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Editorial

Demagogia y sectarismo interesado

Lo que menos les importa es la verdadera tragedia que sufre el pueblo palestino, el mismo horror que sufrieron las familias judías a las que violaron y secuestraron las huestes enviadas por Hamás

Las manifestaciones propalestinas cortan el recorrido de la Vuelta en el centro de Madrid Rodrigo JiménezEFE

La fiesta del deporte que siempre debería acompañar a un gran evento deportivo se vio ayer completamente desvirtuada, adulterada, deformada y directamente corrompida por el interés político demostrado por la izquierda, ya sea desde el PSOE o cualquiera de las formaciones a la izquierda, sea Sumar, Podemos, Izquierda Unida o cualquiera de la multiplicidad de siglas que se esconden detrás del sectarismo. Lo han hecho durante las últimas tres semanas con la Vuelta Ciclista a España, cuyo trampolín mediático internacional han utilizado para apuntalar su discurso antisemita, utilizando el dolor de un pueblo palestino que lo que necesita, además del fin de las hostilidades, es dejar atrás el control terrorista de Hamás para poder avanzar en su libertad. Utilizar el dolor ajeno en beneficio político propio no es ni cristiano ni mahometano. Es intransigencia partidista y proselitismo. Posturas como la del delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, dejan en evidencia su capacidad para ser un cargo público, que debería velar por la seguridad de todos los ciudadanos, sin anteponer consignas ni órdenes políticas. Sus declaraciones en pleno acoso de los activistas a la carrera denotan que es más importante lo que ordenen desde Moncloa que lo que debe ser su trabajo: «Estamos viendo una digna defensa de los mejores valores por parte de los españoles, que están mayoritariamente manifestándose en favor de la paz, la solidaridad y en apoyo al pueblo palestino». Los derechos y seguridad de los ciclistas le importan un bledo, los deseos de los aficionados de disfrutar del paso del pelotón, tampoco. Mucho menos los derechos de los que no piensan como ellos y entienden que la verdad siempre tiene dos caras. Y absolutamente nada la imagen de España ante nuestros socios de cabecera, que ven cómo se radicalizan nuestros postulados por la izquierda de la izquierda. Lo dijo ayer alto y claro la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cuando aseguró que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está «lanzando fuego» y utilizando el deporte «para dividir». Ayer, radicales propalestinos, jaleados desde el Gobierno, invadieron con violencia el tramo final de la Vuelta y provocaron disturbios, lo que obligó a cargas policiales. Para rematar el despropósito, Sumar vuelve a recurrir al comodín de Eurovisión, para pedir que, si Israel participa en la edición de 2026, se debe seguir el ejemplo de «dignidad» que ha desempeñado la sociedad durante la Vuelta y se le haga boicot. Demagogia barata y política de trinchera que solo busca sacar rédito electoral. Lo que menos les importa es la verdadera tragedia que sufre el pueblo palestino, el mismo horror que sufrieron las familias judías a las que violaron y secuestraron las huestes enviadas por Hamás, y que siguen esperando su retorno a casa y que les pidan perdón.