños que pudieran hacer los aranceles a la economía.