Acuerdo de Gobierno
«Lo de Rodalies no se arregla con el traspaso de la gestión a la Generalitat»
Desde el sector ferroviario acusan a la falta de inversión y a boicots el mal funcionamiento del servicio de Cercanías catalán
ERC -Junts mediante- ha conseguido arrancar a Pedro Sánchez una reivindicación histórica de los nacionalistas catalanes: el traspaso de la gestión integral de Rodalies, el servicio de Cercanías de Cataluña. Ahora, aunque la Generalitat es nominalmente la encargada de organizar el servicio, es Renfe la que lo presta y la gestión de las infraestructuras corresponde a Adif. Todo eso cambiará si, finalmente, Sánchez sigue en La Moncloa. Una nueva empresa, Rodalies Catalunya, pasaría a gestionar el servicio con los recursos materiales y humanos ahora tiene Renfe en Cataluña, que le serían traspasados junto con los económicos necesarios para sostener el servicio. Con ello, desde la Generalitat creen, o eso han defendido siempre, que Rodalies mejorará las cuestionables prestaciones que ahora ofrece. Aunque en el sector ferroviario no lo tienen tan claro.
El historial de averías de Rodalies es eterno. Solo desde el pasado mes de agosto se han producido medio centenar y desde la Generalitat han contabilizado más de 800, con retrasos asociados superiores a los 100 minutos, en 2022. Pero el problema, según esgrimen desde el sector, no está en la gestión de Renfe sino en la falta de recursos. Desde el Sindicato Ferroviario, que va a proponer al resto de organizaciones presentes en el Comité General de Empresa de Renfe movilizaciones contra el traspaso -el sindicato de maquinistas Semaf tampoco las descarta-; dicen que el problema de Rodalies no se soluciona cambiando el nombre de su titular. En su opinión, «hace falta invertir en la renovación y en el mantenimiento de sus infraestructuras», así como en la renovación de sus talleres y en la falta de personal.
CC OO también asegura que el problema de Rodalies pasa por «poner remedio al deterioro de la calidad en la prestación de este servicio debido a la falta de inversión que ha sufrido el ferrocarril convencional y a la escasez de plantilla de ambas empresas [Adif y Renfe].
Aumento de la inversión
Desde que Pedro Sánchez está en La Moncloa, cargo en el que le han sustentado los nacionalistas catalanes, la inversión para mejorar el servicio de Rodalies se ha incrementado. En los años 2020 y 2021, en el marco del Plan de Rodalies 2020-2030, que prevé una inversión de casi 6.400 millones de euros en esos diez años; Adif ejecutó inversiones superiores a los 430 millones de euros, mientras que las de Renfe ascendieron a casi 70 millones. A finales del año pasado, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) también anunció el encargo de 97 nuevos trenes, valorados en 858 millones de euros, para renovar también la flota de Rodalies. Y la propia titular del departamento, Raquel Sánchez, ha asegurado que este año se iban a destinar 1.012 millones de euros para avanzar en las mejoras de las infraestructuras de este servicio.
En total, el Gobierno ya ha terminado proyectos ferroviarios en Cataluña por valor de 1.000 millones de euros, según han asegurado desde el Mitma. Hasta el primer semestre de este ejercicio, según la evaluación del propio Plan de Rodalies, se ha licitado el 48% de lo previsto en el periodo 2020-2025, se ha adjudicado el 45% y la ejecución presupuestaria ha sido del 33,3%. Entre otros hitos, de las cincuenta estaciones donde se prevén grandes actuaciones, diez ya están terminadas, 21 están en obras y 19 en proyecto.
Pese a todo, el dinero invertido ya no parece todavía haber alcanzado para mejorar unas prestaciones que alguna fuente del sector ferroviario considera que también se ven penalizadas por «sabotajes» y que, según admiten tanto Mitma como Generalitat, tardarán años en apreciarse. De momento, sólo ha servido para revolver a los sindicatos, que temen por los derechos de las plantillas de Renfe y Adif; y para dejar en evidencia lo que sostenía hace sólo seis meses el Mitma de que el traspaso no se haría. Entonces, la ministra Raquel Sánchez aseguraba que la cesión integral del servicio de Rodalies no era posible y acusaba a la Generalitat de falta de compromiso con las infraestructuras en la región. Sánchez acusaba a la Generalitat de no cumplir con sus obligaciones con estos servicios. La titular de Transportes añadía a esto que el Ejecutivo central estaba invirtiendo «como nunca» en los trenes catalanes y catalogaba de «munición electoral» el discurso que ERC y Junts hacían sobre el asunto.
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