Competencias digitales
Ojo al dato: de las escuelas de negocio al centro de formación digital
La falta de profesionales digitales y del dato hace que surjan nuevas formaciones destinadas a suplir estas habilidades de la nueva economía.
Igual que (casi) todos sabemos leer y escribir, la digitalización de la economía y de la sociedad exige que esta alfabetización digital se extienda a todos los estratos de la sociedad.
De hecho, las competencias digitales se consideran esenciales para nuestra forma de vivir, aprender y trabajar. El uso confiado y crítico de la tecnología digital es clave para apoyar el aprendizaje permanente, la ciudadanía activa, la empleabilidad y la inclusión. Los ciudadanos pueden utilizar sus competencias digitales para acceder a la información y al apoyo, acceder a nuevas oportunidades de aprendizaje y empleo, ser creativos y emprendedores, encontrar nuevas oportunidades y ayudar a los demás.
Algunas de las competencias clave son: alfabetización en información y datos, comunicación y colaboración, creación de contenidos digitales, seguridad o resolución de problemas.
Según datos de la Comisión Europea, prácticamente todos los puestos de trabajo actuales requieren algún tipo, por mínimo que sea, de competencia digital. Aunque en los últimos 10 años se han creado en la UE aproximadamente 2 millones de puestos de especialistas en TIC, la Comisión observa que 4 de cada 10 empresas europeas que buscaban contratar especialistas en TIC se encuentran con dificultades para cubrir las vacantes.
Es más, el 44% de la población de la UE y el 37% de su mano de obra carecían de suficientes competencias digitales en 2016.
De la necesidad, virtud
Esta falta de profesionales es lo que empujó a algunos de los directivos de las compañías tecnológicas de nuestro país plantearse por qué no crear escuelas de negocio, pero centradas en el mundo digital, para suplir esta carencia. Así es como nacieron empresas como ISDI, MBIT o Mioti. La CEO y cofundadora de MIOTI Tech & Business School, Fabiola Pérez, lo resume asegurando que “nacimos para formar a los profesionales que necesitábamos nosotros en nuestras startups”.
Estos perfiles están muy estrechamente ligados con lo que es el mundo del dato. Aunque ahora hay más profesionales, cuando nacieron todas estas escuelas de negocio eran muy pocos y todas las empresas acababan “peleándose” por ellos. “Hablábamos entre nosotros y nos dimos cuenta de que nos estábamos quitando el talento los unos a los otros y nos pisábamos un poco la manguera”, ilustra Rodrigo Miranda, director general ISDI, otra de las escuelas que nació para dar respuesta a esta necesidad de profesionales.
La oferta formativa de estos centros de formación es variada y fluctúa con el tiempo, pero tiene el eje común de estar siempre relacionada con todas las temáticas del mundo digital: gestión y tratamiento del dato, analítica… Los cursos van desde formaciones cortas de unos meses hasta un año o varios de duración y con títulos que llegan al de máster. “Somos la formación para los obreros del dato, aunque llegamos a puestos de gerencia”, resumen Daniel Morón, director general de MBIT.
Esta oferta pretende dar respuesta a las diferentes necesidades formativas de la actual masa laboral: desde perfiles recién salidos de la universidad y con apenas experiencia a aquellos que ya acumulan cierto recorrido y que, en lugar de hacer un MBA tradicional, optan por una formación más tecnológica y a aquellos que, pasados los 40, están en puestos directivos y quieren reforzar sus habilidades, especialmente en el ámbito digital.
Perfil variado
Estos cursos también se alejan de la tradicional separación entre letras y ciencias para permitir que expertos de las primeras se sientan más cómodos y atraídos por disciplinas más próximos a las segundas. “Muchos expertos en Recursos Humanos, que suelen preceder de psicología o derecho, se dan cuenta de las posibilidades que tienen después de ser expertos en People Analytics, mejorando sus procesos de reclutamiento”, expone Daniel Morón.
