Comisión Europea

Los nervios de Teresa Ribera

Diferentes grupos políticos van a preguntar a la aspirante a comisaria y vicepresidenta por su marido Mariano Bacigalupo y el posible conflicto de intereses que se produjo en el pasado

La designada vicepresidenta europea de Competencia y Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera, participa en la inauguración de la jornada “Las mujeres deciden en Europa. Mujeres y gobernanza Europea”, organizada por la Fundación Alternativas, este viernes en Madrid.
La designada vicepresidenta europea de Competencia y Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa RiberaFernando VillarAgencia EFE

Teresa Ribera está nerviosa por su examen ante los eurodiputados. Los otros aspirantes a comisarios europeos atraviesan por la misma situación. Lo bueno, aunque imposible, sería conocer cuál de ellos es el que se encuentra con mayor intranquilidad. Mientras tanto, Ribera sigue siendo, es un decir, ministra y vicepresidenta del Gobierno de España, puestos que no ha abandonado y por los que sigue cobrando, aunque su agenda está prácticamente vacía en lo que respecta a estas competencias. Casi todo su tiempo está dedicado a la preparación de su comparecencia. Hay asuntos que domina a la perfección, independientemente de que se compartan sus tesis, o no, como los relativos al cambio climático y la energía. Sin embargo, esos temas no son «lo mollar» de sus competencias, porque la clave va a estar en todo lo relativo a la política de la competencia, valga la redundancia. Y ahí anda bastante más escasa de conocimientos, aunque por falta de interés no quedará.

Además, si hay que cambiar de parecer y abrazar las tesis contrarias a las que ha venido manteniendo durante toda su vida, pues se hace y ya está. En eso es fiel discípula de su maestro Pedro Sánchez. Me refiero en concreto a su posición sobre la energía nuclear, a la que ahora ve con buenos ojos, o menos malos que con anterioridad. Entre sus preocupaciones de cara al examen no debe ser menor la relativa a su marido, de apellido Bacigalupo y de nombre Mariano, por un posible conflicto de intereses en el pasado. Es un secreto a voces en Bruselas que diferentes grupos políticos van a preguntar a la aspirante a comisaria y vicepresidenta por ese espinoso y polémico asunto. ¿Pueden rechazar los eurodiputados a Teresa Ribera, durante su examen que tendrá lugar el 12 de noviembre? Por poder, pueden. Sin embargo, no es lo más probable, aunque tampoco es imposible. Como la audición con la española es de las dos últimas, podría darse el caso, por ejemplo, de que algunos de los aspirantes del Partido Popular Europeo (PPE) no pasasen el examen y que este grupo político decidiese vengarse en la persona de Ribera, que es la «miembra» más importante del grupo de aspirantes de los socialistas y que terminase pagando la factura, por aquello de la venganza y de los equilibrios políticos. ¡Uy, que nervios!