Opinión
El pacto de Pedro Sánchez que choca con otra exigencia de Bruselas
El presidente y sus ministros sobredimensionan el Gobierno a ritmo de récord
Desde el martes el Gobierno ya no está en funciones, sino funcionando (es un decir). A la hora de su formación, Pedro Sánchez no ha ahorrado; todo lo contrario, ha gastado más porque ha aumentado el número de secretarias de estado y ya veremos lo que sucede con las subsecretarías, secretarias generales, direcciones generales, empresas públicas, el número de asesores y demás cargos asociados a prebendas varias, a las que tan dados son Sánchez y sus muchachos o muchachas. Vamos, que de ahorro y de menor gasto, nada de nada.
Y eso ha coincidido en el tiempo con la clara, a la par que dura, advertencia de la Comisión Europea sobre la «muy difícil» situación fiscal de España. Además, desde Bruselas han metido prisa al nuevo Gobierno para que presente el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2024 cuanto antes. ¿Habrá recorte del gasto en el mismo? Mucho me temo que los tiros no van a ir por ahí, si Pedro Sánchez quiere cumplir con las promesas que ha alcanzado, aunque ya se sabe que el presidente del Gobierno español no se caracteriza precisamente por cumplir con lo prometido.
Estos pactos chocan con otra petición llegada desde Bruselas, porque han reclamado al Ejecutivo un plan riguroso para reducir el déficit y la deuda pública. Además, desde el BCE sitúan a España entre los cuatro países más vulnerables ante una crisis de deuda. En paralelo, dos de las más importantes agencias de calificación del mundo han advertido sobre la inestable situación política de España y sobre las repercusiones económicas a corto y medio plazo.
Un ejemplo de lo que nos puede deparar la situación que se ha creado y las cesiones de Pedro Sánchez, en este caso a los independentistas catalanes, es la convocatoria de huelga en Renfe para varias jornadas de las próximas semanas (algunas de ellas coinciden con el macro puente de la Constitución y la Inmaculada) por, entre otros motivos, el traspaso de las «rodalies» (las cercanías ferroviarias) a Cataluña, con la cancelación de casi 1.550 trenes. Eso sí, a pesar de la que está cayendo, y para que no todo sea negativo, el Ibex se encuentra al borde de los 10.000 puntos. El que no se consuela es porque no quiere.
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