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Editorial

En el mejor interés de los valencianos

Más que unos meses de crispación y enfrentamiento electoral, lo que los valencianos necesitan es un gobierno estable que acelere los ritmos de las ayudas, de la reparación de las infraestructuras y, sobre todo, con respaldo suficiente para hacer frente a las políticas cicateras, por sectarias, del Gobierno de Pedro Sánchez, más interesado en desalojar al PP que en arrimar el hombro ante la desgracia

Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal Alberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS

El Partido Popular y Vox son dos formaciones políticas diferentes, cada una con sus propios planteamientos ideológicos, con estrategias electorales naturalmente distintas y solo desde un concepto exclusivamente frentista de la política nacional, como el que, por otra parte, ha fomentado el sanchismo desde su llegada al poder, se puede pretender que renuncien a principios que son innegociables para sus votantes sin más razón ni finalidad que impedir que gobiernen las izquierdas. Creemos necesario hacer esta puntualización porque creemos que ya ha pasado el tiempo suficiente para que la opinión pública española supere la imagen de un partido de “hermanos separados” que se ha venido atribuyendo a los seguidores de Santiago Abascal, aunque solo sea para no frustrar unas expectativas de acuerdo que el fuerte acento conservador que viene impregnando la deriva de Vox, y que, dicho sea de paso, ha llevado al abandono de algunos de los principales fundadores del partido, obliga a rebajar. Ahora bien, los dirigentes de ambas formaciones deberían reconocer que la situación económica y social en la comunidad valenciana, especialmente en las comarcas de la capital, Valencia, aconseja priorizar el interés general de sus ciudadanos sobre las estrategias de partido, por muy legítimas que estas sean, más aún cuando Vox y el PP se enfrentarán en diciembre en las urnas extremeñas, en unas elecciones adelantadas por la negativa de los de Abascal a acordar los Presupuestos de la comunidad de Extremadura. Desde este punto de vista, entendemos perfectamente la tentación del partido de la calle Bambú, al que las encuestas conceden una senda de crecimiento, incluso con votantes que proceden del PSOE, de romper la baraja y llevar a otro adelanto electoral, esta vez en Valencia, pero creemos que se equivocarían si no son capaces de llegar a un acuerdo con los populares, cuando la urgencia de la reconstrucción de las zonas devastadas por las riadas permanece. Más que unos meses de crispación y enfrentamiento electoral, lo que los valencianos necesitan es un gobierno estable que acelere los ritmos de las ayudas, de la reparación de las infraestructuras y, sobre todo, con respaldo suficiente para hacer frente a las políticas cicateras, por sectarias, del Gobierno de Pedro Sánchez, más interesado en desalojar al PP que en arrimar el hombro ante la desgracia. Un acuerdo, pues, de mínimos, que no significa renuncia alguna a la defensa de los postulados propios de cada formación, pero que permita mantener el ritmo de la reconstrucción. Es, además, lo que prefieren la mayoría de los valencianos, como reflejan los últimos sondeos de opinión, que no ven ventaja alguna a seguir abriendo espacios de confrontación ideológica y política entre Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal allí donde, precisamente, más se necesita solidaridad y encarar objetivos comunes. Por supuesto, desde la libertad de dos partidos soberanos e ideológicamente diferentes a los que unen tantas cosas, como cosas les separan.