De hecho, la reconversión de profesionales ya asentados que buscan nuevas oportunidades laborales en el sector digital es otro de los perfiles de estudiantes que más se pueden localizar en estas escuelas formativas. Rodrigo Miranda, director general ISDI, asegura que cuentan con un proyecto formativo que ayudar a reincorporar al mercado laboral a mayores de 45. “Empezamos a formar a mayores de 50 años, pero lo hemos bajado a los 45 para ayudar a esa reinvención profesional a prácticamente a cualquier edad”.
Aunque es difícil, por tanto, establecer un perfil del tipo de estudiante que acude a estas formaciones, los responsables de estas escuelas de negocio lo tienen bastante claro: suelen ser personas inquietas, curiosas, que sienten que quieren seguir aprendiendo toda la vida. “Les va la marcha”, resume Miranda. “Metemos a los alumnos en una dinámica en la que todo es posible. Somos exigentes, aunque podamos ir en zapatillas”.
Ellas siguen siendo menos
Eso sí, todos ellos reconocen que la presencia femenina en las aulas sigue siendo minoritaria, aunque algunos esbozan algún rayo de esperanza. Por ejemplo, desde MBIT se asegura que hay líneas formativas en las que ellas ya suponen el 40% de los estudiantes.
Fabiola Pérez tiene una sensación agridulce en este asunto. Asegura que en sus primeras promociones, ellas representaron el 16% de los alumnos. “Pero ese dato, desgraciadamente, ha ido cayendo durante los años y hay menos mujeres ingenieras y técnicas acercándose a nuestra escuela de negocio”, asegura. Sin embargo, reconoce que cuando “hemos incorporado perfiles en el máster de Data Strategy, hemos vuelto a ver un resurgir de mujeres aparecer en esta área”.
Firme defensora de promover las vocaciones técnicas desde la más tierna infancia, cree también que es necesario fomentar el emprendimiento femenino, también en le mundo de lo social.
Fomentar la empleabilidad
Todas estas escuelas de negocio suelen contar, no solo entre sus fundadores sino también entre su claustro de profesores, a profesionales de reputado prestigio en el sector.
Como buenas escuelas de posgrado, una de las propuestas de estas organizaciones está más allá de las clases teóricas y prácticas: la asistencia a masterclass o a eventos más “lúdicos” para fomentar el networking; esto es, la generación de contactos. No se trata solo de que estos profesionales en activo puedan encontrar y atraer talento de estas escuelas de negocio para sus organizaciones, sino también el fomentar la creación de nuevas startups.
“No se trata de con quién vas a estar sentado en la mesa, sino con quién vas a poder hacer cosas”, asegura Miranda, “independientemente del nivel profesional o de dirección que tenga cada uno.
Para Fabiola Pérez, la mayoría de los alumnos que se inscriben en este tipo de formaciones van buscando conocimientos, más que crear una nueva red de contactos que les abra más posibilidades profesionales, aunque reconocer que entre los de perfil más directivo sí que muchas veces acuden a esas sesiones de networking para reclutar talento. “No están buscando específicamente ese networking, pero lo encuentran”, resume.
¿MBA o Master digital?
Miranda, ingeniero de telecomunicaciones y máster por una de las escuelas de negocio “clásicas” (IESE) asegura que estas dos formaciones, lejos de ser sustitutivas, son complementarias. “Si eres una persona en torno a los 45 años y estás en esa fase directiva con cierta responsabilidad y proyección personal, necesitas un componente digital pero también de gestión. Me cuesta mucho imaginar un directivo en un comité de dirección que no conozca algo de digital y que no conozca modelos de gestión de empresa”, expone.
Para Pérez, “sí somos competencia de estas escuelas más tradicionales desde el momento en que ellas nos ven así” aunque a renglón seguido añade que las formaciones de estos dos tipos de escuela son diferentes. “No son comparables las formaciones. No venimos del mismo sitio ni intentamos resolver la misma problemática”, defiende
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