Opinión
El tocomocho de la PAC
La supresión de multas este año y la rebaja el que viene no son más que más barullo y confusión
Así define la RAE el tocomocho: «Timo cometido con un billete de lotería falso con el que se estafa a alguien vendiéndoselo o intentando vendérselo como premiado, a un precio inferior al de su premio». En sentido estricto, no puede aplicarse esa definición a lo que está sucediendo con las ayudas de la nueva PAC, especialmente al nuevo instrumento denominado eco-regímenes, pero algo ahí de tocomocho. Vayamos por partes. El Plan Estratégico de la PAC impuesto por Planas recoge una serie de normas de difícil cumplimiento para los citados eco-regímenes, con sus correspondientes sanciones en caso de no cumplir esos requisitos. Ahora, constatada esa dificultad en la realidad, aunque ya era evidente hace unos meses, va el ministro de Agricultura y plantea que durante 2023 no se aplicarán las multas y anuncia que en 2024 las penalizaciones se reducirán a la mitad. Estamos ante la prueba del nueve de que las normas planteadas inicialmente estaban fuera de la realidad, por lo menos a corto plazo y eran malas. En principio, parece que esa derogación de las penalizaciones es una buena noticia para los que apliquen los eco-regímenes y pretendan cobrar la ayuda prevista. Pero hay que tener mucho cuidado, porque puede haber perjudicados.
Lo explico con un ejemplo. Se puede dar el caso de que un agricultor que tuvo que decidir en octubre-noviembre que se iba a acoger a algún eco-régimen, porque era el momento de realizar las siembras y de comprar semillas, por lo que incurrió en un incremento de sus gastos de producción; se puede encontrar ahora con que está en la misma situación que otro agricultor que no ha tenido ese incremento de gastos y que, a la vista de que no habrá sanciones, también pedirá la ayuda. Además, esta derogación de las multas puede provocar que se apunten muchos más de los previstos en un principio y, como hay un tope de dinero, se reduzca el importe para todos los que decidan poner en marcha esa «práctica respetuosa para el clima y el medio ambiente», que es cómo se definen los eco-regímenes. En resumen, más barullo y follón.
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