Economía
¿Qué es la teoría del gasto creciente?
Preahorrar o vigilar los gastos hormiga son una serie de hábitos que pueden evitar a las personas caer en el gasto creciente
Ganar más dinero es algo con lo que muchos de nosotros soñamos para evitar llegar a fin de mes con el agua al cuello y poder disfrutar un poco más de la vida. Sin embargo, pese a tener un salario más alto, a final de mes conseguimos ahorrar la misma cuantía que cuando ganábamos menos dinero. Pero, ¿esto a qué se debe? Desde el blog Finanzas para todos explican qué puede ocurrir por la teoría del gasto creciente.
La teoría del gasto creciente consiste en que los gastos aumentan "casi de forma paralela" a medida que se incrementan los ingresos, asevera el blog. Esto suele ocurrir cuándo se crean nuevas necesidades a la vez que crece la capacidad de gasto. Una de las cosas que puede pasar cuando una persona tiene más ingresos es que se plantee mudarse a una casa mejor, comprar cosas que antes no estaban a su alcance o incluso contratar nuevos servicios que antes no se podía permitir. "Por eso, no siempre que aumentan tus ingresos, consigues ahorrar más dinero. Y no siempre somos conscientes de que nuestros gastos crecen al mismo ritmo que nuestros ingresos", sostienen desde Finanzas para todos.
Ante este escenario en el que los ingresos aumentan, es importante incorporar una serie de de hábitos para no caer en la trampa del gasto creciente:
- Preahorrar: este método que consiste en ahorrar antes de empezar a gastar, ya que una persona aporta una parte de los ingresos fijos que recibe mensualmente nada más llegan a la cuenta bancaria. Por tanto, si el sueldo aumenta, también lo hará la parte que se destina al ahorro.
- Crear una cuenta de ahorro: este tipo de cuenta de depósito genera una rentabilidad en forma de intereses a cambio de mantener el dinero ingresado, por lo que puede ser muy útil para no tener el dinero tan a mano.
- Organizar los gastos: estos deben organizarse y clasificarse entre fijos obligatorios –hipoteca, alquiler…–, variables necesarios –comida, ropa, luz y agua…– y discrecionales –cine, salidas a cenar, un viaje…–. Por tanto, si quieren recortar gastos, así se sabrá por dónde empezar.
- Vigilar los gastos hormiga: estos hacen referencia a los pequeños gastos diarios, casi invisibles e innecesarios y que, si se juntan, pueden suponer una cantidad importante mes a mes.
- Cambiar los objetivos financieros: se podrán dedicar parte de los ahorros a la inversión, buscando más rentabilidad, o tener metas a largo plazo como hacer un viaje soñado o cambiar de vivienda.
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