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Voluntariado, fuente de «riqueza» para la sociedad

Infancia y personas con discapacidad, son los colectivos que con más frecuencia reciben la asistencia del voluntariado
Infancia y personas con discapacidad, son los colectivos que con más frecuencia reciben la asistencia del voluntariadolarazon

«El voluntariado es una fuente de fortaleza para la comunidad, de resiliencia, solidaridad y cohesión social», decía el que fuera octavo secretario general de la ONU, Ban Ki Moon. Conscientes de esta realidad, las empresas no se quieren quedar al margen y realizan cada vez más actividades de voluntariado corporativo. A pesar de que el fenómeno tiene en España menos tradición que en otros países de nuestro entorno, ha seguido aumentando el número de empresas que lo incorporan a su estrategia.

El último informe de 2013 del Observatorio de Voluntariado Corporativo revela que un 69% de las empresas encuestadas practica voluntariado, respecto al 57% que declaraba hacerlo en 2011. «Entre los motivos por los que las empresas diseñan y ponen en marcha una estrategia de voluntariado corporativo, se encuentran la de tener un impacto positivo en la necesidad de soluciones sociales; impulsar el orgullo de pertenencia, mejorar y fortalecer su imagen de marca, así como el clima laboral», explica Rafael Herraiz, director general de Cooperación Internacional ONG. «El sector empresarial es cada vez más consciente de que puede aprovechar su estructura para la generación de beneficios sociales y medioambientales. Una vía para ello es el desarrollo de una estrategia de voluntariado entre sus empleados. En muchos casos, estas planificaciones combinan elementos de acción social con la gestión de recursos humanos, y suelen estar alineadas con la cultura y valores de la organización. Desde su experiencia, las empresas descubren no sólo el evidente atractivo que para su imagen de marca supone el voluntariado corporativo, sino el valioso enriquecimiento, a todos los niveles, que les aporta su implicación social». añade Herraiz.

Infancia y juventud y personas con discapacidad son los colectivos que con más frecuencia reciben la asistencia del voluntariado corporativo. En la mayoría de los casos se trata de actividades que se realizan en grupo más que de manera individual por su capacidad de generar mayor confianza y compromiso. Pero para lograr el desafío de que las empresas sean cada vez más responsables en su aportación a los problemas sociales, es necesario crear antes un campo fértil en el que iniciativas como el voluntario corporativo puedan germinar de modo estable y duradero. De otro modo, corre el riesgo de pasar como un adorno o una moda: un elemento circunstancial y accesorio dentro de las estructuras empresariales. «Si las ONG y las empresas trabajan de manera profesional, el voluntariado corporativo se alejará cada vez más de ser una moda para ser un instrumento social y una herramienta de empresa», apunta Herraiz.

El 80% de las empresas abren sus programas a los familiares de los empleados. Unas políticas que resultan beneficiosas no sólo para los programas, que cuenta con mayores recursos, sino sobre todo para la sensibilización y formación en esta materia de los más jóvenes como los hijos de los empleados.

El reto

Aunque cada vez más las empresas tienen interés en ofrecer voluntariados con el valor profesional que sus empleados pueden aportar, en la mayoría de los casos, la actividad es «no profesional», es decir, no está asociada a un conocimiento especializado. En este sentido, «el gran reto para las empresas y las entidades no lucrativas es engarzar esos conocimientos especializados en programas que aporten valor social», explica Herraiz. El desarrollo de proyectos en los que puedan participar voluntarios aplicando sus conocimientos, requiere de un mayor esfuerzo en su diseño y planificación y de un mayor trabajo conjunto entre empresa y ONG.

Claros objetivos

Montse Ventosa, socia directora de Grooooow, apunta a tres objetivos, como mínimo, por los que las empresas desarrollan voluntariado corporativo.

1. Contribuir a fortalecer su marca, su reputación entre sus consumidores, en un mundo con mayor concienciación social, y mayor necesidad de diferenciación.

2. Motivar a sus empleados actuales y potenciales, crear «engagement» a su cultura, demostrando que tiene una vertiente solidaria. «En algunas empresas, los empleados eligen de forma democrática en qué acciones sociales participan».

3. El tercer objetivo es formar y transmitir a los empleados la cultura y más allá de contribuir al crecimiento personal y profesional. «Por ejemplo, algunas empresas envían a sus líderes a misiones de voluntariado social para desarrollar sus habilidades sociales, e incluso emocionales».