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Pisos turísticos y "okupación"

Mientras que el gobierno no de garantías de seguridad, los propietarios de viviendas no se lanzarán masivamente a alquilarlas, menos aún si el precio está topado

Los inquilino prefieren el alquiler vacacional, que garantiza que el inquilino estará unos días y se irá,
Los inquilino prefieren el alquiler vacacional, que garantiza que el inquilino estará unos días y se irá,Jesús G. FeriaLa Razón

Arrecian por todas partes las críticas hacia los pisos turísticos. Si tiene uno la mala suerte de vivir en un edificio donde abunda este tipo de viviendas, la situación acaba haciéndose insoportable. El concepto del alquiler turístico está reñido con el residencial. Quien va a pasar unos días busca por lo general cualquier cosa antes que tranquilidad. Los residentes habituales acaban odiando a esos visitantes ocasionales que generan ruidos, hacinamiento, borracheras, suciedad y malos hábitos. No siempre, es verdad, pero sí con cierta frecuencia. De ahí las protestas vividas estos días en ciudades como Madrid, Barcelona o Málaga. Nada más que por este hecho, las administraciones están obligadas a buscar soluciones. No sólo prohibiendo la vivienda turística ilegal, sino también limitando la proliferación de la que está legalizada. Un barrio residencial parece bastante incompatible con un barrio turístico. Sólo que obligar a los propietarios al alquiler de larga temporada, en lugar del ocasional, genera dificultades con relación a otro problema no menor en España: el de la okupación. Si el propietario no tiene seguridad, renunciará a alquilar su vivienda. Nadie quiere que un inquilino se le transforme de repente en okupa. Esto es algo que, pese al discurso buenista de Sumar y Podemos, se da en nuestro país más que ninguna otra parte. Particularmente en Barcelona. Mientras que el gobierno no de garantías de seguridad, los propietarios de viviendas no se lanzarán masivamente a alquilarlas, menos aún si el precio está topado. Prefieren el vacacional, que garantiza que el inquilino estará unos días y se irá, antes que la incertidumbre de no saber si su casa acabara “okupada”.