Opinión

La imparable reindustrialización española

"La industria será verde o no será. No habrá nuevo desarrollo industrial si no abrimos las puertas a la transición energética". Por Rebeca Torró, secretaria de Estado de Industria

La reindustrialización española exigirá importantes inversiones
La reindustrialización española exigirá importantes inversionesLa Razón

Uno de los mayores retos a los que se enfrenta España como país es también uno de los temas más desconocidos para gran parte de nuestros ciudadanos y ciudadanas. Y será, sin embargo, el punto de inflexión que pueda cambiar a medio plazo sus vidas. Pero, sobre todo, el que marcará el futuro de las próximas generaciones.

Hablamos del proceso de reindustrialización y de la consolidación del liderazgo español como potencia industrial frente a nuestros principales competidores. Somos conscientes de que no será fácil, pero sí apasionante, y el Gobierno de España, junto a un tejido industrial al que le sobra talento y vocación innovadora, serán claves para el cambio y para alcanzar los niveles de neutralidad climática en 2050.

Una transformación que pasa por dos condicionantes imprescindibles. En primer lugar, por la estrecha colaboración entre la Administración Pública y el sector privado. Y una gran ventaja para ello es volver a contar con una Secretaría de Estado de Industria. Una reclamación unánime de todos los sectores industriales y que, sin duda, consolida y resitúa a la industria española en la escala de principales motores económicos de nuestro país. Un paso que demuestra, todavía más, la apuesta firme del presidente Pedro Sánchez por la necesaria reindustrialización de España.

En segundo lugar, por una sinergia entre las dos materias que hoy son clave para el futuro del sector productivo: el binomio indisoluble industria-energía. Porque la generación de energía limpia y renovable a precios asequibles es la razón de ser para avanzar hacia la autonomía energética y conseguir una industria española más competitiva.

Contamos para ello con un gran atractivo: nuestra capacidad, como país, para producir esta energía verde y unos recursos naturales envidiables. Y en esta estrategia, el compromiso del Gobierno se traduce en acciones concretas, como la reciente convocatoria del PERTE de Descarbonización Industrial. Se trata de una primera línea de ayudas de 1.000 millones de euros, que, en sucesivas convocatorias, alcanzarán los 3.170 millones, inyectados directamente a las empresas para ayudarlas en esa transición, que no es otra cosa que más innovación, más investigación aplicada, más transferencia tecnológica, más emprendimiento y mayor resiliencia a los cambios.

Porque como Gobierno tenemos claro que la industria, como motor de creación de riqueza y empleo estable, es también el principal impulsor de cambio de nuestro modelo productivo hacia un sistema más justo, sostenible y estable en el tiempo.

Una transformación que necesita del conjunto de todas las administraciones, y en la que contamos también con la acción coordinada con la Unión Europea para garantizar el éxito de la gestión de los fondos Next Generation, que permitirán a nuestra industria alcanzar unas cotas de competitividad y diversificación sin precedentes.

Y para conseguirlo, sin duda, es fundamental tener una industria fuerte, sostenible, innovadora, estratégica en el crecimiento económico y que adquiera de forma paulatina más peso en el PIB. Nuestro país tiene todavía un recorrido importante de crecimiento del sector industrial, un desarrollo que repercutirá en una mayor vertebración territorial, en unos todavía mejores datos de ocupación y, en definitiva, en una mejor calidad de vida de la ciudadanía.

Y es que la industria, como nuestro planeta, será verde o no será. Y, en esta transición, desde el Gobierno de España trabajaremos codo con codo, tanto con las industrias, como con el propio sector energético. Avanzaremos juntos, de forma ambiciosa y con todas las garantías para que ninguna empresa se quede atrás en este reto que nos atañe a todos.

Porque, tengamos muy presente una realidad: no habrá nuevas inversiones, nuevos desarrollos industriales ni nuevas oportunidades si no abrimos de par en par las puertas al proceso de transición energética. Nuestro presente, pero también nuestro futuro, pasa por una transformación energética, más sostenible, limpia y eficiente. Solo así podremos hacer frente al reto que supone el cambio climático y, a la vez, podremos seguir creciendo y asumiendo nuevas oportunidades de desarrollo con garantías.