
Entrevista
Rafael Dezcallar: "Si no podemos defendernos, otros nos impondrán sus valores"
El ex embajador de España en China, Rafael Dezcallar, aborda en su último libro El ascenso de China (Deusto) todas las claves del despertar del Gran Dragón

¿Qué motivó su interés por escribir sobre el ascenso de China?
China ha sido históricamente desconocida y hermética, lo que ha alimentado estereotipos. Aunque algunos de esos clichés persisten, China ha cambiado mucho y es hora de que se actualice la percepción.
¿Cuáles considera que han sido los principales motores detrás del ascenso de China?
Cuando Mao Zedong murió, China era un país extremadamente pobre, representando solo el 1,3% del PIB mundial. Para 2001, cuando China ingresó a la Organización Mundial del Comercio (OMC), su PIB había aumentado al 5%, y ahora alcanza el 17%. Este crecimiento se debe principalmente a un conjunto de reformas implementadas por Deng Xiaoping, quien entendió que el socialismo no debía asociarse con la miseria y creía que China debía desarrollarse. Fue así como introdujo reformas clave, incluida la famosa frase: «Da igual si el gato es blanco o negro, lo importante es que cace ratones». Este pragmatismo permitió que China abandonara una economía comunista para adoptar un modelo capitalista, lo que le permitió prosperar. Sin embargo, en lugar de abandonar el Partido Comunista, mantuvo el control político, fusionando el capitalismo con un sistema político leninista.
¿Cómo impacta el ascenso de China en el equilibrio económico global y qué desafíos puede representar para las economías occidentales?
Su rápido crecimiento ha afectado las economías occidentales de diversas maneras. Muchas industrias se han trasladado a China debido a los bajos costos de producción, lo que ha causado la desindustrialización en varias regiones. Esto fue particularmente evidente en los votantes de Trump, muchos de los cuales provienen de zonas desindustrializadas. Sin embargo, es legítimo que China haya adoptado esta estrategia. Lo que no es tan legítimo es que China quiera acceder a los mercados internacionales con total libertad, pero al mismo tiempo impone barreras para que otros países no accedan al suyo en las mismas condiciones. Europa no quiere que se repita lo que sucedió con los paneles solares, donde las importaciones chinas subvencionadas eliminaron nuestra industria. Con el automóvil, que es clave para España, la situación podría ser similar si no se abordan estos problemas.
¿Cómo ve el futuro de China en las próximas dos o tres décadas? ¿Continuará su ascenso o enfrentará obstáculos?
China enfrenta obstáculos, como la desaceleración económica, la burbuja inmobiliaria y el declive demográfico. Tiene grandes ambiciones económicas y políticas, como igualar a Estados Unidos en términos de poder global. Pero para lograrlo, necesita mejorar su productividad y ser más competitiva a nivel tecnológico. Para ello, es crucial que China ofrezca más libertad a los empresarios y no dependa de políticas del pasado.
¿Hasta dónde puede llegar la rivalidad entre China y EEUU?
La rivalidad se desarrolla en muchos frentes: político, militar, comercial, tecnológico e incluso ideológico. La cuestión es si se puede canalizar de manera que no llegue a un conflicto abierto, lo cual sería indeseable.
¿Cómo ve usted la posición de España y de Europa frente al ascenso de China?
Europa debe decidir qué quiere para su futuro. ¿Quiere ser una «Disneylandia» donde se vive bien pero no tiene capacidad para oponerse a Rusia, China o EEUU cuando sea necesario? O, por el contrario, ¿quiere poner en marcha reformas económicas para fortalecer su mercado interno, generar empresas grandes capaces de competir con los gigantes americanos y chinos? Europa también debe dejar de depender militarmente de EEUU, ya que esa dependencia genera vulnerabilidades políticas. Por eso debe integrarse políticamente y adoptar una postura común en defensa y en sus intereses económicos. España, en particular, debe decidir cuánto está dispuesta a aportar a la defensa de Europa, no solo en términos de recursos, sino también de tropas.
¿Qué opina de los socios de gobierno que no quieren aumentar el presupuesto para defensa?
No entienden la situación que estamos viviendo en España y en el mundo. Aunque soy contrario a la guerra, debemos ser conscientes de lo que está en juego: nuestra libertad, independencia y valores. Si no somos capaces de defendernos, otros nos impondrán sus valores.
¿Hay alguna reflexión clave que quisiera compartir sobre el futuro de las relaciones globales con China?
China ha logrado crecer tanto porque ha hecho las cosas muy bien, mientras que nosotros hemos cometido errores en nuestra relación con el mundo, especialmente con los países en desarrollo. En África y América Latina, China ha ganado terreno, mientras que Europa ha perdido influencia. Si queremos cambiar esta situación, debemos mejorar nuestra competencia interna y actualizar nuestras políticas de cooperación y desarrollo. También debemos aprobar acuerdos pendientes, como el acuerdo de Mercosur, que lleva 25 años sin resolverse.
✕
Accede a tu cuenta para comentar