
Economía
El suplicio de hacer la compra: el precio de los alimentos se ha disparado un 36% con Sánchez
El alza de costes laborales e impuestos desata una espiral inflacionista. El diésel ha subido 26 céntimos por litro desde 2018 y Hacienda quiere subirlo otros 11 céntimos más

Los precios se han convertido en una de las principales preocupaciones bajo el mandato de Pedro Sánchez, sobre todo en los últimos tres años. Una crisis inflacionista como no se vivía en España desde mediados de los años 80, con Felipe González, ha devuelto al IPC a las primeras páginas, con tasas por encima del 10% en el verano de 2022. Aunque esas cifras ahora se han moderado tras el "shock" inicial causado por la invasión rusa de Ucrania, no nos dejemos engañar por titulares del tipo «El IPC baja...». Los precios no han parado de subir: un IPC del 3%, como el del pasado enero no significa otra cosa que una subida de los precios del 3% en el último año. Sí, es inferior a la de años anteriores (3,4% en enero de 2024, 5,9% en 2023 y 6,1% en 2022), pero no deja de ser una subida. Más lenta, pero subida al fin y al cabo.

De hecho, desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno de España, los precios han crecido un 20% de media, mientras que el salario más frecuente –el dato más fiable para medir la capacidad adquisitiva– lleva siete años estancado en torno a 18.500 euros. El diésel ha subido 26 céntimos por litro (un 21%), desde 1,24 a 1,5 euros de media y Hacienda quiere subirlo otros 11 céntimos más. Si nos fijamos sólo en los alimentos, se han disparado un 36% desde junio de 2018, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Datos que explican por sí solos por qué una tarea tan cotidiana como hacer la compra se ha convertido en un suplicio para la mayoría de los españoles, que ven como cada vez su dinero cunde menos y el carro llega más vacío.
¿Por qué? No es que los supermercados se estén «forrando», como deslizan cada vez que pueden desde el ala comunista del Gobierno. De hecho, su margen de beneficios está de media en el 4,7%, su nivel más bajo de los últimos diez años. En el caso del gigante Mercadona apenas gana 2,5 céntimos por cada euro que vende. Es sencillamente un problema de costes. Si alguien en Moncloa pensaba que subir eternamente los costes laborales y los impuestos a las empresas –ya sea en el campo, el transporte o los supermercados–, no iba a tener consecuencias en los precios parece que estaba muy equivocado.
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