Economía

El trapecista de Cibeles y su museo

El Banco de España acaba de publicar el primer informe anual de la era Escrivá, complaciente con el Gobierno, pero que incluye algunos guiños de trapecista para otros públicos

El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, durante las jornadas de Información Macroeconómica, organizadas por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE).
El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, durante las jornadas de Información Macroeconómica, organizadas por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE).Fernando SánchezEuropa Press

Spencer Johnson (1938-2017) , escritor y psicólogo norteamericano, autor del «best-seller» «¿Quién se ha llevado mi queso?», también explicaba que «la clave de una buena relación es el equilibrio».

Philippe Pettit, el funambulista francés que en agosto de 1974, tendió un cable entre las azoteas de las dos desaparecidas Torres Gemelas de Nueva York y cruzó de una a otra sobre el vacío, decía que «el equilibrio es la clave para encontrar belleza en lo imposible».

Los trapecistas son otros de los reyes del equilibrio. Algunos actúan con red y otros sin ella y proliferan también fuera del trapecio. José Luis Escrivá, gobernador del Banco de España, ha intentado jugar a trapecista con el Informe Anual del Banco de España con suerte desigual, aunque gozaba de la ventaja de una muy amplia y cómoda red de seguridad, que ha necesitado utilizar. Es probable que no sea la última vez y, además, por su acaso, prepara otras.

La historia es conocida y pronto se perderá por entre la acumulación de asuntos extraordinarios. Eso no impide que no tenga su importancia, que no trascenderá mucho más allá de los ámbitos económicos y de alguna puya, más o menos a tiempo, que le pueda lanzar Alberto Núñez Feijóo a Pedro Sánchez, que le contestará que el gobernador del Banco de España es independiente y dice lo que considera más oportuno.

El Informe Anual del Banco de España es el documento más significativo que elabora la institución, asumido por el Gobernador como propio y confeccionado por el departamento de Economía, que en los últimos años ha dirigido Ángel Gavilán, que acaba de dimitir, digan lo que digan, por discrepancias manifiestas con el «todopoderoso» jefe de banco.

Escrivá buscaba su propia cuadratura del círculo: contentar al Gobierno, obviar cualquier opinión crítica sobre las pensiones –reformadas por él mismo en medio de polémicas notables– y también demostrar independencia. Una actuación, en pocas palabras, de trapecista.

Al final, aunque la tormenta pasará, no ha conseguido sus objetivos. El Gobierno esperaba un informe todavía más favorable. El silencio sobre las pensiones ha causado más revuelo que una crítica y la independencia de la institución ha sufrido.

No es irreparable, ni dramático, pero es un hecho, a pesar de que el propio Escrivá dijera en el Foro de Expansión, minutos después de la dimisión de Gavilán: «Difícilmente alguien puede pensar que no soy un banquero central independiente».

El Banco de España, con Gobiernos de uno y otro signo, desde los tiempos de Felipe González y José María Aznar, ha ejercido de Pepito Grillo, aunque se pueden citar excepciones con Fernández Ordóñez de gobernador y Zapatero en la Moncloa y Linde en el banco y Rajoy en la presidencia.

Luis Ángel Rojo (1934-2011), al frente de la institución con el PSOE y el PP en el poder, lo explicaba: «Los economistas son los encargados de decirles a los ciudadanos y a los Gobiernos que los Reyes Magos no existen». Escrivá, y lo decía antes de ser gobernador, tiene otra visión de la institución y empieza a aplicarla.

Eso sí, como sus predecesores, concentra todos los poderes en el banco y no tiene intención de compartirlos. Mantendrá lo que, en palabras de la actual subgobernadora del Banco de España, Soledad Núñez, sería «un sistema imperial». A Núñez la aceptó en el cargo, aunque quizá hubiera preferido a otra persona, como Eva Valle, actual directora general de relaciones institucionales del banco.

Fichada por el propio Escrivá está casada con Alberto Nadal, ex-secretario de Estado con el PP y hermano del ex-ministro Álvaro Nadal, y que vuelve a sonar como cerebro económico de los populares. Más equilibrios en el trapecio, mientras se prepara, por si acaso, otra red de seguridad.

José Luis Escrivá, mientras tanto, a quien nadie niega su capacidad y competencia profesional, ha puesto en marcha otro proyecto. Quiere convertir en museo, abierto al público, una gran parte de la sede del Banco de España que da al Paseo de Recoletos, en pleno centro de Madrid.

Todo se inserta dentro del plan de gobernador de acercar la institución a los ciudadanos, algo que propone desde que accedió al cargo. El proyecto es complejo porque requiere obras importantes en el edificio. No obstante, todo ha empezado a ponerse en marcha y hay un equipo de más de medio centenar de personas de la plantilla del banco dedicados a ello.

El gobernador, siempre muy ejecutivo y poco amigo de esperas, ha dado varias instrucciones, pero una muy tajante: todo debe estar concluido y el museo inaugurado antes de que finalice su mandato. Mientras tanto, Escrivá, desde la soledad del trapecio, intenta alcanzar ese equilibrio, que es «la clave de una buena relación» como decía Spencer Johnson.