Rescate a Chipre

Permanecen las dudas

La Razón
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Espectacular vuelco en las bolsas europeas, en una jornada con un final diametralmente opuesto a un inicio claramente alcista, fruto de un principio de acuerdo en Chipre que satisface las demandas básicas del mercado: respeto total a los depósitos inferiores a 100.000 euros, reestructuración del sector bancario hacia dimensiones más razonables, aquiescencia de todas la partes implicadas en la negociación (incluida Rusia, que no se opuso), y una rápida aprobación del mismo, sin la necesidad de someterlo a votación en el Parlamento chipriota. Sin embargo, tras la alegría inicial, los mercados relativizaron el acuerdo y moderaron las subidas, mostrando cierta preocupación. El mercado de deuda periférica, un termómetro más fiable y menos volátil que las bolsas, había mostrado más frialdad desde el principio.

Pero lo que provocó los abultados números rojos finales fueron unas declaraciones del nuevo jefe del Eurogrupo, el holandés Dijsselbloem, al señalar que el método de rescate aplicado a Chipre debe entenderse como una plantilla extensible a otros países que precisen ayuda por problemas derivados de un sector financiero débil o sobredimensionado. De esta forma, Dijsselbloem, aunque luego trató de rectificar, ponía el acento en la cadena de prelación ante nuevas ayudas al sector financiero de un país (accionistas, poseedores de deuda junior, poseedores de deuda senior, depositantes con más de 100.000 euros, fondos del MEDE).

El mercado, al igual que hizo el lunes pasado, ha vuelto a entender que los depósitos bancarios no están asegurados, y que las facturas de asistencias futuras a bancos europeos podrán cargarse en cierta medida contra los depositantes. Seguramente, en otro contexto, estas palabras no hubieran causado tanto revuelo, dados los importantes matices implícitos que llevan, como que los depósitos inferiores a 100.000 euros sí serán respetados, o que las quitas se aplicarán en sistemas financieros sobredimensionados, lo que limita mucho el número de candidatos.

En resumen, hemos pasado de ver cumplido el escenario deseado por el mercado (en los términos del preacuerdo alcanzado en Chipre) a incrementar la sensación de ausencia de garantías en los capitales depositados en los bancos europeos. En cualquier caso, las posibilidades de que Chipre abandone el euro se han reducido considerablemente, y estamos más cerca de dejar atrás la penúltima crisis del euro. Chipre carecía de potencial suficiente para desatar una tormenta, y parece que el mercado ha sobreponderado mucho más las incoherencias cometidas en la gestión de la crisis que la solución final.