Banco de España

Golpe al bolsillo de los españoles: la renta real se sitúa un 17% por debajo de la media europea

Los españoles son los europeos que más renta han perdido desde los niveles previos a la pandemia

Sede del Banco de España en Madrid
Sede del Banco de España en MadridIsabel InfantesEuropa Press

Los españoles son los europeos que más renta han perdido desde antes de la pandemia. Ya lo advirtió la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cuando apuntó que el doble impacto de la inflación y las subidas de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) han golpeado sobre la línea de flotación de los ingresos y las rentas reales de los hogares. Con estas premisas, la renta disponible de las familias españolas -que incluye salarios, pensiones, las ganancias financieras o facturación de autónomos, después de pagar impuestos- se desplomó un -7,8% desde 2019, mientras que otras economías de la eurozona como Irlanda ganaron más de un 28%. Al menos, aunque la renta disponible se ha contraído, no se ha destruido empleo significativamente, lo que ha aliviado la sensación de crisis.

En sus últimas previsiones macroeconómicas, la Comisión Europea apuntaba que los salarios nominales de los trabajadores españoles -lo que se recibe por la prestación de sus funciones laborales- crecerán "de forma marginal" por debajo de la inflación, menos del 5% per cápita este año. En sus cifras sí se aprecia un crecimiento superior al de la inflación en la remuneración de los trabajadores españoles, del 4,7% en 2023, con un crecimiento en la remuneración real de los asalariados per cápita -cuando se descuenta la inflación- de apenas el 0,7%. Sin embargo, la subida de este indicador tiene trampa, ya que incluye tanto los salarios como las cotizaciones a la Seguridad Social, que aumentarán significativamente por la reforma de las pensiones recientemente aprobada.

Pese a que patronal y sindicatos rubricaron ya el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), que marca una subida del 4% para este año -con un 1% adicional si al final de año la inflación supera esa cifra- y un 3% los dos años siguientes, los trabajadores españoles no recuperarán el poder adquisitivo perdido durante el año pasado, que cerró con una inflación media del 8,4%, mientras que los salarios pactados en convenio se quedaron muy lejos de esa cifra, a 5,6 puntos, al subir solo un 2,8%, por lo que ese terrenos perdido ya no lo recuperarán.

En la misma línea, el Banco de España apunta en su informe anual de 2022 la evidente disminución del poder adquisitivo de las rentas de los hogares, lastrados por la inflación y la subida de los tipos de interés, que han limitado el avance del consumo privado y desplomado su capacidad de compra. El supervisor señala que los españoles se alejan cada vez más de los niveles medios europeos de renta. Por tanto, señala que el crecimiento del PIB "no ha sido suficiente para lograr la convergencia con el nivel de renta per cápita del área del euro" por "la persistencia" de una baja productividad y una tasa de empleo "reducida". Por ello defiende que reducir esa brecha debe ser "uno de los objetivos fundamentales" de la política económica española, aunque "sin acumular otros desequilibrios macroeconómicos".

Desde 2005, el proceso de convergencia con la eurozona "se ha detenido, e incluso revertido", señala el supervisor bancario, que también apunta que el diferencial mínimo del 8,8% que se registró hace 18 años se ha ido acrecentando con el paso de los años, hasta situarse un 17% por debajo de la media europea en 2022. Es decir, que los trabajadores españoles tienen una renta disponible 17 puntos por debajo de la media de la zona euro, un desplome de 8,2 puntos menos que en 2004.

Para recuperar lo perdido, y con una visión de largo plazo, el Banco de España estima que resultará fundamental centrar la acción de política económica en España en afrontar los "retos estructurales pendientes de nuestra economía", que han provocado la imposibilidad de esta convergencia. Y para ello identifica dos grandes deficiencias de la economía española: una "baja productividad" y una "reducida tasa de empleo", que además han presentado tradicionalmente una correlación negativa. Pero esta convergencia debe producirse, además, "sin aumentar los desequilibrios macrofinancieros, de forma que sea sostenible en el tiempo".

También señala el informe que España presenta un grado de desigualdad de la riqueza "moderado" en comparativa internacional, asociado a una tenencia de activos reales relativamente más generalizada, aunque la reducción en el porcentaje de propietarios de vivienda desde 2014 habría contribuido a "un aumento de dicha desigualdad". Por ejemplo, el 48,9% de los españoles que residían en viviendas de alquiler estaban en riesgo de pobreza o de exclusión social -el porcentaje más elevado de la UE- y el 40,9% de ellos dedicaban más del 40% de su renta disponible a vivienda -frente a un 21,2% en el promedio de la UE-. Así, unos precios del alquiler elevados, en comparación con las rentas del trabajo, aumentan la proporción de población en riesgo de exclusión social y de hogares con capacidad de gasto restringida en otros bienes y servicios.

El Banco de España incide en que las medidas aprobadas por el Gobierno para hacer frente a la crisis energética y al episodio inflacionista han sido "demasiado generales y demasiado costosas". La entidad, que apuesta por propuestas "focalizadas en los más vulnerables, temporales y que eviten distorsiones en los precios", reconoce que aunque sí se ha conseguido "parar el golpe" para reducir la inflación y estimular la actividad, el mismo objetivo se podría haber conseguido "con un impacto fiscal menor".