Europa

El secuestro de Europa

Los eurofuncionarios de las instituciones comunitarias de Bruselas también se equivocan, aunque ellos no se lo crean y piensen que son infalibles

Banderas europeas ondean cerca del edificio del Consejo de Europa en Bruselas
Banderas europeas ondean cerca del edificio del Consejo de Europa en Bruselaslarazon

Durante los últimos años hemos asistido al “secuestro de Europa”, de la UE y del sentimiento europeo, por parte de una élite en la que destacan con nombre propio los euro-funcionarios de las Instituciones Comunitarias. Son ellos, especialmente los de más nivel, apoyados por otros grupos que viven de ese momio, los que se han apropiado, ante la dejadez de los demás, de lo que podríamos denominar el reparto del carnet de europeísta, que, por supuesto, no reciben ninguno de los que osan criticar sus “tejes manejes”. Es más, cualquier crítica que se hace a lo que proponen en Bruselas, por ejemplo, recibe acto seguido por parte de estos colectivos la correspondiente descalificación de antieuropea.

Ya puede uno confesar que es profundamente europeísta, insistir en que el proceso de construcción de la UE es uno de los acontecimientos claves que han sucedido en el viejo continente en los últimos siglos, que nos ha traído, por ejemplo, un largo periodo de paz, que, si critica algo del funcionamiento o de las propuestas de Bruselas, pasa a ser calificado de antieuropeo. Ya puede uno recalcar hasta la saciedad que la entrada de España en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) ha traído a nuestro país décadas de desarrollo económico nunca conocido que, como al mismo tiempo ponga de manifiesto los privilegios de los que se benefician ese grupo de euro-funcionarios, en forma de sueldos elevados, tratamiento fiscal más que favorable y pensiones de lo más generosas, pasará a ser calificado automáticamente de antieuropeo o antieuropeísta. Los “sienta” muy mal y, si se recuerda que encima todo ello es pagado con cargo a nuestros impuestos y que deberían estar a nuestro servicio, al de los ciudadanos europeos, se suben por las paredes. Y todo ello lo hacen desde una posición de superioridad moral, que no se sabe muy bien de donde sale, subidos en su pedestal intelectual, metidos en su burbuja, ajenos a las crisis, especialmente la económica, porque su situación privilegiada no se toca. ¿Hasta cuándo aguantaremos el resto de los europeos que ese grupo haya consumado el secuestro o rapto de Europa? Los de Bruselas también se equivocan, aunque ellos no se lo crean y piensen que son infalibles.