Editorial

El Ejército, garante de la España en libertad

El recordatorio de las misiones que la Constitución encarga a las Fuerzas Armadas suele despertar indignadas reacciones en los sectores nacionalistas.

La Princesa Leonor (1i), el Rey Felipe VI (2d) y la Reina Letizia (1d), durante la Pascua Militar, en el Palacio Real, a 6 de enero de 2024, en Madrid (España). Es la primera vez que la Princesa Leonor asiste a la ceremonia de la Pascua Militar, y lo hace con su uniforme de gala de cadete de la Academia General Militar (AGM) de Zaragoza. Durante el acto, se rinden honores mediante el himno nacional y una salva de 21 cañonazos, y el Rey Felipe VI pasa revista. Posteriormente, se realiza la imp...
Los Reyes y la Princesa presiden la Pascua Militar en el Palacio Real de MadridAlejandro Martínez VélezEuropa Press

La solemne celebración de la Pascua Militar, con la que, tradicionalmente, el Jefe del Estado abre el curso político e institucional de la Casa Real, volvió a ser reflejo de la admiración y simpatía que la inmensa mayoría de los españoles dispensa a sus Fuerzas Armadas, con inclusión destacada de a Guardia Civil, y la mejor oportunidad para que el Rey, que ejerce el mando supremo de los Ejércitos, exprese el agradecimiento de la Nación a quienes están dispuestos a cumplir con sus deberes por encima de la propia vida.

Pero el acto que, ayer, reunió en el Palacio Real a las principales instituciones del Estado, venía marcado por dos hechos de singular trascendencia. El primero, la presencia de la Heredera de la Corona, la Princesa de Asturias, ya como miembro de pleno derecho de la gran familia militar y, el segundo, nada feliz, conformado por las sombras de una situación política que, con la amnistía a los golpistas catalanes como telón de fondo, tensiona a la opinión pública y abre la vía al enfrentamiento social.

Y, una vez más, Su Majestad marcó las líneas maestras que enmarcan la convivencia de los ciudadanos en paz, libertad y seguridad, y lo hizo, precisamente, ante quienes tienen la responsabilidad consagrada en el artículo 8 de la Carta Magna de «garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional. Deberes que, como resumió Don Felipe en su intervención, tienen su principal razón de ser en que «los españoles podamos disfrutar de nuestros derechos y libertades».

Ciertamente, el recordatorio de las misiones primordiales que la Constitución encarga específicamente a las Fuerzas Armadas y, también, a las Fuerzas de Seguridad suele despertar indignadas reacciones en los sectores nacionalistas, con periódicas alusiones al «ruido de sables» y denuncias de actitudes golpistas entre los militares que, por supuesto, carecen del menor fundamento y que chocan sin ambages con la realidad de unos profesionales de la milicia que desde hace más de cuatro décadas se mantienen en su ámbito de actuación desde la más exquisita neutralidad, volcados en el perfeccionamiento de sus capacidades y en el cumplimiento de las órdenes, estrategias y misiones que establecen los distintos gobiernos.

Unos militares a quienes en demasiadas ocasiones, y no sólo por razones de índole presupuestaria, se le han negado los instrumentos materiales que precisan para cumplimentar sus deberes en las mejores condiciones. Y sin embargo, como ayer recordó Su Majestad, las Fuerzas Armadas han desarrollado con la mayor eficacia las misiones encomendadas dentro y fuera del territorio nacional, con enormes sacrificios personales, que han despertado la admiración de nuestros aliados y asumiendo un papel fundamental en la preservación de la identidad histórica de España.