Opinión
¿Otra crisis financiera? Ordenemos las ideas
La nueva crisis bancaria abre el debate sobre el riesgo de sufrir una crisis financiera como la sucedida en 2008
Las recientes quiebras del Silicon Valley Bank, el Signature Bank y el Silvergate Bank, por una parte, y el deterioro financiero de Credit Suisse, por otra, abre el debate sobre el riesgo de sufrir una crisis financiera como la sucedida en 2008. Para tomar parte en este debate es necesario ordenar las ideas, en base a las siguientes reflexiones.
En primer lugar, la crisis de 2008 no se debió a la quiebra de un banco en particular, ni siquiera Lehman Brothers, que, si bien generó un efecto contagio sin precedentes, resultó ser la cima de iceberg, demostrándose, al poco tiempo, que muchas más entidades, tanto en EE UU como en Europa, se habían dejado llevar por la fase expansiva del ciclo económico, concediendo créditos e hipotecas a quienes no tenían capacidad de devolverlos, dando lugar a las populares hipotecas subprime. En definitiva, se trató de una mala política inversora generalizada de la banca.
En segundo lugar, tras la crisis de 2008, tanto la Reserva Federal de los EE UU como el Banco Central Europeo endurecieron los requisitos de solvencia que debía cumplir la banca, encontrándonos hoy ante un sistema financiero más sólido, capaz de afrontar situaciones de estrés impensables hace 15 años.
En tercer lugar, no parece que los bancos europeos tengan una exposición de riesgo significativa a los tres bancos de EE UU, que, por otra parte, tienen un tamaño relativo, de modo que el efecto arrastre sobre la banca europea sería descartable. También, por el tamaño de los mismos, deberíamos descartar el contagio generalizado y en cadena sobre el sistema bancario estadounidense.
Finalmente, no podemos incluir en el mismo saco a los bancos recientemente quebrados en EE UU y al Credit Suisse. El banco helvético viene dando síntomas de dificultades financieras desde hace años, de modo que, quien ha deseado salir de su exposición, ha tenido tiempo suficiente para hacerlo de manera ordenada. Esto nos lleva a pensar que, difícilmente, algún banco europeo presente hoy una exposición desmesurada en el banco suizo, sino más bien, que el riesgo se encuentre eficientemente repartido entre las distintas entidades, cosa que minimizaría el impacto en el peor de los desenlaces.
Alfonso Fernández Pascual es profesor del EAE Business School
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