El desafío independentista
La DUI tenía un precio
El propio instituto catalán de estadística confirma el desplome de la inversión desde el pasado octubre
El propio instituto catalán de estadística confirma el desplome de la inversión desde el pasado octubre.
La DUI (Declaración Unilateral de Independencia) de Cataluña tenía un precio. También la incertidumbre económica y social que generó. Lo acaba de certificar el Idescat (Instituto de Estadística de Cataluña), el INE catalán. En el cuarto trimestre del año, el consumo de los hogares, así como la actividad del comercio, el transporte y la hostelería se estancaron. Además, la inversión retrocedió y el consumo de los extranjeros en toda Cataluña se desplomó. A pesar de todo, gracias a las exportaciones, la economía catalana creció un 0,8%, incluso una décima más que la española, lo que aparentemente enmascara el impacto de la inestabilidad política que generaron las diferentes iniciativas de Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y, en definitiva, todo el independentismo.
Idescat, el organismo que dirige Frederic Ubina i Abelló (Barcelona, 1953), ha publicado los datos de las «Cuentas Económicas Anuales» de Cataluña correspondientes a 2017, que incluyen las cifras del cuarto trimestre del año. El PIB catalán, para el conjunto del año, creció un 3,4%, mientras que el de toda España lo hizo un 3,1%. Sin embargo, la letra pequeña de los fríos números describe los efectos de la deriva independentista que comenzó el pasado 10 de octubre con las tormentosas sesiones del Parlamento catalán y que alcanzó el clímax con la declaración de independencia –fugaz o no– del 27 de octubre.
Puigdemont, Junqueras e incluso los economistas independentistas minimizaban los riesgos económicos de una hipotética –e imposible– independencia de Cataluña. Las cifras oficiales de los propios servicios adscritos a la Generalitat, sobre las que ha habido un sospechoso silencio general –con alguna mínima excepción– en Cataluña, dibujan un escenario muy diferente. En el cuarto trimestre de 2017, el consumo de los hogares en Cataluña se estancó, mientras que en el resto de España subió un 0,6%, siempre en relación con el trimestre anterior. Lo mismo ocurrió con el comercio, el transporte y la hostelería. El ritmo de crecimiento de la actividad en esos sectores simplemente dejó de crecer, aumentó un 0%, es decir, hubo un parón. La jornada de huelga general del 10 de noviembre contra la aplicación del artículo 155, respaldada por todos los partidos independentistas, y la incertidumbre que generó fue, sin duda, otro de los elementos que contribuyeron al parón económico. Quizá no fue muy seguida, pero sí generó un clima de incertidumbre que influyó no sólo ese día en la economía.
Oriol Junqueras afirmaba a principios de octubre: «No creo que vaya a haber una huida de empresas de Cataluña». Desde entonces, alrededor de 4.000 compañías, entre ellas las dos principales entidades financieras, CaixaBank y Banco de Sabadell, cambiaron sus sedes sociales. El impacto económico de esos traslados es difícil de cuantificar y se notará a medio y largo plazo, pero hay otros datos que ya están negro sobre blanco. El problema no es que algunas empresas dejaran Cataluña, sino que –las que salieron y las que se quedaron– dejaron de invertir.
Inversión en maquinaria
Los datos de Idescat detallan que la inversión (Formación Bruta de Capital) descendió en Cataluña en un 0,8%, mientras que en el resto de España crecía en un porcentaje del 0,9%. Y todavía fue más acusada la caída registrada de la inversión en bienes de equipo (maquinaria), porque bajó un 1,6% frente a un aumento del 0,5% en toda España. Las exportaciones, por último, han salvado la cara, de alguna manera, de la economía catalana. Sin embargo, el consumo de los extranjeros en el territorio bajó 1,9% en el cuarto trimestre y un 0,5% en todo el año 2017, mientras que en el conjunto del país –incluye Cataluña– descendió un 1,3% en los tres últimos meses del pasado año, aunque en todo el ejercicio subió un 4,2%.
La DUI, por lo tanto, sí tuvo un precio, y alto, que acaba de certificar Idescat y que se resume en un parón del consumo, del comercio, el transporte y la hostelería. Además, la inversión se hundió y también el consumo de los extranjeros en el territorio. Todo ha quedado enmascarado por los buenos datos anuales de la economía catalana, pero las cifras están ahí.
Quizá por eso, el ex conseller Andreu Mas-Colell, más allá de su independentismo, reclama ahora un Gobierno estable para Cataluña. No obstante, aunque todavía no hay datos fiables, los indicadores adelantados señalan que, más alejado el riesgo de acciones independentistas unilaterales, la actividad económica habría empezado a recuperar la normalidad en la zona catalana, aunque la inversión sigue, cuando menos, tímida.
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