Opinión

La paradoja del aceite, de oro verde a saldo

Es más caro que nunca para el consumidor y más ruinoso que nunca para quien lo produce

Aceite de Oliva © Gonzalo Pérez Mata
Aceite de Oliva© Gonzalo Pérez MataGONZALO PEREZ MATAFotógrafos

Los productores de aceite, esos héroes silenciosos de la España rural, empiezan a ver cómo el valor de su cosecha se evapora por la caída estrepitosa de los precios en origen, como si los marcara un contable borracho, no por una cosecha récord, sino por una misteriosa conjunción de fuerzas invisibles que ni los economistas ni los agricultores logran comprender del todo.

Las cooperativas y almazaras llevan semanas alertando del desplome con una caída que deja a más de uno con la sensación de haber exprimido el esfuerzo del año solo para embotellar pérdidas. La paradoja es que el aceite es más caro que nunca para el consumidor.Pagamos cifras estratosféricas por una botella de aceite que ya tiene alarma en el supermercado y que guardamos en la cocina como si fuera una botella de whisky escocés de 25 años. Pero es más ruinoso que nunca para quien lo produce porque el agricultor ha pasado a recibir 3,2€/kg frente a los casi 9€/kg de hace poco más de un año. Y si decide vender sus tierras, aún peor, porque el precio de un olivo lleva años cayendo en picado, entre otras cosas porque no hay interés en la compra, menos aún conforme vemos como se transforma el paisaje por la creciente conversión de muchas hectáreas de olivar en huertos solares, tras expropiaciones forzosas de cientos de miles de olivos a precios de saldo. Ahora el sol brilla dónde había siglos de historia y esfuerzo de varias generaciones, arrancando árboles milenarios y dejando sin sustento a las familias, para salvar el planeta.

La solución para el agricultor es complicada porque no puede soportar el coste del gasoil, de la maquinaria, ni de los jornaleros, con unas subvenciones europeas menguantes, viendo en primera fila esta tragicomedia donde el campo sangra, el consumidor se queja y otros agentes, en la sombra, hacen caja con estos vaivenes. Mientras tanto, en Bruselas a por uvas, discutiendo si el etiquetado debe incluir el número de olivos que han llorado por cada litro exprimido en vez de enfocarse en la supervivencia de nuestro sector primario.

Juan Carlos Higueras, Doctor en Economía y Vicedecano de EAE Business School